Comer en un buffet libre
A los españoles nos gusta lo gratis. Nos encanta. Cuando hay algo que suene a ganga, oferta, o directamente gratis nos volvemos completamente locos. Mirad sino a los que cogen caramelos con el paraguas abierto en las cabalgatas de Reyes Magos. Ya te pueden dar una sandalia suelta y de un pie que no es el tuyo, que si te la dan gratis la coges. «Ya le daré algún uso, a vé… Como matamoscas quizá…» Y ya está. Es gratis, aquí se aprovecha todo. Por eso en este país hay tan pocos buffets libres, porque no salen a cuenta.
En serio, yo he visto entrar a gente en un buffet libre que eran como un corredor de 50 kilómetros marcha y salían de allí como Papá Noel. Gordos y con un carro lleno. Sí, porque siempre hay alguien que va allí y se lleva los tupperware de casa y aprovecha. «Doce euros y come lo que quieras». Y allá que rellena los tuppers con comida para una semana entera. Eso sí, al dueño del buffet libre no le hace ni puñetera gracia y si les pillan les hacen devolverlo. «Brrlgglfft» «¿Pero qué es usted? ¿Una señora madre de familia o un máldito jilguero que regurgita la comida?» Ya se lo guardan hasta en la boca.
Lo mejor son las excusas que ponen:
– «No, es que es pa’ alimentar a mi familia»
– «¿A su familia o a un regimiento de la quinta legión de infantería? ¡Que su marido acaba de abrir las puertas de la furgoneta!»
– «Ah, es que como dice coja lo que quiera…»
– «Pero hombre de Dios, coja lo que quiera para comer AQUÍ»
– «¡Pues especifique coño! ¡Especifique!»
Aún así no es necesario llevárselo todo en tuppers para que a los dueños no termine de salirles a cuenta. La gente tiene un buche enorme capaz de comer ingentes cantidades de comida. Hay personas que dejan de comer durante días para aprovechar al máximo el buffet libre. Y comen con cuatro platos, tres postres y seis cafés. Que están cerrando el buffet y aún está el tío cogiendo más comida. «Un momegnffto, ¡que no he termfnifiado! ¡No le dejan a uno comer tranqffweguilo!» «¡Pero si lleva usted aquí desde el mediodía y es la 1 de la madrugada!» Y allí está el señor, apunto de explotar como el gordo de El sentido de la vida.
Evidentemente los dueños de este tipo de restaurantes saben lo que hay. Como conocen a la perfección la idiosincrasia del pueblo español, lo que hacen es no poner materiales de primera calidad en la comida. No esperéis ver langostas en los buffets libres, ya os lo digo ahora. Ni tampoco los mejores productos del mercado. Yo comí en uno en el que los tomates podían haber alimentado perfectamente a una familia de Playmobils; y estoy seguro de haber comido manguitos de bici más blanditos que las patatas fritas de allí. Cosas que pasan.
3 Respuestas
[…] homenaje a esas máquinas de snacks que consiguen que podamos comer fuera de horas antes de que el hambre nos invada y no nos deje […]
[…] como si tuviera Instagram”. Y claro, alguno te explica que es que el plato es minimalista, la comida es minimalista y demás excusas de restaurador tacaño. Pero el hambre no es minimalista, señor […]
[…] lado de ellos. Es algo que la idiosincrasia de España lleva dentro. Algo gratis: todo a tope. Los buffets libres y las barras libres pueden dar fe. “Voy por el tercer postre, mi estómago va a reventar, […]