A la gente le ha dado por volver a ser niño

«¿Cómo leches se montaba el Tente?»
Ya llevan tiempo intentándolo y un día lo conseguirán. La gente quiere volver a ser niño. No sé si fue desde que vieron Big o Cariño he encogido a los niños, grandes películas de la sobremesa de cuando no levantábamos un palmo del suelo, pero el caso es que a un montón de gente aún joven les ha dado por rememorar la infancia y vivir en un sueño infantil su llegada a la segunda edad. Digo yo que será esa la segunda edad ya que la tercera es cuando te jubilas. Sin llegar a entrar en los manidos términos «falta de madurez» o «síndrome de Peter Pan« que están más vistos que el TBO, intentaremos llegar a una conclusión, o no, de por qué a la gente les ha dado por querer volver a la más tierna infancia.


¿He dicho TBO? Ooooh, aquello sí que eran cómics y no estos que hacen ahora que les llaman manga como lo de las camisas. Ostras, ¿qué hace un tío de 24 años sintiendo nostalgia por una publicación que no llegó a leer? Pues esto les pasa a muchos de mi edad con los años 80. ¿Cómo leches puedes sentir nostalgia por Naranjito? Por dios. Si aquello era horrendo y encima no habíamos nacido la mitad de los que dicen que lo echan de menos y se ponen camisetas del bicho. Nuestra época de jóvenes, si quieren echar de menos algo, son los 90. No sé, que pidan la vuelta de Curro, la mascota de la Expo92. Eso sí que era feo. No le gustaría ni a su madre. Que siempre se dice, «será guapo para su madre», como si la madre fuera ciega.


Y es que el problema más grave de todo esto es la memoria. Sí, los hechos que ocurrieron cuando éramos pequeños están distorsionados, no entendíamos la realidad, nos gustaban cosas incomprensibles como los Transformers e incluso había gente, osada ella, que miraba el programa de Leticia Sabater. ¡Cuánto daño ha hecho esta mujer por los niños españoles! ¡Media España traumatizada! Que Leticia Sabater (enlace también turbador, yo aviso) decía: «¡Con mucha marcha!» y media España: «Que la metan en un coche delante de una pared de hormigón armado (una hormiga gigante con metralleta, chiste del día) y que lo diga ahora, por favor». No se puede echar de menos eso. Pues la gente siente nostalgia.


¿Por qué? Pues porque dicen que eran más inocentes. Más inocentes. Ja. Todo les parecía bien, todo era bonito. Ja. Ahora volvemos a la situación: «será guapo para su madre». Cierto día, en mi supermercado, una mujer se acercó a una compañera mía que muy agraciada físicamente, no es. La mujer le dijo: «Guapa, dime donde están los champús» Y su hijo, atento él le comentó: «Mamá… Mamá… (Tirando de la camisa) ¿Tú le dices guapa a todo el mundo, no?» ¿Qué inocente el niño, verdad? Si es que ya se sabe los niños son muy sinceros, pero la linea que separa la sinceridad y la crueldad es muy fina. Por suerte la madre lo arregló y dijo: «Será guapa para su madre». Ole ahí.


Pues así era la gente cuando era pequeña. Cabroncetes, se hacían la vida imposible, todo el mundo tenía motes, pero de esos de verdad, de los que se meten con los defectos físicos, como diría Raúl Cimas en uno de sus monólogos. Al que llevaba un parche en el ojo, pues Pirata, el que iba con muletas Cojito, el que llevaba aparatos IronMan, lo que sea. A las niñas les tiraban de las coletas… Sí, las coletas. También está de moda esa regresión infantil de vestirse de colegiala y ponerse coletas. Hay tíos que les pone y hay tías que les va el rollo. Sí, el rollo pederasta está de moda. Ojo, la gente tiene cuidado con no mancharse las manos, pero las tiendas de ropa de tías están llenas de ropita de colegiala, bragas con ositos y de colorines chillones que están gritandole al buen gusto: «Véte a tomar por saco». Así a palo seco. ¿Qué les ha dado? Por suerte las tías no tienen ese tipo de perversiones con los chicos y nunca nos han pedido ponernos una camiseta manchada de nocilla o unos calzoncillos del Son Goku para hacer una caidita de Roma. Digo yo, que me lo cuentan y a lo mejor me lo creo y todo.


Lo que pasa es que mucha gente, a la vista de las responsabilidades de la época adulta, tiran el culo para atrás e intentan volver al regazo de la madre donde poder estar a salvo sin tener que preocuparse por nada más. Luego les costará envejecer con dignidad, como esas mujeres de 70 años que van pintadas como puertas y con ropita de cría de 16 años. Que las ves en el asilo: «Hoy me he comprado un top en el Bershka y me está la mar de mono» Y allí las ves embutidas cual solomillo paseándose delante de los viejos que esperan el momento oportuno para bailar un «agarrao». Y es que, señores y señoras míos, cada cosa tiene su época, y lo que pasó, pasó. Si ya lo decía el Don Omar ese. El reggaeton, cuanta cultura da. Qué cosas.