Los influencers de tener bebés
Hay dos cosas importantes que se descubren cuando llega la paternidad: una es que el tiempo es oro, platino y todas las piedras preciosas juntas; y que existen una serie de personas que son influencers del mundo de la maternidad. Sí, quizá he exagerado con lo de que sean importantes, pero sí que es un mundo que ignoras – felizmente – hasta que eres padre. Tampoco es que lo haya descubierto yo, aquí la experta en darme temas de conversación – o de posts – es mi mujer. Resulta que hay un tipo de persona-influencer que han transformado el signficado de la maternidad por otro que han considerado llamar «generación de contenido».
«Hijo mío, naciste como contenido para redes sociales» es la frase que más temen los niños de ahora, no como cuando éramos pequeños que temíamos descubrir en algún momento que éramos adoptados o que nuestros rasgos pudieran parecerse sospechosamente a los del butanero. Hay una serie de niños hoy en día que son el principal sustento de sus padres y no al revés. Cualquier cosa que les pase es carne de vídeo, post, story o lo que haga falta; pero siempre adecuado a algún anuncio. Que se cae al suelo, anuncio de curar chichones; que se caga encima, pañales ultraabsorbentes; que pinta las paredes con rotuladores, anuncio de pintores del pueblo; que prende fuego a la casa, anuncio de preservativos. Y así.
Hubo un tiempo en el que los anuncios eran una imposición cuando querías entretenerte con algo. Por ejemplo, tú estabas viendo una película gratuitamente en la tele y a cambio de que fuera gratis, en mitad de algún climax te enchufaban un «volvemos en 5 minutos» y te aguantabas. Ahora se sigue haciendo, pero además, nos hemos convertido en consumidores directos de la publicidad. Ahora el contenido ES la publicidad. Yo a los influencers los veo como los hombres anuncio que aparecían en las pelis ochenteras, desnudos por dentro y con carteles gigantes colgando de los hombros que anuncian lo que haga falta. Cuando tu vida es un spot publicitario muy largo, ¿cómo haces para poder mantener el interés de las marcas? Pues teniendo perfiles de niños de todas las edades. Así que… ¡a follar!
Bueno, eso no lo enseñan. Solo enseñan el resultado, pero al fin y al cabo es lo que hacen. Es un misterio saber cómo consiguen fecundarse con siete niños con cámaras de vídeo en las manos, pero aún así consiguen anunciar el embarazo del octavo. Hay algunos padres influencers que han tenido que sacarse el carnet de autobusero para poder irse de vacaciones en familia. Era eso o hacer turnos. «Venga, este mes nos vamos de viaje los hijos pares; los impares os quedáis con vacaciones Santillana». Y claro, el conflicto no vende tanto en Instagram como para permitírselo. En Instagram todo es feliz. Así que se compran un autobús, qué remedio.
Así pues, estos padres tienen tantos hijos como perfiles publicitarios hay. Se queda embarazada tras la última cuarentena para poder mostrar productos pre-mamá, un bebé para los pañales, otro más mayorcito para juguetes de madera, otro un poco más para los productos de vuelta al cole… Y así sucesivamente. Lo raro es que no termine anunciándose el psicólogo del barrio.
De todas formas, los que se lo montan bien y ganan dinero pues al menos les llega para comprarse un casoplón con setenta habitaciones donde meter a toda su camada; ¿pero y los que se quedan en el camino, qué? Esos influencers-wannabe que se dedican a anunciar las migajas que dejan los influencers de verdad y siguen sus pasos embarazándose a cada pestañeo, ¿luego donde los meten? ¿Ponen camas en el techo de su piso de 60 metros cuadrados? ¿Entregan a los niños a beneficiencia? ¿Los intentan introducir de nuevo al sitio de donde vienen con resultados catastróficos? Es un misterio. Pero ahí siguen, intentándolo.
En definitiva, es el mundo en el que estamos ahora. Paparazzis de nuestras vidas, expositores constantes de anuncios que vemos por voluntad propia. Entretenimiento low-cost que parece que tenga la necesidad de repoblar el planeta.
P.D: Como cada año, aunque he publicado poquísimo este año, me gusta felicitaros la Navidad y desearos un año nuevo fantástico. Así que, dicho esto, os deseo que estéis teniendo unas maravillosas y felices fiestas y ¡ espero que tengáis un muy muy muy feliz 2022!