El concepto de yerno ideal
Desde hace un tiempo tengo un miedo fundado que vuelve a mí cada vez que tengo algún encuentro fortuito con una señora mayor en el que sin comerlo ni beberlo me llevo un piropo. Tengo la sensación, y cierto temor, a gustar en el mundo de la tercera edad desde que trabajando en supermercados los veranos había alguna que otra señora que, furtivamente, me tocaba el culo. «Uy, qué estrecho está esto» «No, señora, en el pasillo aún cabe Falete holgadamente, no deje la mano lacia tan alegremente». Afortunadamente esto no ocurre hoy en día, pero sí recibo piropos de vez en cuando como «buen mozo» «ay qué majo el chico» y otras temidas frases como «¿te he hablado de mi hija la mayor?»
Hoy ha sido un día de ellos y claro, he tenido que desempolvar la lista de temas para posts para recordar que os quería explicar el concepto de «yerno ideal». Pero empezaremos por el principio, no como Tarantino. Prefiero introduciros primero el concepto de «síndrome de Juan Y Medio». Si habéis visto alguna vez un corte de alguno de los 700 programas que hace Juan y Medio en Canal Sur, las señoras se vuelven locas con él. Le gritan, le tiran piropos y a poco que pudieran le comerían el bigote. Y no necesariamente el de la cara. Yo creo que la razón principal es que es porque es alto y las mujeres de esa época tienen fijación con la altura, no estaban acostumbradas en sus tiempos. Y otra es que parece un hombre afable y buena gente, aunque por dentro luego pueda ser un perla de cuidado, quién sabe.
El caso es que él, y sus compañeros presentadores abueleros también, tiene ese don para las señoras de cierta edad; pero quizá no resulta tan atractivo para las mujeres de su edad o menores, ya puestos. Eso, amigos míos, es un problema. De ahí a que lo denomine «síndrome de Juan y Medio», un lugar aún peor que la friend-zone. Porque si con una tía llegas a la friend-zone y no quiere nada, lo puedes aceptar; pero si conoces a una chica y a su madre y le gustas más a la madre que a la hija, te planteas: ¿Qué coño he hecho mal? Es decir, hay un atractivo en ti que atrae a esa familia, pero solo se ve a partir de una edad. Y a no ser que quieras dedicarte a ser gigoló, eso no es bueno para ligar.
Y ahí entra el concepto de yerno ideal. El yerno ideal normalmente es un hombre alto, con un buen trabajo, simpático, que ayuda a una señora a subir las bolsas de la compra, que responde educadamente con una sonrisa y que sobre todo tiene cara de buena persona. Es decir, que parece inofensivo para su hija. Que va a tener sexo con ella para procrear, que su concepto de «sorpresa» no es endiñársela por la puerta trasera en el día de su cumpleaños. Que es alguien en quien se puede confiar. Esto puede ser muy peligroso porque mirad a Urdangarín, era un yerno ideal y ahí lo tenéis: experto en balonmano y en tener la mano muy larga.Este concepto puede ser muy dañino si caes en él. Si cuando te echas una novia gustas demasiado a su madre, es posible que el «yo rebelde» que lleva dentro termine ejerciendo cierto rechazo hacia ti. Ya se sabe que lo que les gusta a tus padres, no te suele gustar a ti. Aunque solo sea para llevar la contraria. Imagínate, si tanto le gusta a su madre, ¡podrías ser su padre! Y esto crea no pocos problemas psicológicos a la muchacha que pueden ir desde el rechazo total hasta el ver su cara reflejada en pleno acto amatorio. Menudos cacaos mentales que pudo tener la infanta Cristina si la cara de Urdangarín se transformaba en la del Rey en mitad del éxtasis de placer. Así ha terminado.
Así que hoy, cuando una señora se me ha sentado delante del tren un escalofrío ha vuelto a recorrer mi espalda. Me ha intentado dar conversación y le he contestado educadamente con una sonrisa. Pero he seguido a lo mío. Tras eso, sus compañeras de viaje del Imserso la han reclamado: «Qué hase tan lejoh hijah, vente pacá que hay sitio» Ella ha contestado: «Ej que aquí veo el mar y hay un shico muy majo, aish, qué mala soy muihihihi» Y en los segundos que han pasado desde que ha pronunciado esa frase hasta que ha cogido su maleta y se ha marchado con sus amigas he visto pasar mi vida por delante. «Yernooo ideaaal» – decía la voz al final del túnel. Brrrffsfbbr, qué escalofrío.
Jajajaja no, por favor, dime que esto no es verdad jajajaja
Me pregunto si mi madre tendrá un prototipo de yerno ideal, todavía no tiene edad ni actitud para ser una de esas señoras jajaja
Todo es dramáticamente cierto.
Cuando me presentes a tu madre lo sabremos :P