La vuelta al curro

Chiste: Forges
Esta semana es semana de vuelta al trabajo. Para la mayoría de los mamones suertudos que han disfrutado de un agosto de vacaciones claro. Ostras, si yo también lo he disfrutado. Qué cosas, la falta de costumbre. Este lunes yo volví al tajo y en una semana vuelvo al tajo universitario con lo que haré el experimento sociológico este de estudiar y trabajar a la vez que casi todo estudiante ha vivido en algún momento de su carrera. Que yo sé lo que es trabajar duro, que lo he visto.


El caso es que la gente tiene que volver al trabajo por huevos y no hay nada más que hacer. ¿Nada más? Bueno, hay ciertas excusas. Una que se ha inventado ahora que se llama depresión post-vacacional que queda la mar de bien ya que decir: «Tengo una pereza de tres pares de cojones y no quiero ir a trabajar» no se lo traga el médico para darte la baja. Y es que ahora se han puesto de moda las depresiones post-algo. Lo que sea. Bueno, podríamos decir que están de modas las depresiones a secas, pero eso ya daría para otro tema. La cuestión es que la gente también tiene depresiones post-parto. «¡Ay si ya no follo igual!», «¡Ay cuanta responsabilidad!», «Ay que no me salga el niño tan tonto como su padre…» Total, cualquier excusa es buena para deprimirse.


Fijaros si la gente tiene cosas, aparte de deprimirse después de las vacaciones, que ya son ganas de olvidar lo que ha disfrutado uno, pues bien, por olvidarse se olvidan hasta después de fornicar. Que existen las depresiones post-coito. Vamos, que la gente se pone de bajón, que lo leí en una Muy Interesante. Aunque no sé qué credibilidad puede tener cuando un par de frases más adelante te comentan cosas sobre cómo tienen orgasmos con las pestañas. ¿Cómo lo hacen? ¿Ponen los ojos como chiribitas a lo Marujita Díaz y ala, alegría? Total, que por depresiones post, las hay hasta post-post, que a algún blogger le ha dado después de escribir y no recibir ni un comentario. Fíjate tú.



En fin, que me voy del tema. Se acaban las vacaciones y se vuelve a la rutina habitual. No sé como se deprimen al volver al trabajo si lo de coger el metro es gloria bendita. Sobre todo a aquellos que les guste el pechito con pechito, ombligo con ombligo y mejilla con mejilla. El otro día estaba el metro como para jugar al Twister allí en medio. «Piernaaa izquierdaa a la barra del mediooo, brazo derecho al rooojooo, me estoy comiendo un sobaaacooooo». La mar de divertido oigan. El lunes el metro era un magnífico hervidero, todo gracias a las obras del AVE que nos hace bajar a los que se iban bajando escalonadamente en cuatro estaciones en una sola. Menosmal que nos ponen flechitas en el suelo para que no nos perdamos y a seguratas cubriendo la vía que parece que estén apartando las grupis de un concierto de Robbie Williams. «Por allí, ¡fuera!, ¡tranquilidad todos!, ¡no me toque el culo señora!» «Ayy, es que lo he visto tan jovenzueelo»


Un follón de los grandes. Porque luego viene la carrera libre de pasillos metriles que todavía no es prueba olímpica pero la quieren probar para el mundial de Osaka. Que es la ciudad de Makinavaja. «Osaka la pastah o te rajoh». Chiste del día, los ladrillos y las rocas de media tonelada al fondo del pasillo. De nada. Pues bien, la carrera empieza con el pistoletazo de salida en la salida del tren y comienza de manera fulgurante en cuanto que se abre hueco. Los aspirantes al título de primero-en-llegar-al-andén-del-metro salen que se las pelan. Yo siempre hago mis apuestas y apuesto por los tíos con traje. ¿Por qué siempre los que llevan traje corren más? ¿Son ergonómicos esos trajes? ¿Los elegirán moda deportiva para Pekín 2008 y lo llevarán los atletas? ¿No han probado nunca? ¡Van que se las pelan!


Y al final llegan al curro. Sudados, pero llegan. Yo no puedo dejar de comentar lo primero que recuerdas al llegar a mi trabajo en particular. La secretaria de la empresa, qué mujer. No por guapa ni nada de eso. Es un portento a la hora de hablar por teléfono… Con la boca tapada. ¿Por qué se tapará tanto? ¿Lleva dentadura postiza? ¿Siempre tiene algún trocito de carne en la boca? Qué mal suena esto. ¿Le da vergüenza que la vean hablar? O es que simplemente es fan diaria de Radio Macuto, informaciones al minuto. Ella seguro que tenía ganas de volver al trabajo, ¿con quién cotillearía en verano? Quien sabe.