Manual para domingueros (IV): Cómo comportarse en un atasco
Ha llegado el día D y usted ha quedado con todos sus congéneres domingueros para marchar de la gran ciudad en busca de la refrescante playa. Como da cosita eso de salir del bullicio solo, se une a todos ellos a la misma hora. Seguramente efecto de vivir tantos atascos juntos termina uno acostumbrándose a ello. Como esas amigas tan unidas que tienen el periodo a la vez, todos los domingueros deciden salir sincronizados y convertir las autopistas en avenidas anchas repletas de coches. No pasa nada. Como buen dominguero usted está hecho a ello, y si no; aquí le enseñamos las claves para comportarse como es adecuado ante esta situación.
Lo primero que tiene que hacer cuando se encuentre con la retención y tenga que frenar de golpe es activar los cuatro intermitentes. Muchos creen que es por precaución, para que el que detrás vea que ha de frenar en seco; la realidad es que es una señal de que «la fiesta acaba de comenzar y va a ser para rato». Para un buen dominguero un atasco es una fiesta. Un momento en el que poder demostrar que es uno más y está perfectamente integrado. Así que pite. Pite con todas sus fuerzas. Haga sonar su claxon a máxima potencia como si la Selección hubiese ganado el Mundial. Estudios certificados de universidades canadienses han demostrado en múltiples ocasiones que pitar en un atasco lo hace avanzar un 50% más rápido. Lo llaman el poder cuántico del decibelio. Mientras más decibelios más se avanza. Y si es cuántico tiene que ser así. Lo cuántico tiene mucha credibilidad. Siempre. No lo olvide.
El claxon se inventó para estas oportunidades. ¿Sino para que habrían puesto una cosa así en el coche? Un Mundial solo se gana como mucho cada cuatro años, pero un buen atasco lo puede disfrutar cada fin de semana del verano. De todas formas, si ve que la cosa no avanza fácilmente el siguiente paso es salir del coche. Sea el primero y luego le seguirán muchos más. Salga del coche, deje la puerta entreabierta mientras su mujer le mira con cara de «dónde vas Paco, a ver si va a empezar a avanzar esto y tú ahí como un gilipollas de pie». No le entiende. Salga, ponga su mano derecha en su frente a modo de visera, entrecierre los ojos y mire al infinito. Confirme que hay muchos coches, sí. Vuelva a sentarse en su posición. Los claxons podrían estar haciendo efecto ya.
Su mujer a estas alturas estará que trina al verle salir y entrar del coche y pitar como un poseso. No se preocupe porque las mujeres del dominguero de postín no siempre entienden de atascos. Aquí cada uno tiene su rol. Usted conduce, ella prepara la nevera de playa. Usted pita, ella le recrimina que tendrían que haber salido antes de casa. Mándela a callar. Sin titubeos. Al fin y al cabo hace años que no follan, ¿qué puede perder a estas alturas? Mándela a callar y discutan fuertemente. Algún vecino conductor se quedará mirando, pero no se preocupe; pronto empecerán a discutir ellos también. Es la salsa de las retenciones.
A pesar de todo usted debe mantener la calma y todo bajo control. Si ella quiere desahogarse que lo haga. Para eso se sale el fin de semana. Para despejarse y relajarse. Después de soltar tanta bilis por su boca terminará relajada, pero no se confíe. En el asiento de atrás permanece impasible su hijo. Distraído con la Nintendo DS no había dicho ni pío, pero la retención puede durar mucho más que la batería de una consola portátil. Así pues, intente reprimir sus instintos asesinos cuando el niño pregunte a cada diez segundos «¿Falta mucho, papá?». Reprímase. El aborto a posteriori es ilegal y está muy mal visto. No querrá usted convertirse en protagonista de un especial de Ana Rosa Quintana.Afortunadamente nada es para siempre y las retenciones suelen diluirse al llegar a los peajes, conforme los coches van saliendo escalonadamente hacia sus destinos. Hay pueblos de costa para todos. Aún así cuando llegue al peaje y le toque pagar no es necesario que tenga la tarjeta preparada antes de parar el coche al lado de la máquina. Ni mucho menos. Pare el coche, busque la tarjeta, discuta con su mujer por su localización, baje la ventanilla, quítese el cinturón porque ha dejado el coche demasiado alejado, estire el brazo, saque medio cuerpo por la ventanilla y pague. El de detrás pitará, pero esta vez la magia no funciona. Si usted ha esperado, que esperen los de detrás también. Esa es la magia de la retención. Siga así. Será un gran dominguero.
Anteriores entregas:
– Cómo poner una sombrilla
– Cómo aparcar
– Cómo vestir
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