De cuando veías pelis con tus padres…
Una costumbre que se pierde conforme uno se hace mayor, o en el momento en que se compra la segunda tele, es eso de ver la televisión con tus padres. Duros tiempos aquellos en los que no había internet y veíamos todos juntos Médico de familia o Compañeros. Series que de pequeños veíamos sin falta, pero tampoco suspiraríamos por un cofre con todas las temporadas. «Y de extra, con el cofre Médico de Familia y sus 90 temporadas, Emilio Aragón cantando Paloma es de goma«. Y aún querrían que pagásemos por ello. Pero por la noche no sólo hacían series, de vez en cuando ponían películas en cine 5 estrellas y títulos mierder similares. Y como yo no tenía el mando a distancia de poder, lo tenía mi padre: decía «Mi teshoroo», ponía lo que le daba la gana y… Podía pasar cualquier cosa.
Quizá lo normal en estos casos es hacer zapping. Si algún día tengo hijos, por mi madre que hago zapping si sale una peli de estos personajes por la tele. No porque fueran subidas de tono, sino por su salud mental. Porque mi padre no cambiaba de canal. El poder del mando a distancia era muy fuerte y yo de bien pequeño era capaz de ver películas de Pajares y Esteso. Así he salido. Claro, al principio todo bien, tú veías a cuatro catetos con boina que iban de aquí para allá sin entender muy bien qué motivación les llevaba. Luego te hacías mayor y sabías cual era el principal objetivo de sus protagonistas y su modus vivendi: Ver tetas.
Lo que me pasaba es que no entendía qué ocurría y por qué esas señoras suecas carecían de ropa interior. Curiosas costumbres nórdicas con el frío que hace allí. Y luego oías frases con términos que desconocías cuando eras un crío de 10 añitos. Por ejemplo: «Señorita, ¿por qué no me hace una paja?» Claro. Uno es pequeño y curioso. Una cosa que yo tenía es que lo preguntaba todo. «¿Qué es follar?» «Niño, no repitas lo que oyes»; «Ahí pone Mili K.K.» «Niño, no leas tanto», etcétera.
Así que les pregunté a mis padres que qué era una paja. Así, tal cual. Se miraron como diciendo: «Puñetera película, sabía que este momento llegaría algún día, por qué no le compramos un bozal cuando aún estábamos a tiempo». Y cosas así. Pero escurrieron el bulto y me contestaron: «Ya lo sabrás de mayor» Y joder si lo supe. Por lo que me cuentan mis amigos, eh. Que yo no… Eh, cochinos. ¿No habréis pensado que…? Por favor. Si es que no se os puede dejar pensar a la vuestra. Que no. En serio, que no. No, ni sonrisilla ni… Esta juventud… No tiene remedio.
Eso te pasa con tu novia y no pasa nada. A lo sumo termináis de ver la película más tarde y ya está. ¿Pero con tus padres? A disimular toca: Cojines, mantas, posturas extrañas de lado o pensamientos: «Carmen de Mairena cagando, Carmen de Mairena cagando, Carmen de Mairena cagando…» Y así controlabas tus impulsos a duras penas. A no ser que seas un enfermo coprófago y esa imagen te ponga cachondo.
Y realmente no tiene nada de malo. Yo si le pasa eso a un hijo mío algún día le preguntaré que si se va de camping. Por tener la tienda de campaña ya preparada. Sí, seré un futuro generador de traumas. Así que ojo con ver según qué pelis con vuestros padres o con vuestros hijos. Las situaciones incómodas y de carraspeo continuo pueden acabar con parálisis faciales después de pasar tanto rato sin mover una sola pestaña para no ver qué cara están poniendo los demás o qué asoma por algún pantalón de pijama. Mucho cuidado.
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JAJA buenísimo morri! Me encanto esa de izar la bandera del amor… jajaja
¡Muchas gracias! ^^
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