La gente que se deja la uña larga del dedo meñique

«Empiezas con el meñique y es un no parar…»
Todos sabemos la pereza que da cortarse las uñas excepto para los que se las muerden. Pero hay unos seres entre la gente que habita nuestros pueblos y ciudades que tienen pereza únicamente para un solo dedo: el meñique. Sí, quizá por algún tipo de superstición, de miedo a llevarse por delante el propio dedo o por puro cariño, no se la cortan. Durante años estos auténticos paradigmas de la guarrería de bar han mantenido en secreto la razón de la longitud su megauña, pero hoy intentaremos arrojar luz sobre el tema -lanzando una linterna al aire- y adivinaremos por qué lo hacen.


Lo que más me preocupa de las personas que se dejan la uña del dedo meñique crecer es que no parecen darse cuenta de la grima que producen a la gente que lo ve. Porque, además, tienen la costumbre de no cuidar mucho la higiene. Así pues, podemos ver uñas largas amarillentas endurecidas por el paso del tiempo y del roce que parecen impenetrables. Si hay alguien que se come las uñas habitualmente, la mejor solución para él sería dejarse una uña así. ¡A ver quien mete los dientes ahí dentro! Eso sí, lo avisan nueve de cada diez dentistas, después de un mordisco a una uña así las posibilidades de quedarte como el Risitas aumentan a un 99%. El décimo usa guantes de látex con agujero y le llaman Cuñao.


Ahora bien, ¿para qué se dejan la uña así? ¿Para ponerla a juego con el palillo de dientes de la boca? Porque ambos tendrán el mismo color. Pues bien, por lo visto se la dejan para poder sacarse los moquillos resecos con más eficacia. Sí, da asco, lo sé. De ahí el color amarillento de la uña. Por lo visto la hacen funcionar como si de una pala se tratase y se llevan por delante todo lo que pillen. Hubo uno que lo hizo con tanta fruición que terminó sacando la cuenca de un ojo por la nariz. «Siento que veo el mundo de otra forma» alcanzó a decir antes de desmayarse.


Algunos han convertido su uña en una especie de navaja suiza que sirve para todo. Se rascan el cogote, abren latas, lijan los cuchillos… Vamos, que no sabes si tienen una uña larga o la colección de cuchillos Ginsu. Que no sé si los recordáis de la Teletienda, pero aquellos hacían de todo menos cortar la carne. Abrían latas, cortaban neumáticos, despedazaban televisores… «Pero oiga, que yo quería unos cuchillos simplemente para comer…» Pues ellos igual con la uña del dedo meñique.


En el fondo la usan para hurgar todo lo hurgable que tengan en su cuerpo, y con la nariz ya habéis tenido suficiente. Pero la imaginación puede ir más allá, así que la dejo que vaya y cuando vuelva que os cuente. Yo no iré. Algunos comentan que fuera de las posibilidades de hurgar que ofrece una uña especialmente larga, algunos la aprovechan para usarla de pala para ciertos polvillos que crean adicción. Sí amigos, algunos comen PetaZetas con la uña larga. Que si antes han usado esa misma uña para hurgar, los PetaZetas deben estar dando saltitos y petando mucho antes de entrar en contacto con la lengua. O peor, deshaciéndose en la uña cual azucarillo.


De todas formas, la teoría más plausible es que puedan ser sastres, a pesar de que quedan muy pocos que sigan ejerciendo. La uña larga del dedo meñique unida a la del pulgar permitía a los sastres sacar pelusas de los trajes de forma mucho más eficiente y así dejar las prendas perfectas para ser vendidas. Ahora como todo se hace con las máquinas si alguien te suelta esta excusa, creedme, está apunto de sacarse las cuencas de los ojos.


Muchos de estas personas que mantienen la uña en una largura extrema tienen como ídolos a personajes de ficción que empezaron así. Primero una uñita, le cogieron el gusto y pum, apareció Freddy Krugger. Freddy, antes de morir por un ataque de almorranas, consiguió que sus uñas fueran todo un mito para estos seres de bar. Sin ir más lejos, Eduardo Manostijeras, antes de morir el día que descubrió la masturbación, fundó un club de fans y como no tuvo paciencia para ver crecer las uñas se enchufó unas tijeras para que su padre lo usara de podador de arbustos. Quién iba a decir que las uña del dedo meñique iba a servir para tantas cosas…