Comerse las uvas

Se acaba el año 2011 y se atisba ya en el horizonte la llegada de 2012, un año repleto de ilusión y buenas esperanzas si haces un acopio de valor y apagas la tele, internet y todos los sitios donde puedas ver las noticias. Es un año considerado por la cantante española que hizo menos puntos en Eurovisión – Remedios aMAYA, ¿lo cogéis? ¿Eh? ¿Eh? – como el año en el que se terminará el mundo. Como aquí no creemos en fines del mundo, al menos no mientras el hidrógeno del Sol no se agote, por una razón fundamental: si no se acaba todo el mundo nos tomará por pringaos; y si se acaba no habrá nadie para reprocharnos que no nos lo creímos. Así que preparémonos para un fin de año de fiesta loca en el que sobre todo y ante todo, lo primero que hay que hacer es… Comerse las uvas.

Y empezamos bien. Nos alejamos de supersticiones como la del fin del mundo, ¡pero empezamos el año con una! Esto no lo dijeron los mayas sino que en el último siglo, de generación en generación, nos hemos ido explicando la tradición de comerse las uvas mientras suenan las doce campanadas que anuncian el nuevo año. Esto sólo se hace en España, que se sepa, y se hace por un motivo que mucha gente ha olvidado. Era una costumbre madrileña de finales del siglo XIX que lograron popularizar en 1909 unos agricultores de Murcia y Alicante que tuvieron excedente de uvas. Podemos dar gracias que aquel año no tuvieron excedente de melones. Me imagino la BBC explicando al mundo la tragedia española:

«Al grito de ‘¡da suerte! ¡da suerte!’ miles de españoles acabaron atragantados y asfixiados la noche fatídica de 1909 tragándose doce melones delante de la puerta del Sol. Las autoridades supervivientes intentan traer gente de fuera para rellenar el país, que ha quedado vacío. El Rey también ha perecido en un alarde de campechanía. España está de luto»

De ahí que se diga que comer doce uvas da suerte. ¡Suerte de que no fueran melones! El caso es que aquí estamos, cada casa de este país cumple el paradigma de la superstición: «yo no creo pero por si acaso». Y todo el mundo se come las uvas. Es más, nosotros los españoles, como no nos conformamos con una superstición acumulamos las extranjeras: ponerse ropa interior roja es la más extendida. Pero tendremos más. Cuando digan que en fin de año da suerte ponerse una boñiga al hombro, no habrá nadie que aguante la cena; pero una suerte al año siguiente… Vamos, la salida de la crisis está ahí: aún no hemos descubierto la superstición adecuada. Es sólo cuestión de tiempo.

Lo mejor para mí es el rito de preparar las uvas antes de comérselas. Mucha gente se las come tal cual, con la piel, con las pepitas, hasta directamente del racimo. «Qué pasa, yo soy romano» Y ahí que se ponen de lado, con la boca hacia arriba gritando «¡Cleopatra te amo!» mientras suenan las campanadas. Yo soy más de pelarlas. Además de que va muy bien para soltar indirectas a las chicas que haya alrededor. «Uy, no puedo, oye, ¿me la pelas? La uva, la uva, claro, la uva» Chistes sobre pelar: actuales desde 1544. Ojo con decírselo a la abuela, que la cosa puede acabar mal: «¡A mi marido yo siempre se la pelaba! ¡Ay mi Paco!» Luego llega el deshueso con el que terminas con una uva que no es ni uva, partida por la mitad, medio destrozada; pero eso sí: fácilmente deglutible. Estoy un año por hacerme papilla de uva y comerme doce cucharadas.

Por si eso fuera poco, las cuento todas treinta veces antes de que llegue la hora de comérmelas. Por si se ha perdido alguna por el camino. A veces cuentas catorce porque de tan peladas que estaban se han roto y ahora tienes mucho más. «Mira, para tomármelas de aperitivo en los cuartos» El tema puede convertirse en algo muy obsesivo, luego hay gente que de repente ve una metamorfosis en ti y ya no te ve como persona, sino como Drácula de Barrio Sésamo contando continuamente. «Uno, dos, tres, cuatro, aquí hay uvas para rato, cinco, seis, siete, ocho, tienes una en el ch…» Bueno, tampoco es necesario seguir. Cómo cambia Barrio Sésamo con los años…

El superhéroe de las uvas

Y llega el momento cumbre: cuando sale Ramonchu en pantalla. Para los que no seáis españoles, Ramonchu es Ramón García un presentador de televisión que se cree superhéroe en fin de año porque siempre lleva capa. Ahora el pobre estará en su casa, con su capa negra, pensando en salvar a los ciudadanos de Gotham ya que en Madrid ya no le quieren. Que saliera este hombre en pantalla indicaba que se acercaba la hora del cambio de año. Ahora salen otros y cada año nos explican como funciona el ritual de comerse las uvas con el reloj de la Puerta del Sol. Y nos lo explican muy gráficamente: 1) Baja la bola gigante: cloncclonccloncloncclonc; 2) Los cuartos, ¡ojo no confundir con las campanadas! Es algo muy normal. Son clinc clonc, clinc clonc. Hay que mover la cabeza hacia los lados al hacer el sonido, queda más curioso. Y da vergüencica ajena, pero ahí estamos. Cuatro veces. Y 3) Las campanadas, clonc… clonc… Ahí es cuando hay que comer las uvas. Fácil, ¿verdad? Pues cada año todo el mundo en la mesa pide silencio cuando lo explican: «sSSshshshshhhhhh ¡que no oigo!» Les pides que miren las instrucciones para no darte por saco con el nuevo móvil y nadie las mira, pero esto que todos se lo saben: ahí, al pie del cañón.

Cuando empiezan a sonar las campanadas el silencio se convierte en despiporre y cada uno va a lo suyo. Veamos:

– La abuela que empieza a atragantarse ya en los cuartos: «¡Espérese abuela que aún no tocaaaaa» «AGaghahsghffhh» «¡La abuela! ¡La abuela! ¡Que se nos ahoga!» A veces, gritar que la abuela se atraganta es un chiste habitual entre comensales cabroncetes.
– El que cuenta: Pero no que cuenta las uvas, el que cuenta las campanadas. CloOOONnnnc. «¡¡¡UNA!!! ghoñommp» CCllooOONNccc «¡¡¡DOS!!! gghoñompfffsñommpff» CloooOOONNNNCC «¡¡¡TREFPHS!!! GGHHñoomspffs» Pero el cabrón no se ahoga como la abuela. Las cuenta todas y cuando termina levanta los brazos en señal de victoria. «¡¡¡SÉ CONTAR!!! ¡¡¡SÉ CONTAR!!!» Un milagro en estos tiempos.
– El que se pierde: Da igual que haya uno al lado que cuente, hay uno que siempre se descuenta, se pierde y luego se encuentra que en el plato tiene tres por comerse al acabar. No te explicas como es posible si las campanadas van tan a cámara lenta que pronto emitirán la repetición. «Y ahora para los que se han perdido, la repetición a cámara lenta, cloooooooooouuunnnnccc» Y los ves masticar a cámara lenta. Y se vuelven a dejar alguna por comer. Seguro.
– El que se enfada porque no comen en silencio: Entre el que grita que la abuela se ahoga, el que grita números, el que dice que se pierde, y el que llega del lavabo tarde gritando: «la última meada del añoooooo» hay uno siempre que se toma muy en serio el momento uvas y se estresa. Por si se le esfuma la suerte o algo. Se las come, pero recibe el año a desgana. Felicitando a todos cagándose en tó. A ese, uvas sin pelar. Siempre.

Y se acaban las uvas, todos contentos recibiendo el año nuevo. Abrazos, besos y que no falte el cava para celebrar. Luego a la fiesta loca para empezar el año con resacón. Un año nuevo comienza y por supuesto, desde El mundo está loco, os deseo a todos un… ¡Muy feliz 2012!

8 Respuestas

  1. MR dice:

    Retrato exacto de mi noche familiar… con ligeras variaciones: en este caso la figura de la abuela es la del abuelo y habría que añadir la del perro histérico e hiperactivo preguntándose WTF estaba pasando en esos frenéticos instantes (nos miraba con cara de…manda güebs que sea yo el «animal» de esta sala. Te juro que tenía esa cara, con espuma por sus barbas y todo xD) . Sea como sea, felicidades por el blog… acabo de descubrirlo por casualidad y no he parado de reír (mi pobre madre ha entrado varias veces en mi cuarto para ver si tengo ataques epilépticos, a veces me sale la risa perruna xD) leyendo entradas salpicadas de humor ágil. Hasta me han entrado ganas de escribir (me has recordado que a mí esto me gustaba) :). Feliz año y gracias!

    • morri dice:

      Muchísimas gracias MR ^^ Me alegro de que te guste el blog :D Ten cuidado con los ataques no rompas jarrones y tu madre luego me pida daños y perjuicios :P Ánimo si terminas dándole a las teclas, feliz año y ¡gracias a ti! ^^

  2. Sinceramente felicitarte por este post ,es muy ameno y entrtenido y te digo la veradad lo he leido varias veces para disfrutarlos,tienes mucha imaginacion y como bien dices menos mal que en lugar de las uvas no son melones ,sino terminamos todos en el hospital.Nuevamente felicitaciones por el post y continua escribiendo de estas cosas que nos entretienen y nos ayudan a olvidar por un momento nuetros problemas. Feliz 2012 (esperando que los Mayas no tengan razon).

  3. Jajaja, justo dije hace unos años algo similar a lo de los melones. Buen post y feliz año (aunque va con retraso) :D.

    Saludos!!

    • morri dice:

      ¡Feliz año Lady Starlight! Creo que en algún momento algo como los melones se nos ha ocurrido a todos cuando supimos lo del excedente. Imagínate que hubiera sido un excedente de bragas. ¡Hasta los hombres celebrando fin de año en bragas por la calle! ¡Un follón!

  1. 31/12/2011

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Se acaba el año 2011 y se atisba ya en el horizonte la llegada de 2012, un año repleto de ilusión y buenas esperanzas si haces un acopio de valor y apagas la tele, internet y todos los sitios donde puedas ver las noticias. Es…..

  2. 08/01/2014

    […] buena suerte. Y no estamos como para ir rechazando amuletos. Así que acumulamos la suerte de las uvas, los tangas rojos y lo que encarte. Un día nos dicen que da suerte mear haciendo el pino el […]

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