Las cosas absurdas de los guiris (III): El balconing

Vuelvo hoy con una sección olvidada durante largos años: Las cosas absurdas de los guiris. Desde aquí intentaremos entender por qué los guiris hacen lo que hacen cuando vienen a esta nuestra costa, más concretamente la Costa Brava. ¿Por qué se desfasan de esa manera? Y en lo que concierne al tema de hoy: ¿por qué hacen gilipolladas de alto calibre que terminan con sus sesos desparramados por el suelo? Intentemos adentrarnos dentro de esos cerebros profundamente dañados mucho antes de estamparse con las baldosas de la piscina.

balconing incoming

Se masca la tragedia

Si sois aficionados a los informativos de Pedro Piqueras seguramente ya habréis oído hablar de este fenómeno. Y habréis oído hablar de él con voz apesadumbrada y palabras como espeluznante, tremendo y trágico. Por si hay algún despistado os explicaré en qué consiste el balconing. Esto son unos guiris que vienen a la costa española, deciden dejarse el cerebro en casa y rellenarlo el hueco que queda en la cabeza de cerveza fresquita. Llegados al punto etílico correcto, se asoman al balcón, ven la piscina, calculan la distancia, saltan la baranda y… ¡Al agua, patos! Desde un tercer piso. Algunas veces aciertan y otras no. Lo que pasa es que cuando no aciertan no hay un Continue ni un Insert Coin. La cosa queda ahí y todo el mundo llorando y qué penica con lo gilipollicas que era y lo mucho que le querían.

Esto es un tema que podría considerarse tragicómico. Porque al fin y al cabo estamos hablando de gente joven que ve truncada su vida por un día tonto y una fiesta que se va de las manos. Pero no deja de ser cómico que alguien tenga tan pocos dedos de frente como para lanzarse a una piscina desde un cuarto piso. Sólo tenéis que recordar la mítica escena de Torrente 2 en la que Torrente y el Cuco deciden no saltar del balcón en el último momento y su amigo tonto salta y cae al vacío estampándose cómicamente en el suelo. Trágico, sí. Humorístico, también. Todo el mundo piensa que hay que ser rematadamente tonto para saltar. Y así es.

balconing plof

¿Que no hay huevos? ¿Eh? ¿EH? PLOF

Así que aquí entra el famoso darwinismo social. Todos los chavales que han perecido en uno de estos saltos estúpidos deberían tener una mención especial en los famosos Premios Darwin. Estos premios que se entregan a aquellas personas que han muerto cometiendo una flagrante estupidez y que según los creadores del premio contribuyen a la mejoría de la especie humana al haberse marchado de este mundo sin haber dejado descendencia. Selección natural lo llaman.

Desde El Mundo Está Loco nos gustaría adentrarnos en las mentes pensantes de estos chavales para saber qué les hace creer que lo del balconing es una buena idea. Yo he bebido alguna vez que otra, no mucho, eh, lo justo, el puntillo y eso, fue la cena mamá que me sentó mal ayer; y nunca jamás se me ha ocurrido lanzarme desde un balcón hasta una piscina. Por mucho calor que tuviera. La única explicación lógica que se me ocurre es la del «no hay huevos de». Frase que ha hecho mucho daño en el mundo de la adolescencia y del burrismo guiril. Se empieza con «a que no hay huevos» y se acaba en el hospital con fracturas múltiples. Esa frase es una condena al desastre, pero es mucho más inocua si lo usan para probar técnicas de ligue creativas: «A que no hay huevos de decirle que quieres poner tu cabeza entre sus pechotes, así de sopetón». También es cómico, pero sin la parte de tragedia. Bueno, si la chica en cuestión no le tira un jarrón en la cabeza. Que todo puede pasar.

Los que tienen un problema gordo son los dueños de los hoteles ya que no está muy bien visto esto de salir en las noticias con un guiri espanchurrado en el borde de su piscina. Que más de uno es tan imbécil que se ha tirado encima de una climatizada y ha dejado el techo hecho un cristo. Así pues los dueños de los hoteles prohíben terminantemente el balconing e intentan vigilarlo. Pronto no tendrán más remedio que encerrar a los propios clientes en la habitación. Se les hace un test de inteligencia antes de entrar y si no lo superan se elevan unos barrotes en el balcón para que no puedan saltar fácilmente. Aunque conociendo su tendencia a la estupidez, seguro que terminan inventando algo que ponga en peligro su integridad física.

«A que no hay huevos de colgarse un peso de los huevos y tirarlo por entre los barrotes» Y no, poco después de haberlos ya no hay huevos. No aprenderán.

3 Respuestas

  1. 28/07/2013

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  2. 16/06/2014

    […] pareja inventa el balcosexing, la variante porno del balconing, y muere poco después de idearlo. Todo esto pasó en Londres, donde los muchachos protagonistas de […]

  3. 23/08/2016

    […] del suelo y buscar nuevos parajes donde insertar su afilado palo. Como por ejemplo el hombro de un guiri despistado que jugaba a palas feliz de la […]

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