Historias para contar: El que se tiró al tren

Pocas veces hablo de mi vida personal en el blog, más que nada porque si os hablo de mis inquietudes por los exámenes o de lo que he cenado esta noche a los dos minutos estaríais ya saltando hacia otra página cualquiera gritando un: «Me abuuuuurrooo» al más puro estilo Homer. Pero hay anécdotas, cosas que pasan que no son habituales, que hay que contar.


Hoy, venía de la Universidad en tren, como es habitual, cuando por la zona de Canet de Mar el tren se paró antes de llegar a la estación. No es nada fuera de lo común ya que muchas veces se suele parar en mitad del recorrido por motivos desconocidos. Pero de repente, soltaron por megafonía: «Si hay algún ATS en el tren que acuda a la cabina del maquinista». Uy, mal rollo. Al igual a alguien le ha dado un jamacuco en el tren…


Pero no fue así, resulta que el tren acababa de atropellar un hombre. Realmente la ATS no se si era muy necesaria ya; ya que a no ser que tuviera facultades para unir cabezas y troncos y devolverlos a la vida, poco podía hacer la mujer. Resulta que un hombre se había tirado a la via del tren.


A ver, a mi no me parece bien que alguien se quiera quitar la vida, yo creo que puedes tener muchos problemas pero, quieras que no, hay que intentar afrontarlos y luchar contra ellos. De todas formas, si el hombre se tiró tendría sus razones o estaría con una depresión fortísima o vete tú a saber. Partiendo de esa base, que ya es inevitable que se vaya a quitar la vida, ¿por qué la vía del tren? ¿No se puede atar una piedra a los pies y tirarse al mar? ¿O lanzarse desde un rascacielos al suelo? ¿Beberse un bote entero de lejía? No sé, son posibilidades que por lo menos no fastidian a los demás.


Porque la gente que va en tren normalmente vuelve del trabajo cansada, o de estudiar o lo que sea, y lo que quiere es llegar a casa pronto. Pero como para esto hay la tira de burocracia y hasta que no viene el juez y levanta el cadáver (que aún no entiendo que es eso: ¿llega y lo coge en brazos, por eso de levantar?) no se puede mover el tren.


Total, que el retraso era inevitable y a saber a que hora iba a llegar a mi casa. Pues al final, con toda la potra del mundo, me llama mi padre y me pregunta que donde estoy, yo sin batería apenas en el móvil quería llamar sólo cuando supiese la hora en que iba a llegar a casa, por eso de aprovechar la poca batería que quedaba. Pero al final tuve que usar el móvil. Le expliqué la situación y colgó. A lo que al poco llamó mi hermano, que estaba en la carretera, él venía de Barcelona y le habían explicado lo del tren. Me dijo que saliese del tren y que fuese a la nacional, ¡sin ver un pijo! Así que al final decidí salirme del tren, caminar por un muro hasta llegar al principio del tren y seguir a otras personas que iban dirección a la estación.


Sin batería en el móvil, sin nadie que me pudiese dejar el teléfono porque estaban en mi misma situación, gente que incluso me pedía el teléfono a mí; yo, que no tenía batería. De repente oí la voz de mi hermano, a falta de móvil hay que usar el movil Patxi, no se si recordaréis el anuncio aquel del tio que gritaba: «Patxiiiiiiiiiiiiiiii». Pues eso, el gritaba Javiiiiiiiii; yo reconocí la voz y por fin nos encontramos. No sonó música de Hay una carta para tí así que nos dejamos de besos y demás tonterías y empezamos a correr por un sitio oscuro en dirección a la nacional, donde estaba su coche ya que lo tenía mal aparcado.


Y aquí acabó la odisea, digna de contar, no sé que habrá pasado con los trenes y si habrán estado mucho tiempo más esperando a que el juez de marras llegase y les dejasen marchar. Maldita burocracia…