Las chicas que intentan cambiar a sus novios
– «¿Tú crees, cariño?»
Encontrar pareja es algo relativamente fácil. Conoces a alguien medianamente interesante, quedáis, vais a tomar algo juntos, charlais sobre temas banales, os dais cuenta de que coincidís en un par de grupos de música, criticais sin piedad a alguien que pasa por la calle, os reís y una noche un poco borrachos termináis lanzandoos uno de los dos y acabáis enrollandoos en el primer sitio que encontréis. Entonces, ella pone cara rara al darse cuenta de que besas como el que lame un frigopie, y tú te das cuenta de que ella besa como si estuviera chupando un caracol. Ese es el comienzo de un bonito noviazgo. Sí, he dicho que encontrar pareja es fácil, otra cosa muy distinta es que te guste.
Pero bueno, esos defectillos se pasan por alto los primeros días. Total, es lo que hay, ¿no? Más vale ser un caracol o un frigopie, que una piedra inerte que nadie quiere lamer. Aunque habrá gente a la que la idea de chupar un caracol tampoco les atraiga mucho. Pero si estas parejas funcionan, o se mantienen mejor dicho, no es simplemente por la desesperación, sino por la esperanza. Muchas de las mujeres que tienen un novio que no les gusta, se aferran a este pensamiento iluso: «Ya cambiará». El otro día fui a la ferretería y me compré un martillo. Cuando llegué a mi casa necesitaba desatornillar los tornillos de la silla, para luego apretarlos porque se había ladeado. Entonces fui a usar el martillo que era lo único que tenía a mano y resulta que no funcionaba, me quedé mirándolo y dije: «Bueno, ya cambiará». Y a ver si cambia de una puñetera vez porque estoy sentado de lado con una mano en el suelo y me voy a fastidiar la espalda.
Esto pasa tanto en hombres como en mujeres, es decir, aunque el título del post sean las chicas que intentan cambiar a sus novios; hay hombres que también quieren cambiar a sus novias. Pero normalmente el pensamiento del hombre es más superficial: ellos la quieren cambiar por otra. Y cuando no quieren cambiar la suya, por cuestiones de pereza o de, quién sabe, amor; lo único que piden cambiar son las tetas. Tan sencillo como eso: lo que necesitas no es amor, es una operación. También hay mujeres de estas, mirad sino a las del anuncio del Jes Extender: «Eso, ¿por qué no?» – que dice la rubia recauchutada al lado del viejales.
Pero esto no es lo habitual. Muchas mujeres prefieren a su novio o marido con todos esos defectos, para poder descojonarse de ellos cuando queden con sus amigas en una reunión tuppersex. Ya que no pueden disfrutar del sexo, qué menos que echarse unas risas. Aquí el que no se consuela es porque no quiere. Otras muchas lo que hacen es criticar todo el día al novio, por lo que sea, delante de otra gente. Cuando él está por ahí lo ponen a caer de un burro y si les preguntas que por qué no lo dejan si tan mal están te miran ofendidas y te dicen: «Pues porque lo quiero». Lo quiero colgado de un pino. Termina la frase hija, termina la frase.
Otras lo que hacen es estar continuamente pidiéndole cambios al novio. Como el que pide requisitos a un informático, lo que un día vale al otro todo ha cambiado. Que si ese pelo no me gusta, cortátelo; que si esa ropa que llevas es una mierda, ponte esta camiseta rosa (si no fuera por estas novias nadie llevaría camisetas rosas, NADIE); que si cámbiate de sexo que me he hecho lesbiana… Todo sea por pedir. Claro, si se encuentran con un novio que les hace caso a todas horas al final termina pasando lo que todo el mundo espera: La Paradoja de McCalzon.
La Paradoja de McCalzon indica, después de sesudos estudios durante años en universidades canadienses de postín, que cuando este prototipo de novia consigue el objetivo: es decir, coger a un tío y que al cabo de unos meses no lo reconozca ni su madre; al cumplir el plazo y los objetivos se abandona el novio para seguir trabajando en nuevos prototipos, con la excusa de: «Ya no eres el mismo que conocí». Ahí va, no jodas. Esto entra dentro de un plan mundial de «dominación del hombre a través de sus hábitos, anulación de la personalidad y aborregamiento de las masas» que junto a la televisión y otros medios pretenden hacer de la humanidad un ente uniforme. Id con cuidado, hay muchas chicas agentes encubiertas del club Bilderberg, Skull & Bones y los Masones intentando cambiaros por completo para convertiros en uno más del redil. Sí, se empieza escuchando El Canto del Loco, y luego va todo cuesta abajo…
4 Respuestas
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