Sin tarifa de datos no hay paraíso
Hacía días que Joaquín notaba en sus amigos un cierto distanciamiento. Por más que levantara la axila para comprobar su olor corporal no notaba nada extraño y los potajes de judías hacía semanas que los había abandonado. Sin embargo cada día le costaba más contactar con sus amistades para, simplemente, salir a tomar unas cañas al bar más cercano. La gota que colmó el vaso fue el cumpleaños de su novia. Hacía días que no la veía por temas de trabajo. El viernes después de salir – tarde – del curro quiso pasarse por casa de los padres de ella para darle una sorpresa. Pero la sorpresa se la llevó él: «No está. Acaba de irse. Nos extraña que no estés con ella, nos dijo que iba a la cena de su cumple». Querido Joaquín – apareció la voz de dentro del cráneo – la vaca que ríe busca novio y con esos cuernos te estás poniendo la mar de interesante.
Joaquín se negaba a creer que su novia se la estaba pegando con otro. Había algo más ahí y la respuesta llegó al sacar el teléfono del bolsillo. Su vetusto Nokia llevaba más de seis años acompañándole. Se negaba a abandonarlo porque se perdería su récord mundial de la serpiente para siempre jamás y total, él sólo lo quería para hacer llamadas y mandar cuatro mensajes. ¿Para qué un smartphone de esos que tienen mil aplicaciones que te dejan sin batería para poder llamar desp…? Y de repente dio con la clave. No tenía un smartphone. No tenía tarifa de datos. Oh. No tenía… Whatsapp.
Medio en broma, medio en serio sus amigos lo habían ido apartando del grupo. Bajaban al bar de siempre a tomar algo y habían dejado de avisarle. En Navidad ya no recibía mensajes graciosos sobre los Reyes Magos y Papá Noel y las llamadas se podían contar con los dedos de la mano de un manco. Joaquín había sido abandonado por no tener una tarifa de datos en el móvil. Por tener uno, además, viejo. No había visto jamás una campaña de promoción tan buena para terminales móviles como la que estaba haciendo Whatsapp entre todas sus amistades. Pensaba que se lo decían en coña, pero tenían razón: Les estaba saliendo demasiado caro.
Tan caro que su novia lo olvidó. Buscó entre los contactos del Whatsapp y no estaba él con un «Hey there! I’m using Whatsapp». No podía enviarle en el mensaje de grupo en el que poner la hora de la comida y una caca sonriente aunque juntar ambas cosas quizá no fuese tan buena idea. No podía comprobar que le había llegado con un doble check. Joaquín estaba aislado con un teléfono en la mano. Se había convertido en un ermitaño del siglo XXI. Su ocaso social estaba ahí. A no ser que sucumbiera, renunciara a su millonada de puntos en el juego de la serpiente donde se dejó un desprendimiento de retina y decidiera lanzarse al mundo del smartphone con tarifa de datos. Sin falta el lunes se compraría el último modelo con el que pudiera mandar mensajes, perdón, mandar wasaps a sus amigos y volver a ser el que era.
Pero esa noche cenó solo. Y cabreado.
ooooh…pobrecito. me siento profundamente identificada con él. no te digo más, un día nos dijo una profesora «cuando terminéis me mandáis un whatsapp» y nos quedamos a dos velas porque ninguna teníamos de eso jajajaja.
Pronto entrarás en el redil como el pobre Joaquín que no tuvo más remedio :P
Ooooh! Ahora entiendo muchas cosas…
Por lo visto sucumbir al facebook para mantener una cierta vida social no fue suficiente.
Dime, en qué momento el hecho de pasar por casa de un amigo sin avisar para ver qué tal está y hablar un rato se convirtió en ciencia ficción?
Como siempre un placer leerte.
Yo lo sigo haciendo lo de ir sin avisar a saludar así que aún no ha pasado de moda. De todas formas ahora ya ni se pica el timbre, se envía un wasap diciendo que estás en el portal.
¡Y muchas gracias! ^^
Hola, soy Andrea Janeiro Esteban y no me he comido el pollo
¡Hola! He descubierto tu blog hace poquillo, y la verdad es que me gusta mucho como escribes, porque hace poco también me he hecho un blog, y escribo de una manera un poco parecida a la tuya.
Me gustaría que me dieses algún consejo de como poder mejorar mi blog y promocionarlo, porque creo que, después de 8 años en el blog, te habrá costado tener tantos fans. ¿Algún consejo morri? ¿Podrías contarme qué hiciste en tus comienzos en el blog para ir consiguiendo alguna visita?
Muy bueno el post, como siempre :)
Hola, ¡muchas gracias! :D
No sé qué consejo puedo darte, tampoco creo que yo sea un caso de súper éxito. Yo lo que siempre he hecho es escribir pasándomelo bien e intentar mejorar cada día. Creo que con eso puedes transmitir algo que puede llegar a los demás. Ánimo y sobre todo no te agobies por las visitas, si haces bien las cosas y constantemente terminan llegando :)
Ay, es que lo de este post es una verdad como un templo. Ahora mismo voy a reenviárselo a una amiga que se niega a «modernizarse» para que vea lo que le puede pasar.
¡Muchas gracias! ^^ Ánimos a tu amiga :P
Uff… en mi family no manejamos de estas cosas, solo moviles normales, asi que eso que cuentas me suena muy poco o nada jejeje