Leer en el tren

Como muchos sabréis ya, soy un viajero de tren compulsivo. No es por nada, sino que para ir a la Universidad necesito cogerlo cada día. Para pasar el rato en el tren no basta con mirar por la ventanilla al lado, más que nada porque ya me sé cuantos árboles hay, cuantos graffitis de la mano Nami existen y cuantos bancos hay en cada parada de tren. Así que hay que buscarse otra afición, y no es otra que leer.


Pero claro, partimos de la base de que el tren no es una biblioteca, y es complicado leer. Como lo es también el concentrarse en tener siempre los ojos en aquello que estemos leyendo. Hay mucha gente que se lleva libros pero yo soy incapaz de concentrarme, es imposible. La gente habla, se mueve, etc. No estamos en una biblioteca y no vas a mandar callar a alguien porque estás perdiendo el hilo de la historia, aunque un hombre una vez nos echaba unas miradas a un amigo y a mí porque hablábamos y no se podía concentrar… Pero qué ibamos a hacer, ¿callarnos? Noooo. Porque entonces nos aburrimos nosotros. Suerte que no leía el Código da Vinci, que aún le hubieramos estripado el final…


El caso es que yo me llevo revistas, básicamente suelen ser El jueves, la Muy Interesante, la Rolling Stone y a veces la Micromanía. Revistas de temas distintos entre sí. Las revistas son mucho más sencillas de leer y requieren menos concentración, si te pierdes porque te desconcentras mirando para otro lado no pasa nada. No es lo mismo que leer un libro y estar leyendo siempre las mismas dos lineas porque te pierdes… Además tienen fotos.


Lo más curioso de cuando lees una revista son los «ojopuesto». Son esas personas que disimulan y se ponen al lado tuyo y con un gesto de la cabeza para arriba y de reojo van leyéndose tu revista. Es decir, te la están gorroneando. Han llegado momentos en que te entran ganas de echar la revista a un lado y decirle a la otra persona: «¿La pongo en medio y la leemos los dos?» Se han dado casos en que algunos de los ojopuesto han llegado a decirle a la persona dueña de la revista que se esperase un momento a pasar de página… El hombre tenía que acabar de leer ese artículo…


En fin, que leer en el tren se convierte en una odisea, ni que decir de leer un periódico, con el tamaño que tienen los periódicos, a no ser que leas el 20 minutos. El espacio en el tren no es que sea muy amplio, digamos que son asientos preparados para un piso de protección oficial del Ministerio de Vivienda (menosmal que la web del ministerio no está en obras… Este chiste es mio como diría el Andreu). Así que leer un periódico en el tren es tarea complicada.


Así que la mejor solución es leer revistas, que es lo que yo hago, y así pasar el rato en el tren; aunque lo mejor de todo, es encontrarte con gente conocida y pasar el viaje charlando, se pasa la hora y media muchísimo más rápido…