Entrevista con el hombre que hace los captchas de Internet

Todos vosotros conoceréis los famosos captchas que existen en Internet cuando uno va a dejar comentarios en según qué sitios. Como por ejemplo en este blog. Esto sirve muchas veces para ahuyentar a los HOYGAN más tontos de su especie y también evitar el spam. Eso sí, todos nos quedamos fascinados por las palabras que van apareciendo, la mayoría son raras, desconocidas… Ni la RAE las admite ni ninguna academia, pero ahí aparecen y de vez en cuando sale alguna curiosidad, alguna real, alguna graciosa… Todo el mundo cree que se generan aleatoriamente, que es una máquina la que los crea; pero nada más lejos de la realidad, es una máquina, sí, pero de la inventiva palabril.

Descubrí que existe un hombre, muy solicitado por la mayoría de empresas en Internet, que es el mayor generador de palabras para captchas del planeta. Está contratado por Blogger, WordPress y montones de empresas más. Al día llega a generar unos tres millones de palabras nuevas, un auténtico genio de la inventiva. Intenté quedar con él en persona, pero fue imposible. Su hábitat es Internet y realizamos la entrevista por el Google Talk. Su nombre es Jorge Roglífico y así fue la entrevista:

Yo: Buenas tardes Jorge. Bienvenido a El mundo está loco.
Jorge: Escriba debajo las palabras que ve en esta imagen: «drst cacamuna»
Y: Esto… ¿Es necesario?
J: Las palabras introducidas son incorrectas, vuelva a intentarlo.
Y: Está bien… «drst cacamuna»
J: Correcto. ¿Cuánto son 2 y 2?
Y: Esta entrevista va a ser complicada.
J: Responda.
Y: Cuaaatro.
J: Incorrecto. La respuesta es 22.
Y: Bravo. Es usted un hombre muy ingenioso.
J: Lo sé. Dígame, ya me puede preguntar lo que quiera. Ya he conseguido demostrar que no es usted un robot que pretende venderme viagra. ¿O quiere que me alargue el pene?
Y: Emmm. No. Ni la más mínima intención de querer eso señor Roglífico. La intención de esta entrevista es la de ahondar en el mundo de los captchas. De esa tremenda capacidad para la generación de palabras nuevas. Todo el mundo cree que están realizadas por máquinas, pero usted es la prueba palpable de que no es así.
J: ¿Y quién le dice a usted que no soy una máquina? ¿Acaso me ha preguntado cuánto son 2 y 2?
Y: La verdad es que no me lo había planteado.
J: Pregúntemelo.
Y: No será necesario señor Roglífico, ya le creo.

J: ¡JA! Por eso luego hay tanto spam. La gente se cree cualquier cosa. Menos mal que estoy yo y mis pruebas infalibles para evitar lo que sería el caos internetil.
Y: Sí. Déjeme decirle que su trabajo es fundamental para el buen funcionamiento de los blogs. Sino, estaríamos todo el día borrando mensajes de spam.
J: No me dé las gracias… Yo… Sólo hago mi trabajo. Alguien tiene que hacerlo.
Y: ¿Y cómo consigue que se le ocurran nuevas palabras cada día? ¿No termina cansándose?
J: Qué va. Es la mar de divertido. Siempre hay alguien que se acuerda de mí y dice en un comentario: «¡Qué curioso el captcha! Me ha salido meaodeburra» Y ahí me tocan el corazoncito. Porque sé que están ahí y me leen. Y me adoran.
Y: Bueno, en realidad a la gente le jode bastante tener que escribir dos palabras para cualquier cosa que quieran hacer en internet.
J: Porque la gente es muy joía. Qué más les da. Y la felicidad que da descubrir dos palabras nuevas cada vez que entras en un lugar. Sólo espero que algún día en la RAE me acepten las mías. Le tengo cariño a crhtau, misinami y naboduro. Algún día me aceptarán… Aayyy.

Y: Todo a su tiempo. Piense que esto de los captchas es muy moderno y tardan en aceptarlo. Pero la duda que me corroe es: ¿Para cada palabra que inventa también le inventa un significado?
J: Sí. Pero es secreto.
Y: Vamos que no.
J: ¡Pero cómo le voy a inventar un significado! ¡Pues claro que no! ¡Hago tres millones de palabras al día!
Y: Entonces ¿cómo se las van a aceptar en la RAE? Sin significado no valen para nada.
J: Claro que valen, para demostrar que no son robots. Los robots le buscan el significado a todo. Estoy empezando a dudar otra vez de usted. ¡Responda! ¿De qué color es la nieve? ¿Eh?
Y: Creo que va siendo hora de terminar la entrevista.
J: ¡¡¡Responda maldito robot del averno!!!
Y: Blanca, leches, blanca.
J: Ya puede terminar si lo desea. Recibirá un mail a su bandeja de entrada y podrá confirmar la finalización de esta entrevista.
Y: Gracias, luego clickaré. Que tenga una buena tarde.
J: A usted. Y desconfíe de los robots. Buscan su dinero.
Y: Gracias por el consejo. Hasta otra.
J: Adiós.

Y así terminó la entrevista. Aún a estas alturas creo que sigue pensando que soy un robot de spam enviado para ponerle a prueba y sacarle palabras para acumularlas en la base de datos de captchas. Es muy suyo. Eso sí, nos ha clarificado mucho el funcionamiento de estos elementos misteriosos de internet: los captchas. Ya no los veremos de la misma forma…