La crisis y los estados de ánimo
La crisis, o mejor dicho la recesión, o aún mejor dicho la depresión, está en boca de todos. Para que nos entendamos en lenguaje coloquial: la cosa está mu malita. Y diréis: «Me cagonlaputa, vengo a un blog de risa a reírme y lo que me encuentro es un post sobre la crisis, ¡váyase a la mierda! ¡Aguafiestas! ¡Pesao!» Y a esto me refiero con lo de que la crisis altera nuestro estado de ánimo. Aunque yo venga aquí a contaros cuatro chistes malos, la simple mención a la bicha os ha puesto de una mala leche del copón.
Sin ir más lejos a mí mismo. Pongan por caso que salgo de trabajar y vengo con todo el ánimo del mundo a mi piso a escribir un post para el blog. Que por las noches aúlla. No es que hable, es que me grita: «¡Oyeee, actualízameee peazo vagooo! ¡Pon algo! ¡Aunque sea un vídeo de un gatito! ¡Lo que sea!» Sí, mi blog tiene vida propia; qué pasa. O eso, o tendrán razón aquellos que me decían que las pastillas que vendía el cani de la esquina no eran exactamente las mismas que las de la farmacia. «¡Son genéricos!» – decía yo. Pero no.
Al caso, que venía yo con toda la ilusión para escribir un post y de repente entraba en Menéame. Craso error. Uno va por la calle y ve tan tranquilo como la gente vive su vida y parece todo normal. Tú luego llegas a casa, entras a Menéame y piensas que el mundo se acaba en dos minutos. Es más, yo un día me asomé otra vez a la calle por si la revolución había empezado ya y no me había enterado. Fuego, destrucción, veo en los comentarios. Pero todo sigue igual. A pesar de todo, uno lee las noticias y no puede dejar de invadirle un desasosiego y una mala ostia que ponte a escribir un post. Imposible porque no hay manera de representar la espuma que sale por la boca en letras del abecedario.
No se puede seguir así. Todo el día con el desasosiego. Todo el día de mala leche. La gente se mira mal, desconfía. Y ahora en los anuncios intentan levantarnos el ánimo con chuminadas como el anuncio de Campofrío en el que está muy bien emigrar a otro país porque aquí no hay trabajo, porque oye conoces gente y aprendes idiomas. Vender la emigración como un Erasmus. O un programa sobre la transición y lo majo que es el Rey donde gente que en estos últimos años se ha podrido de pasta dice que la transición estuvo muy bien porque a ellos les ha ido cojonudo. Pues oigan, si intentaban animar a la gente más bien están provocando.
Como esta situación se podría considerar de insostenible hay tres maneras de abordarla. Una es a la francesa. Coger guillotinas y empezar a cortar cabezas. Por si no ha quedado claro: no somos franceses. La otra manera de salir de este malestar interno es la de irte de manifestación. Problema: llegarás a casa o bien, en el mejor de los casos, asqueado al ver las cifras que dan en la tele sobre la mani totalmente manipuladas; o bien con algún miembro del cuerpo menos o en estado deplorable porque los antidisturbios no hacen honor a su nombre. Así que no ayuda a quitarte la mala ostia: la reactiva.
Así que la tercera opción es una que estoy viendo últimamente y que se está empezando a imponer: la chachi hippy happy guachi. Es decir, aquí no pasa nada. Igual que cuando de pequeño nos tapábamos con las manos los ojos para escondernos jugando al escondite, estos hacen lo mismo: si no miro, no hay crisis. Y luego aconsejan a los demás de esta manera: Lo mejor es estar bien contigo mismo y con tu ambiente; disfrutar de las puestas de soool; de los pájaroooss piaaarr; del rechinar de las ramas en los árboleees; del repiqueteo de las olas en la orilla del maaaaarrr… Todo guay, todo muy feliz. ¿No os pone de mala ostia? Si es que con la crisis ni así.
Como cuarta opción propongo hacer caso al anuncio de Campofrío y enviar chorizos a toda Europa.
Morri, pues sin palabras. A taparse los ojos un ratico.
Jerils: Es una buena opción. Saldríamos ganando.
opendoor: Mejor tenerlos abiertos, por si acaso :P