300, la película según yo mismo

«¡¡Esta noshe cenamo en el infieerrno!!» «¡Y en el ferano también!»
Aviso: Este post es largo. Ya que actualizo poco, leches, que al menos haya sustancia. Se puede leer en capítulos o por temporadas que ahora se llevan mucho las series. La temporada 1 del post de 300, la temporada 2 en dvd del post de 300 con los extras de chistes malos, etc. Así que nada, ánimo y al post.


Como sabéis si sois habituales lectores de este blog, hace un par de semanas fui a ver la película 300. Os he dado tiempo antes de hacer el post y destriparos la peli, así que si no la has visto no sé si recomendarte que leas este post porque a lo mejor te desvelo algo, o mucho. Pero piénsalo bien, yo lo pensaba antes de entrar al cine, 300 tíos contra millones y millones de persas, según la Comunidad de Madrid, no podían acabar muy bien. Vamos, es una pequeña observación. Así que sin más, si has visto la peli y quieres volver a rememorarla de otra forma, o no vas a verla ni de coña, te invito a seguir leyendo, que es gratis.


Nada más empezar la película nos muestran como entrenan a los niños de Esparta (-pájaros, chiste del día y de la noche) para ser soldados desde que tienen uso de razón. Al principio sale un tío mirando a un bebé de arriba a abajo y considera si está enfermo o no. Si no lo está, entonces se queda con los espartanos. Sin hacer radiografía ni nada, el tío así a ojo dice: «Está sanote el chico ette, mira mira, que músculos ya al nasé, piedra pura». Y si no lo está lo tiran a una montaña a que se pudra: «Ahí te quedah adefesio, mira que nasé feo, qué mal gutto». Más tarde lo hacen entrenarse con espadas con tios cachas, en duelo desigual. Que van a espadas, que no se andan con tonterías de collejas o ahogadillas. Y encima luego los dejan a la intemperie a que se busquen la vida. Y el que sobreviva pues es soldado. Por eso son tan pocos, 300 nada más, leches, si los mandan a matarse a la montaña.



«Pero que dise pringao, ¿que mi mujé no ta buena? Aaaiiii que te viá dá»
Esta es la introducción de la peli en la que vemos que no sólo están preparados para la lucha sino que están puteados desde pequeñitos. De ahí la mala leche que gastan. Así que lo que vemos luego es un mensajero de los persas que viene a decirle a Leónidas (el protagonista de la película) que o se rinden y les dejan pasar o les dan pal pelo chas chas y hasta luego lucas. Más o menos que el tío de la peli tenía más labia que para algo era mensajero. Lo que pasa es que al Leónidas no le hace gracia y lo tira a un agujero gordo que tienen en medio de la plaza que ni tiene barandillas ni nada. Que un día se les caerá un niño y menudo disgusto. ¡Como para hacer una fiesta en la plaza del pueblo! ¡Prohíbido emborracharse!


Así que la cosa se pone fea en Esparta porque Leónidas desafía a los persas, liderados por Jerjes. Lo que pasa es que para irse a la guerra tiene que tener el beneplácito del oráculo que son unos cuantos tíos viejos demacrados que les gustaba, a los muy gorrinos, liarse con chicas vírgenes y jóvenes. A las chicas las emborrachaban porque hay que tener estómago para dejarse dar lengüetazos por esas cosas. Es el momento más asqueroso de la película, hombres con furúnculos besando a tías buenas. Y todo esto, ¿para qué? Para que la tía les diga si van a la guerra o no. Lo normal. Es lo que hizo Bush cuando quiso ir a Irak, sus consejeros eran así. «Na, un momento, que me tiro a la chica virgen esta y luego te digo si puedes ir a la guerra o no» Y el Bush: «¿Y esto qué tiene que ver?« Es Bush, pero a veces piensa. Y le dice: «Nada, pero joe, echo un rato guapo y si después de follar todavía me entran ganas de ir a la guerra es que había que ir por huevos».



«Como te dé un escudazo te va a cagá»
Visto esto, Leónidas se pasa el oráculo por el forro de las espadas y decide que va con 300 hombres la mar de preparados a luchar contra los persas en una zona estrecha, las Termópilas (el chiste va solo, no hace falta ni decirlo), donde les podrían dar por saco aunque sean menos. Así pues, junta a sus hombres en un descampado a las afueras y mientras, uno de los que manda les dice que a donde van todos tan bien preparados y uniformados. Leónidas le dice que van a dar un paseito y a cazar conejillos con la gracia que le caracteriza. Cuando en realidad se van a luchar como jabatos contra los persas. Que llegados a este punto, por si alguien tiene dudas, el ejército de los persas no son millones de gatos con espadas, no. Dudas aclaradas espero.


Seguidamente se marchan a la guerra no sin antes pasar por la Estética Yolanda a que les den una pasadita de cera caliente por los pechos. Porque a ver, ¿tanta crema depilatoria había en la época de Esparta? Que entiendo que tengan las abdominales marcadas, ¿pero ni un solo pelo? En fin, misterios sin resolver. Total, que ellos son tan fuertes que verano o invierno van todo el día en gallumbos y allá que van a la guerra. «Ahí vooo, ahí vooo, a persas vamos a mataaar». Y allá que van. Mientras tanto un misterioso personaje jorobado y adefesio les persigue desde las montañas no se sabe con qué fin. Luego se sabrá que lo que el hombre quería era ser soldado y lo echan por feo y por no saber levantar el escudo. «Ñiii, ej que yo querría sé soldao» Y el Leónidas solo le faltaba decir: «Pero a ver, ¿tú tienes estudios piltrafilla?».


Y el bicho feo se va despechado y con la cabeza agachada. Bueno, la cabeza agachada la lleva siempre porque es jorobado, pero en fin, esta vez más porque estaba triste. Y lo que viene ahora pues es lo que se ve en los trailers, ostias y más ostias una detrás de otra, pinchazos por aquí, espadazos que te crié por allá, cabezas rodantes por el otro lao y frases míticas. Como cuando un mensajero amenaza a los espartanos y les dice: «Nuestras flechas ocultarán el cielo» Y el tío le responde: «Mira que bien, así me tapará el sol para que no se me queme mi cutis fino oish». Total, que los espartanos pegan palizas a diestro y siniestro a todos los que se acercan gracias al uso perfecto del terreno.


Esto llama la atención a Jerjes, el malo malísimo divino de la muerte de la peli. Ahora entenderéis lo de divino de la muerte. Jerjes manda llamar a Leónidas para hablar con él y ofrecerle un pacto por su valor. Pero es que Jerjes merece casi un post aparte. La primera sensación al aparecer un tío altísimo en un trono gigante y repleto de alhajas, es la sensación de estar viendo Priscilla Reina del Desierto o algo así. Luego resulta que tiene una voz pretendidamente grave que al final lo que hace es empeorarlo todo. «Holaa guaaapo, qué músculos tienes Leoncín, groaarr, ladrón, que me has robao el corazón». Y claro, le pide cosas como que se arrodille ante él, sabiendo a la altura que queda o hablando de como domina a su pueblo.



«Qué hombros tienes guapetón»
Hay un momento en el que Leónidas se da la vuelta, cosa peligrosa ante personaje de ese calibre, y le aparece por detrás Jerjes, con sus manos largas y las apoya en sus hombros. Y con esa cara a caballo entre Bibi Andersen y Deborah Hombres pasada por rayos uva le dice: «No son mis latigazos lo que temen». Refiriéndose a sus súbditos. Sólo le faltaba rematarlo con: «Es lo que notas en tu culito guapetón». En fin, un personaje curioso este Jerjes, pero eso sí, conseguía su cometido, infundía mucho respeto. Mucho.


Así pues los hombres de Leónidas siguen luchando contra todo lo que se les viene encima, que no es poco y van cayendo unos cuantos espartanos. Mientras tanto hay un lío político con la mujer de Leónidas, ella quiere conseguir que los políticos den más soldados a la causa de Leónidas, pero hay uno que es un mamón y no lo quiere permitir. No os desvelo más porque sino ya os digo toda la peli… Ups, creo que ya la he dicho entera. Total, que siguen luchando y la clave llega cuando el jorobado de Esparta-Damme le da por ir a hablar con Jerjes y explicarle el flanco débil de los espartanos. Mira que era rencoroso el tío. Total que Jerjes le ofrece todo lo que quiere y hay un momento que le dice: «Te doy mujeres, riquezas… Lo que quieras». Y el bicho feo le dice: «Pero quiero algo más…» Y se hace silencio sepulcral y yo esperaba que dijese: «¡¡Quiero ir a Cambio Radical!!». Pero no, pidió un escudo y un uniforme. Fetichista de mierda, el tío.


Entonces llega la batalla final que resultó muy emocionante y que recomiendo a todo el mundo que no la haya visto que la vea, aunque les haya explicado ya casi toda la película. Jerjes sigue empeñado en que Leónidas se le arrodille. «Es que esa baarbaa auufffmmm me encanta que me raspeeenn». Y en fin, se ven más escenas espectaculares de lanzazos y espadazos. Así que si no habéis ido al cine a verla, id. Es muy buena.