Entrevista con un perro de un perroflauta


Este perro nos atendió en una tarde libre

Los perroflautas son una tribu urbana de difícil clasificación. Suelen ser personas de ideología de izquierdas asociada a movimientos antisistema. Lo que se ve es a unas personas con aspecto desaliñado, con un perro al lado y con una flauta de instrumento preferido, como su propio nombre indica. Y piden dinero para subsistir tocando la flauta. Como no sé mucho de su mundo y su funcionamiento interno he decidido entrevistar a un perro de uno de los perroflautas que andaban por la calle, que se escapó un momento y vino a confesarse. He de reconocer que la entrevista no me salió gratis. Hamelin – que así se llama el perro – me pidió que lo lavara en una habitación con jacuzzi. Costó convencer al dueño del hotel cinco estrellas de que no era ningún tipo de parafilia mía, pero al final pudimos hacer la entrevista.


Yo: Buenas tardes Hamelin, sit, sit.
Hamelin: ¡Guau! ¡Guau! ¡Woof! ¡Guau! ¡Bup!
Y: Veo que dominas idiomas Hamelin. Bien, hemos venido a hablar de tu dueño, un perroflauta de postín que te lleva de aquí para allá. Cuéntanos algo de su vida.
H: ¡Guau! ¡Guau!
Y: Esto… A ver Hamelin. O me hablas en castellano o aquí no tenemos nada que hacer. Va, haz el esfuerzo que no cuesta nada.
H: Bueeeeno. Joder tronco, cómo eres eh. Es que estoy como desganao.
Y: No me extraña. Todo el día sin hacer nada. Ni siquiera detrás de un mísero palo. En fin, a ver si podemos empezar la entrevista sin más contratiempos. ¿Cuál es tu misión al estar al lado de un perroflauta?
H: Pues mira, básicamente hacer compañía y provocar lástima a los que dejen dinero. Parece ser que si ven a un tío tocar desaliñado le gritan que trabaje, pero cuando me ven a mí tan hecho polvo les doy lástima y dan dinero.
Y: Bien pensado.
H: Hombre, lo estaría si el hijoputa este me comprara algo de comer. Pero se lo gasta todo en porros.
Y: Vaya. Sí que está el tema mal, ¿no?
H: Ya te digo.



No confundir perroflauta con perro con flauta. Es otra cosa.

Y: Además, los perroflautas tienen cierta mala fama. Supongo que es porque están ahí tocando y no hacen nada y eso a la gente les fastidia. Pero… ¿Es cierto eso de que no se lavan?
H: Tú… Tú muy listo no eres, ¿no?
Y: Eh, oye, un respeto.
H: A ver, pero es que la perspicacia no se hizo contigo. ¿Pero no has pasado cerca de ninguno? ¡Pues claro que no se lavan! Se perdería el olor natural. Es que no te enteras, Contreras. Además, sino, ¿de qué te hubiera pedido yo un baño a cambio de la entrevista? Lo del jacuzzi ha sido un caprichito. Es que yo tenía antes pedigrí, pero ya ves.
Y: Ah, pues…
H: Pero a mí lo que de verdad me molesta no es el olor. Total, yo huelo peor. Lo que me molesta de verdad es guau guau guau, ¡guau! Guau guau guá guau wrguau…
Y: Haaaamelin…
H: Porque guaau guau guagu y guau guau, ¡woof! Guau guau. ¡Guau, guau guau guau gua!
Y: ¡Hamelin! Joder, que no se te entiende nada. ¿Puedes dejar de hablar en perruno de una vez?
H: Ay ostras, que no me doy cuenta, perdona. ¿Desde dónde no te has enterado?
Y: De casi todo.
H: Puf, qué pereza volver a empezar de nuevo. Es que vosotros los humanos usáis muchas palabras para cuatro cosas, nosotros con un par de guaus y una buena olida de culo tenemos suficiente. En fin, venía a decir, así en resumen, que lo que más me molesta no es el olor sino lo mal que toca el mamón.
Y: Eso sí lo había notado, ¿ves? Nunca supe qué tocaban al pasar por el lado. Pensaba que era un nuevo estilo de música desafinado.
H: Lo que yo diga, tonto del culo. Pues sí, me jode eso porque es que no da ni una maldita nota. No sé como serán los otros perroflautas, pero mi dueño tiene una oreja enfrente de la otra. Y eso mis afinados oídos perrunos no lo soportan. ¡Podría hacer un maldito curso de flauta o algo!
Y: Vaya por Dios. Estás todo el día sufriendo.
H: No lo sabes tú bien. Pero mira, aún tenéis suerte los viandantes de que van con perros la mar de majos. Podría ser peor, podrían ir con ratas. Que mi antiguo dueño me abandonó por una rata. Terminó sus días con la rabia, así que los demás captaron la problemática de llevarlas.
Y: Y siempre sois perros grandes… ¿Por qué no otros perros?
H: Bueno. No siempre. Uno que vino nuevo trajo un día un Yorkshire. El ParisHilton le llamábamos. No se enteraba mucho de qué iba el rollo. Y el perro menos. Siempre ladraba con un deje pijo. Con decirte que no decía guau, siempre decía guay. O sea… ¡Puej!
Y: Alucinante. Entonces ¿es verdad qué hay perroflautas de familia pija?
H: No, qué va. Normalmente son de familias normales, pero siempre hay algún pijo que se las quiere dar de guay y se mete en el grupillo. Es como una aventura para ellos. Me encanta morderles los tobillos. Brrssffhhsh. ¡Guau!
Y: Interesante Hamelin, interesante. Desgraciadamente se nos ha acabado el tiempo para la entrevista, además ya está llamando el encargado de tu pedicura. Cuando termines sal tú directamente del hotel, que yo tengo cosas que hacer.
H: Mi dueño me estará echando de menos, pero a la que pueda me gano al dueño de este sitio. Mmmm, qué bien estoy. ¡Muchas gracias!
Y: De nada Hamelin. Suerte.


Y me marché del hotel cinco estrellas. La entrevista fue algo cara, pero jugosa. El maldito perro no paraba de charlar, supongo que se había tirado muchos años sin poner en práctica su perfecto castellano. Hay perros que deberían salir en la tele, y míralos. Ahí. Tiraditos en el suelo viendo pasar a peatones que giran la mirada para no sentir la necesidad de echar una monedita. Pobres Hamelins del mundo.

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