Los smartphones (teléfonos espabilaetes)

El primer smartphone
Hubo un tiempo, oh mis queridos lectores yogurines, en los que la elección de un móvil dependía principalmente de un único motivo fundamental: ¿tiene el juego de la serpiente o no? Nokia consiguió ser referencia mundial en el mundo de los teléfonos móviles, no por alta tecnología, no por sus magníficas carcasas intercambiables – que también -; sino por la exclusividad del juego de la serpiente. Un magnífico ejercicio de abstracción nos permitía ver una serpiente – con una sorprendente capacidad para hacer crecer su cuerpo – donde había una linea recta; y manzanas que aparecían de la nada donde había un cuadradito del tamaño de un píxel. Todo eso pasó a la historia, ahora la gente es mucho más exigente. Ahora la clave es: ¿se puede jugar al Angry Birds?
El símbolo del
progreso
Hemos avanzado, ahora al menos los juegos son de colores vivos. Y esto ha pasado porque han llegado a nosotros los famosos «smartphones». Lo que algunos traducen como «teléfonos inteligentes», pero eso no es verdad. Si un móvil fuera de verdad inteligente te avisaría antes de realizar una llamada a una ex un sábado por la noche en el que estás completamente borracho y no has ligado. «No llames, tu aliento huele a ron barato, vas a quedar como un arrastrado y tampoco vas a follar. Te paso una lista de páginas de Internet que te ayudará a aliviar tus picores» Todo eso hablado y con voz dulce. El futuro está a la vuelta de la esquina, pero aún no ha llegado. 
Para resumir rápidamente, un smartphone es un teléfono que funciona como un mini ordenador. Es decir, tiene un sistema operativo y puedes instalar aplicaciones externas para aumentar sus posibilidades. Y estas aplicaciones pueden hacer de todo, desde un calendario personal, un lector de libros o una aplicación que te indica donde está Cuenca para que cuando le digas a alguien: «Te voy a poner mirando para Cuenca» no estés diciendo una mentira. Y esto existe. En serio. A veces incluso da miedo dar cualquier idea chorra sobre una aplicación de móvil, porque va otro y la programa y se forra. La moraleja con los smartphones es: publica cualquier programa que se te ocurra lo antes posible, o sino otro lo hará antes que tú. Pasmao.
¿Qué ejemplos tenemos de esto? Pues principalmente se considerarían teléfonos inteligentes los iPhones, los terminales con sistema Android y las Blackberry. Oigo un grito en una esquina. Ah sí, un móvil con Windows Phone que dice que también es, pero nadie le oye, nadie le mira. Pobrecico. Los iPhone los reconoceréis porque la gente que los lleva no los usa, solo los enseña. Algunos no saben ni como va. Pero lo primero que te dicen es: «Tengo un Aifoun, mira qué bonito es, no sé como va, pero molo». Las Blackberry las detectaréis porque son esas que usa la gente para escribir mucho y las llevan como si te estuvieran dando a probar un bocata. Marcando con los dedos donde debes dejar de morder. Los Android son muy fáciles de ver porque muchos de los usuarios lo habrán intentado piratear y ahora luchan porque no les pete todo. Diariamente. Los Windows Phone no los reconoceréis. No hay nadie que los use. Nokia llora en una esquina gritando: «¡La serpiente! ¡Yo tenía la serpiente! ¿No queréis una serpiente? ¡Mirad! ¡Ahora la manzana es de color rojo!»
Los niños del futuro
Están muy bien, realmente. Ahora todo es como muy táctil. Todo es de tocar mucho. Los usuarios de teléfonos móviles nos hemos convertido en pulpos
– «Mi móvil es multitouch, multitáctil, ¿sabes?» 
– «Anda, como tu novia, que ayer se hizo un trío con dos amigos tuyos»
Esto está pasando hoy en día. 
También tienen un acelerómetro incorporado dentro de sus entrañas que permite detectar movimientos. Es decir, el móvil sabe en todo momento si lo tienes de lado o lo tienes hacia arriba. La mejor forma de comprobar esto es hacer una foto de lado que parezca que está mirando hacia arriba, dársela a una persona para que le eche un vistazo y observar detenidamente la hilarante situación. Gira el móvil, gira la cabeza, no se ve bien, gira el móvil, la cabeza, gira el móvil, no se ve, gira otra vez, se rompe el cuello, se ve de lado, la ve de arriba, vuelve a girar, a tomar por culo tira el móvil por la ventana. En serio, para ver fotos no hace falta que se gire la pantalla, moviendo el móvil ya tiramos.
En los móviles de anteriores generaciones ya existía la opción de sugerir texto conforme escribías. Solía ser complicado acostumbrarse y la mayoría de la gente desactivaba esa opción. En los móviles actuales hay corrector y suele funcionar mejor; pero no deja de dar momentos divertidos. Preguntarle a una amiga si está «cerca» y que el móvil pregunte por su cuenta si está «cerda», por ejemplo. Y eso cuando pone algo parecido. Mis primeros mensajes con un smartphone eran un canto al surrealismo, yo escribía sin mirar y el móvil se dedicaba a crear. «Si vieras como Jerusalén donde huimos perro panda Navidad salsa jé» Nadie me entendía, perdí muchos amigos.
En Star Trek inventaron
el teléfono «Android»
En general los móviles inteligentes son capaces de hacer multitud de cosas y virguerías a tutiplén. Podrías estar todo el día con el teléfono mirando chorradas, jugando al último juego de moda y enseñándolo a la gente; pero no. La batería se te acaba. «Mira qué móvil más guapo, hace de todo, hasta si lo entrenas bien te hace pajas, pero no te lo puedo enseñar: no me queda apenas batería». Al final no sabes si creerte si esos teléfonos son capaces de hacer tantas cosas, casi nunca se puede enseñar. Lástima que cosas como el WhatsApp no gasta la batería a tanta velocidad, la de gente que podría conversar con sus comensales en cualquier restaurante si lo hiciese. Pero no, miles de personas miran más a las teclas del móvil que a la persona que tienen delante que juguetea con el tenedor para no aburrirse, se fundió la batería del suyo jugando al Angry Birds…
Pero el otro día, investigando profundamente las posibilidades de mi terminal Android, descubrí una funcionalidad en la que probablemente casi nadie había reparado. Me sentí poderoso por un momento, incluso transgresor. Encontré… Encontré unas teclas escondidas en la pantalla táctil. Aparecieron unos números. Y me maravillé cuando descubrí, que oh, se puede llamar por teléfono. Hay que ver estos smartphones, son capaces de hacer de todo.

16 Respuestas

  1. Mónica dice:

    Ahhh me mata !
    Definitivamente me alegró el día ! Me mató la parte del canto al surrealismo con los mensajes.
    Muy muy bueno. Me encanta :)

  2. Rebeca dice:

    JAJAJAJAJA no pare de reirme un minuto! yo tengo un celu mas viejito que lo hice smartphone a los golpes! me baja aplicaciones. es para su epoca era un adelantado! que smartphone ni ocho cuartos!

  3. Naota Nandaba Kasugano dice:

    Que genial,me encantan estos posts.

    en mi caso, yo soy el "reciclador" de mi casa, siempre me quedo con último móvil que ha desechado cualquier otro miembro de la familia lo más moderno que he hecho con el móvil que tengo ahora, ha sido ponerle mis canciones favoritas en un mi sd que lleva el aparato…
    En serio, mi móvil es un reloj/despertador/teléfono/recibidor y enviador de sms. ¿necesito más?

  4. morri dice:

    Mónica: Muchas gracias ^^ Me alegro mucho de haberte alegrado el día :D

    Rebeca: Me alegro! Gracias ^^ Ánimo con ese móvil, los antiguos aguantan – casi – todo :P

    Naota Nandaba Kasugano: Muchas gracias :D A mí me costó mucho deshacerme de mi antiguo móvil, pero entre que estaba ya dando sus últimos estertores y que me dieron a probar el mundo de internet en el móvil… Terminé cayendo.

  5. monet dice:

    Si después de estar 4 años viendo que los móviles de hoy se utilizan como si se tratara de realizar una exploración vaginal que nadie se ha dado cuenta. Rápido, solo se trata de hacer un juego porno en el que se excita a una puta, a esa puta le puedes también llamar mamá, para los más fetichistas.

  6. Anonymous dice:

    Querido Morri:
    Yo acabo de adquirir un fabuloso Nokia con juego de la serpiente incorporado, de segunda mano. Me es más útil y práctico que mi ex-iphone, que me hace perder el tiempo enormemente.. (no es coña)
    Un abrazo de Musa!

  7. morri dice:

    ¡Cuánto tiempo Musa! Si al fin y al cabo mientras llame y puedas mandar mensajes ya es su cometido. Todo lo demás es accesorio, y sobre todo, da mucha pasta a mi profesión :P Un abrazo :D

  8. AmyJelyfsh dice:

    El smartphone, mi objeto de deseo.. estoy esperando a que se me escacharre mi móvil para conseguir uno es ésos XD

  9. AmyJelyfsh dice:

    Al final decido cambiar el smartphone por una tablet, que viene a ser lo mismo pero más grande 8)

  1. 19/03/2013

    […] los smartphones, tabletas y demás artilugios han conseguido que cada vez necesitemos menos la memoria. Puedo ir […]

  2. 06/04/2013

    […] te ocurriera y así poder ganar un iPhone. A mí se me ocurre hacer un concurso para esta gente: un iPhone al que se tire de un puente de la forma más creativa. Sin cuerda, por […]

  3. 18/04/2013

    […] Joe, ¿cómo no os habíais dado cuenta antes? ¡Es un código QR!” Frank sacó su smartphone del bolsillo y procedió a hacerle una foto al código. Éste escondía un enlace de descarga […]

  4. 09/01/2014

    […] smartphones y el wasá nos tienen comida la vida. Ya son parte de nosotros, no sabemos hasta cuando pero […]

  5. 11/01/2014

    […] jamás y total, él sólo lo quería para hacer llamadas y mandar cuatro mensajes. ¿Para qué un smartphone de esos que tienen mil aplicaciones que te dejan sin batería para poder llamar desp…? Y de […]

  6. 13/01/2014

    […] ding ding, “dale a tu cuerpo alegría Macarena” o sea lo que sea que tengáis en el móvil, no tenéis más remedio que cogerlo y contestar. Sin embargo, la otra persona se puede quedar con […]

  7. 24/12/2016

    […] el Whatsapp y cuando pulsabas encima manchaba muchísimo. “Ya me extrañaba a mí que un iPhone sangrara, pero hoy en día hacen tantos avances que…” – comentó uno de los […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.