David Meca consigue cruzar la piscina de su casa


David, exhausto después del esfuerzo

David Meca, el hombre que consiguió atravesar el estrecho de Gibraltar, el Canal de la Mancha y la pared del vecino con la black&decker el domingo haciendo bricolaje; ha superado un nuevo reto: cruzar la piscina de su casa. Fue el domingo pasado, en una barbacoa montada en su casa, cuando su cuñado que siempre le ha tenido celos le lanzó el nuevo reto: cruzar, a nado ojo, la piscina de plástico de su casa y sin ningún tipo de ayudas como aletas o un delfín bien entrenado. David, ni corto ni perezoso, aceptó el desafío.


Eso sí, primero se puso su mono repleto de anuncios de publicidad y llamó a la prensa. Éstos llegaron a la velocidad del rayo a su casa y todo el mundo se preparó para presenciar la gran proeza. David se colocó su gorrito, se puso sus gafas de bucear y se lanzó a la piscina. El primer intento fue fallido, se lanzó de cabeza y se dio contra el suelo. «La costumbre» – dijo, mientras se rascaba la cabeza con fruición debido al golpe. «El chichón me saldrá aerodinámico, no os preocupéis». Y se lanzó de nuevo con mucho más cuidado. Un segundo después había alcanzado el otro extremo de la piscina y el público rompió a aplaudir. «¡Nuevo récord! ¡Nuevo récord!» – gritaron todos, mientras el cuñado celoso miraba con cara de desaprobación hacia la gente.


Entonces llegaron los ayudantes que lleva siempre, para colocarle la toalla y darle calor, puesto que salió del agua con síntomas claros de hipotermia. «Coño, que hace frío para ponerse a bañarse en la piscina de casa en esta época, la próxima vez lo hago en verano» – declaró tiritando. Además, cogió una infección porque: «El filtro del agua, que se me ha fastidiado y llevaba sin limpiar la piscina cinco meses. Un día por otro, lo vas dejando…» Y la piscina llena de mierda.


De todas formas, David reconoció que el reto fue mucho más fácil de lo que esperaba: «La próxima vez compraré unas cuantas anguilas eléctricas y las esparciré por la piscina, para dar un poco de emoción o algo. Un tiburón no, que no cabe». A última hora, avisados por algunos familiares, llegaron los del Libro Guiness de los Récords para apuntar tal hazaña. Los periodistas preguntaron si nadie había ido tan rápido para cruzar una piscina de plástico de casa y el representante del libro contestó: «Bueno, es que hasta ahora nadie lo había cronometrado; pero sin duda es un récord fascinante». Y quedó ahí. Para la posteridad.

1 respuesta

  1. 09/01/2014

    […] se asoman al balcón, ven la piscina, calculan la distancia, saltan la baranda y… ¡Al agua, patos! Desde un tercer piso. Algunas veces aciertan y otras no. Lo que pasa es que cuando no […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.