Los días sin (ponga aquí lo que quiera)

Ayer, a modo de introducción, hice un post irónico sobre los días que se proclaman como días sin algo para que todo el mundo no haga lo que se supone que hace siempre en pos de un motivo importante. Que ciertamente, ha tenido cierta notoriedad en Meneame y otros lugares aunque incomprensiblemente, teniendo 114 votos en el momento de escribir esto (gracias al que colgó la noticia), no ha salido en portada. Esto es debido a que mucha gente ha votado como irrelevante esta noticia cuando votan positivas a noticias como esta (modelo huele a pescado) que por supuesto son mucho más relevantes para el devenir del mundo mundial. Pero en fin, de Menéame o de algunos usuarios de Menéame mejor dicho, ya hablaré otro día.


A lo que iba, esto de los días solidarios o de protesta empiezan con una buena idea y luego acaban como el rosario de la aurora. Hoy, por ejemplo, era el día sin móviles en plan queja a las operadoras móviles que creo que aún están sus directivos carcajeándose en sus asientos. «Con esta subida, mientras los demás días usen el móvil, por mí como si se los meten por el culo durante 24 horas y le dan al modo vibrador». Y aquí no ha pasado nada. Yo iba hoy en el tren y he oído el mismo movimiento de móviles de siempre. «Es que la gente no está concienciada». Si la protesta fuera a la francesa, los directivos estarían temblando. Yo me veo el presidente de Vodafone Francia diciendo: «¡¡Cognée que nous quemen les cochés!! ¡¡Oh la la!!» Y más de la mitad de la población en la calle protestando por la subida que por otra parte es flagrante y digna de toda reprobación. Huelga decirlo. La protesta sería: «Ya no uso el móvil más». Lo de un día, como que no da mucho miedo.


Pero es que aquí lo de protestar como que da pereza. Aquí las protestas han de ser fáciles de hacer para todo el mundo. En plan háztelo tú mismo. Todo empezó con el tema de los lacitos solidarios. Empezaron muy bien: «Día Mundial contra el Sida« Y todos con el lacito rojo. Somos solidarios, ole nuestros cojones. Porque en este país si eres solidario y no se entera nadie no vale para nada. Por eso estaba bien el lacito, porque la gente te veía y decía: «Coño, ¡por ahí va un solidario! ¡Adorémosle!» El problema viene cuando ya no es el día contra el Sida, sino que es el día contra el cáncer, el día contra la violencia de género, el día contra el bullying, el día contra los perros asesinos, el día contra el Gran Hermano, el día contra la caza de hormigas, el día contra Leonardo Dantés… En fin, que ya hay días para todo, y llega un momento que el cerebro humano, y más concretamente el español, se satura. Y claro, se solapan los días solidarios. Al final ves a gente por la calle que a lo lejos no sabes si van a trabajar o vienen con medallas al mérito militar. Y es que tienen más lazos colgados que un toro en un rodeo.


Así que viendo como estaba el panorama de los lacitos alguien muy avispado decidió montarse otro neg… Perdón, recaudación solidaria, para que la gente volviera a sentirse solidaria, moderna y que todo el mundo lo viera por la calle. Las pulseritas. Todo el mundo iba con pulseritas de distintos colores en los cuales cada color marcaba una solidaridad distinta. Al final llegó un punto que se agotaron las amarillas iniciales y había incluso reventa de ellas que también tenían un claro afán recaudatorio para los enferm… Bueno, para sus bolsillos. Tanta saturación hubo de pulseras, que un día en verano, vi a un chico con tantas pulseras que llegué a pensar que llevaba un jersey de manga larga hecho por Agatha Ruiz de la Prada. Qué cosa. Ya la gente se las ampliaba y todo para que cupieran en la zona del biceps. Todo sea por la solidaridad.


Ahora se lleva lo de los días sin o los minutos sin algo que ya llegan al colmo de lo absurdo. Os pongo un ejemplo así fácil. El día aquel del apagón de cinco minutos solidario por el cambio climático la Torre Agbar de Barcelona, para que nos entendamos todos, el consolador gigante de oficinas de las aguas de Barcelona; apagó durante cinco minutos sus luces. Un viernes cualquiera por la noche (00.00h) sus luces se mantenían encendidas a pesar de que no hubiera nadie en las oficinas. ¿No se ahorraría más apagando las luces por la noche? Sí. Pero entonces no sale en las noticias en prime time tu acto solidario. Mucha gente se sumó a la causa y apagaron sus aparatos electrónicos durante unos eternos cinco minutos en lo que confirma de manera bien clara que mientras más fácil es ser solidario más probable es que la propuesta triunfe. Esto es tirarme piedras contra mi propio tejado, así no habrá nadie que siga mi propuesta de no tirarse pedos durante 24 horas…


No hace mucho, también hubo alguien que propuso 24 horas sin ordenador. «Para ver si aguantáis». También con motivo solidario y tal. ¿Están seguros de que la gente va a apagar el ordenador para ver como un tío se le hincha el ego al ver que su propuesta ha sido seguida por una horda de capullos? Pues sí. Habrán muchos que lo apaguen durante un día. Pero hay más, como por ejemplo el día sin coches. Otra de las absurdeces más grandes que se han inventado. El pensamiento generalizado de la gran urbe es este: «Oh, hoy es el día sin coches, yo, que cojo el metro siempre, voy a coger mi coche hoy que no habrá nada de tráfico…» Y todo el mundo piensa lo mismo y los colapsos más grandes de los últimos meses se concentran en ese día… Así que ya puestos en buscar más días solidarios, yo oso (y león) a proponer unos cuantos días sin algo para que la gente se pueda sentir solidaria y tengan algo que no hacer durante algunos días del año.


Por ejemplo, el día sin comer, por un mundo sin anorexia. Consistiría en no probar bocado durante todo el día para ponernos en la piel de las chicas anoréxicas y que sufren por su cuerpo. Ese día como mucho se podría beber agua y no más de medio litro. Hay gente que está en la cárcel que lleva meses y todo fomentando este día. Ah, y si os pensáis que era por el hambre en África no seáis ilusos, es mucho más importante la anorexia, donde va a parar.


También podríamos hacer el día contra la pena de muerte y todo el mundo con una soga al cuello. Cortada eso sí y patrocinada por Saddam y por algún diseñador de moda transgresor que se correría del gusto de ver a un montón de personas con eso por la calle. Si lo consiguieron con los tops a topos, valga la redundancia, cualquier cosa será posible.


O, ¿por qué no? El día sin sexo, patrocinado por la Iglesia Católica y por la COPE. Porque no nos engañemos, si Jiménez Losantos fornicara lo que toca no saldría por las mañanas gritando con esa mala leche que rezuma. Sería un día muy útil para la gente que no fornica normalmente y que sería fácil de seguir. Todo sea por un mundo sin enfermedades de transmisión sexual. ¿Os imagináis? Estáis durante un año sin mojar y de repente convocan el día sin sexo. Y ese día se os aparece una tía buenísima con unas ganas irrefrenables de fornicarte hasta dejarte seco. «No, es que hoy no puedo, es el día sin sexo, contra las enfermedades de transmisión sexual». Sería una situación muy lógica, el condón pa’ qué se ha inventado.


En definitiva, al final, lo de los días sin algo son otra moda más, como las pulseras, como los lacitos, para hacer el paripé de ser solidario y comprometido con el mundo y llegar a límites insospechados de hipocresía general. Una moda más que pasará, como otras tantas.