Manual para domingueros (II): Cómo aparcar un coche

Segundo capítulo del manual para domingueros. El primero fue cómo poner una sombrilla.

Así no. Para empezar.

Querido dominguero. A estas alturas ya deberá conocer todos los secretos que entrañaban las diabólicas sombrillas. Habrá practicado en las playas de nuestro país con su hijo detrás dando por saco, como un homo dominguericus bien preparado. Así que ahora está preparado para el siguiente paso en su formación y podrá aprender los secretos de una buena conducción y aparcamiento en su pueblo preferido de vacaciones. Sí, porque usted, estimado lector dominguero, no está hecho para coger transporte público. Eso es para fracasados o jipilongos con rastas que no tienen dinero para una segunda residencia.

Para no perder la costumbre de la gran ciudad, usted queda de forma telepática con todos sus congéneres para marcharse a los pueblos de playa en las mismas fechas exactas. Deben venir todos juntos, para no perder ese calor tan propio de la ciudad; ese amor que transmite el roce continuo cochecito con cochecito. Por eso, ante la nostalgia de las caravanas de la gran ciudad, ustedes van al pueblo y no desconectan. ¡Todos juntos en caravana! ¡Hagamos la conga con nuestros coches! Pruébelo. Si consigue poner el coche a dos ruedas por un lado y por otro, hagan la conga con sus amigos domingueros. Es más, ¡toque el cláxon con fuerza! Para mayor gloria, que se note que han llegado al pueblo. Bien sabe usted que una caravana de coches va infinítamente más rápida si se toca el claxon. Está científicamente demostrado.

Pero no todo son maravillas en la gran ciudad. Usted disfrutará de sus caravanas, saludando amáblemente al coche de delante con un dedo. O diciéndole hijo de puta, pero coño, con gracia y salero. La ciudad lo malo que tiene, como usted bien sabe, es que no ofrece abundancia de aparcamientos. Ahora extrapólelo a un pueblo pequeño con la misma afluencia de coches. Lo nota, ¿verdad? La cosa se pone complicada. Pero no se preocupe, busque y busque mientras mira fíjamente a sus compañeros con cara de resignación y diga a los cuatro vientos: «Me encanta respirar el aire puro de los pueblos» Mientras el de delante da un acelerón y deja sus pulmones repletos de humo negro. Tosa fuerte y se sentirá mucho más despejado.

Eso sí, algún hueco siempre hay. Normalmente el primero que encuentre será un vado permanente. Nunca llegará a creer que puedan existir tantos vados permanentes en un pueblo tan pequeño. Pero ahí están. Dejando el hueco para que parezca que puede usted aparcar. A veces los pueblerinos se asocian entre ellos para fastidiar. El próximo hueco que encuentre será tan pequeño que con un poco de suerte un carrito de bebé podría aparcar. En el siguiente habrá espacio para practicar la técnica básica de un buen dominguero: el toque-toque. Técnica patentada por Manuel y asociados, especialistas en chapa y pintura. De marcha atrás, sin pensar hasta que note un pum. Seguidamente gire el volante y marche hacia adelante hasta que note el siguiente pum. Así sucesivamente hasta que el coche quede bien aparcado. Saque de la guantera el seguro del coche.

Aunque esta técnica tiene años de reconocimiento y de buen funcionamiento, si usted tiene un buen coche bien cuidado no querrá usarla. Lo entiendo y por eso en este manual se le ofrecen alternativas. Además, no olvide que la picaresca también juega mucho a la hora de aparcar. Si usted ve que alguien tiene el intermitente puesto, pretende aparcar en un sitio libre y tarda mucho en decidirse a dar marcha atrás no lo dude: métase de frente y ocupe el hueco a lo bruto. Provocará una pelea veraniega que los vecinos del lugar siempre agradecen desde sus balcones mientras beben su tinto de verano. No hay nada como ganarse la simpatía de los lugareños.

Así pues, la alternativa que se les ofrece es la de aparcar en condiciones. Ya sabe, usted da marcha atrás y mira. Los perros, gatos, barrenderos, niños que juegan a la pelota y vecinos se lo agradecerán. Va poco a poco, va metiendo el coche, para cuando esté en la diagonal del coche de al lado, vuelve a girar el volante hacia el otro lado, da marcha atrás de nuevo, luego gira hacia al otro lado, da marcha alante y voilà. Coche aparcado. Parece sencillo, ¿verdad? Pues no, muy mal hecho. Eso un dominguero jamás de los jamases debe hacerlo. ¿Qué es eso de aparcar de cualquier manera? Como buen dominguero lo que debe hacer es lo que le explico a continuación.

Mande a su mujer y dígale que baje del coche. Discuta un poco, para darle un poco de salsa. No sé, no le diga: «Cariño, bájate un momento del coche y guíame, que no veo». Dígale mejor: «Levanta ese culo gordo de ahí y haz algo, dime si le doy a la moto esa que hay mal puesta ahí, ¡vamos venga, que no tengo todo el día y me van a cerrar el bar de tapas!». Aunque si hay una moto mal aparcada no lo dude. Tírela. Una vez haya bajado su mujer rezando en arameo y cagándose en la madre que lo parió por no haberse puesto un tapón en el chocho, su mujer es así de elegante, ya lo sabe; dígale que le grite bien fuerte si puede tirar o no. Así pues su mujer se pondrá detrás del coche gritando moviendo la mano en el aire: «¡Tira! ¡Tira! ¡Tira! ¡YAAAAaaaughhh!» Recuérdele que detrás del coche no significa exactamente DETRÁS. Sino en la parte de atrás a un ladito. Siga estos pasos adecuadamente tanto delante como detrás y tendrá el coche bien aparcado.

Eso sí, no olvide que todo esto se invalida en el momento en el que usted utilice la técnica del doble intermitente. Es decir, aparque donde le salga de los cojoncios y ponga los cuatro intermitentes en marcha. Y tan ancho. Ahora ya puede irse a su segunda residencia tranquilo a cambiarse y ponerse su indumentaria domingueril. Pero eso será en el próximo capítulo…

Capítulo siguiente: [Cómo vestir]

1 respuesta

  1. 03/08/2013

    […] entregas: – Cómo poner una sombrilla – Cómo aparcar – Cómo […]

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