Los best-sellers pretenden ponerte cachondo/a
Hace unos días me dio por asomarme al paraíso del ocioso. Llámese FNAC. Dando una vuelta por sus pasillos llegué a una zona en la que no paraba de ver fotos de culos en tanga, bocas sensuales, látigos, ligueros y todo tipo de cosas de látex. Por un momento pensé que me había equivocado y había entrado en un bucle temporal, había llegado a un videoclub de los de antaño y estaba en la sección porno. Pero por desgracia no era así, los títulos de los best-sellers no eran del estilo «Si no soy Curro Jiménez, ¿por qué tengo este trabuco?», «Eduardo Manospajeras» o «Don Cipote que la Mancha» que daban mucha más vidilla sino «En aguas profundas», «Desnuda» o «Cincuenta sombras de Grey». Bienvenidos al porno para señoras.
Es un boom, pero es que siempre pasa cuando hay un exitazo literario. Creo que no hay industria más oportunista que la editorial. Cuando estaba de moda El código Da Vinci cada día salía un nuevo libro sobre el Grial, los Templarios o alguna conspiración judeo-masónica. Cuando empezó a vender como rosquillas la saga Millenium, de repente aparecieron cantidad de escritores con nombre sueco sacando como churros novelas negras. Larsson, Hindenburg, El Príncipe de Berklüm recubierto de chocolate… Un no parar. Escritores de los que no se ha sabido más, aunque es muy probable que fueran negros literarios con apodo que ahora han pasado a llamarse «Alicia Lacaliente» para seguir la nueva moda que ha marcado Cincuenta sombras de Grey. Novelas eróticas escritas por y para mujeres, aunque muchos hombres la disfruten de tapadillo y con un cojín encima del pantalón. Cochinotes.
Esto de la novela erótica lo hacía muy bien Monzó… Pero ahora es otro mundo. Cincuenta sombras ha marcado el paso creando una trilogía en la que un señor muy apuesto coge el látigo y le da caña a una moza inexperta. Una historia romántica de las de toda la vida, pero con una pátina erótica que a alguna que otra ha obligado a cambiar las sábanas por leer antes de dormir. Ha llegado hasta tal punto el fenómeno que hay señoras que han abandonado a su marido por negarse a hacer alguna de las prácticas que se describen en el libro.– «¡¡Espósame Paco!! ¡Dame con el látigo!»
– «Que me dejeh Amparo, que toy con el furgo»
– «¡Quieroh sentimme mujéh!»
– «Anda y que te compre tu madre»
– «Pué me voy a í a buscá a mi Grey por ahí»
– «¿Con cincuenta añoh qué va a buccáh? ¿Greih? ¿Esoh qué éh? ¿La peli del Travoltah y la Niutonyon? Anda al carajoh»
Dramas cotidianos… O material para dos o tres temporadas de Escenas de Matrimonio.
El caso es que ha llegado el punto en el que ya no hay más oferta literaria que novelas eróticas. O eso parece. Me encuentro con tantos tangas en las portadas de los libros que dan ganas de ponerse una gabardina, sombrero y gafas de sol para comprar uno. Esto tiene una parte positiva: el erotismo ha dejado de verse como algo sucio y oscuro, para pasar a aparecer hasta en las sobremesas de las televisiones. Que un día veremos – si no ha pasado ya – a María Teresa Campos comentando la novela y… Uno. Mi cabeza explota. Dos. Seguro que aparece una señora del público que se ríe a gritos y se convierte en la prota. «Morgamooh, eso quisiera sabéh yo lo que e un mórgamohhh». ¿Había dicho que tenía una parte positiva? En qué estaría yo pensando.
Pero no nos tiremos de los pelos aún, como toda moda pasará. Llegará un momento en que el mercado se saturará y no habrá espacio para más historias de amor con calentura. Hasta tal punto ha llegado que no faltan las parodias al famoso libro de Cincuenta sombras, como un libro llamado Cincuenta sombras de Gregorio que habla de esos hombres normales que no dan latigazos y se quedan dormidos después de correrse. Yo estoy por hacer uno que se llamará «Cincuenta sombras chinescas« Y solo salen manos animando a hacer sombras en las paredes con los mejores trucos para colocar vuestras manos correctamente. El elefante, el murciélago, el lobo… Y para darle ese toque erótico una servirá para simular un folleteo en la pared. Veo el éxito asegurado. Lo veo. No.
Pues si puedes publicar «50 sombras chinescas» hazlo o alguien lo hará por ti .
Sobre el librito de marras de la señora Mitchell… jodo… vaya manual de relación abusiva, y no lo digo por el bdsm sino por la violencia física y psicológica no consensuada.
Existe la teoría de que la protagonista de este engendro por la forma de expresarse y reaccionar ante el abuso al que es sometida es en realidad una niña prepubescente, tela marinera, eso o que la escritora debe ser medio retrasada mental o sufrió un derrame cerebral en algún punto de su vida y ella misma habla como una niña de trece años.
Lo peor no es que esté resultando en un boom de la novela erótica, algo que ya pasó con «Yo puta» pero la editorial de ese libro no machacó los medios para darse publicidad como lo están haciendo con estos tres mazos de papel del culo que es por eso por lo que está teniendo cierto éxito (pero no tanto como el que le atribuyen). Lo malo es que se están poniendo de moda las historias de sexo no consensuado y violencia de genero.
En fin, jodo petaca…
Sun salud☼.
Pues no sería la primera vez que veo una idea mía no llevada a cabo que termina comercializada >.< Tengo que ser más rápido. La verdad es que hay más parodias del libro de las que uno creería encontrar. Yo no lo he leído, he hecho el post basándome en la sinopsis y en lo que ha creado alrededor, así que no puedo opinar muy fuertemente. Podría si me entrase un arrebato de cuñadismo, pero aún no he llegado a eso. Lo que eso sí, se repiten como el ajo y hay una de morralla editorial que no veas. Como un día termine escribiendo mi novela y no me la publiquen me deprimiré mucho después de ver lo que sí se publica.