Manual de cambiar pañales para padres primerizos
Como todos sabréis, porque mi último post lleva ahí casi cinco meses y no ha habido novedades desde entonces, en diciembre fui padre. Mis temas de conversación son las cacas, mi galería del teléfono móvil son solo fotos de mi hija en poses muy similares entre ellas y mi tiempo libre se ha reducido a «qué bien, hoy he podido leer dos párrafos de este maravilloso libro». Afortunadamente, gracias a las bondades de este nuestro gobierno socialcomunista, disfruto de media jornada durante unos meses para poder cuidar de mi hija mientras mi mujer va a levantar el país trabajando a jornada completa. Aún así, para que os hagáis una idea, tengo la sensación de trabajar más que cuando solo me dedico a mi profesión durante ocho horas. Ahora que la niña duerme y tengo un rato de paz mental, me he dicho: ¡coño, que tengo un blog! ¡Habrá que poner algo! Y claro, ¿de qué voy a hablar? Pues de cacas, hijos míos, de cacas. Así que he planeado hacer un mini manual para cambiar pañales para todos aquello padres primerizos que no sepáis de qué va el rollo. Allá va.
- Detectar cuál es el pañal. Muy importante. El pañal no es la toallita húmeda por mucho que ponga Dodot en la caja. Normalmente el pañal es de color blanco, viene bien plegadito, se abre y tiene unas magníficas pestañas a los lados para poder cerrarlo bien. La parte de las pestañitas que enganchan quedan arriba y la parte de las alitas queda abajo. El culo del bebé va dentro, pero ya entraremos en los detalles complicados en los siguientes pasos.
- Detectar cuál es tu bebé. Parece fácil, pero padres despistados y bebés movidos han llevado a colocarle el pañal al gato. Claro, luego llega tu mujer y se encuentra al gato en la cuna y el bebé en el cuenco de arena rascando y deseando entrar en razón para meterte en una residencia. «Ya decía yo que tenía mucho pelo, pero es como crecen tan rápido que ni te das cuenta…» A otro con esa excusa, Tomás.
- Colocar el bebé en el cambiador – o en su defecto la cama -. Si llevas tiempo siendo padre y no dispones de un cambiador a una altura correcta, espero que seas de esos padres antiguos que tenían los hijos a los 20 años, porque si eres casi cuarentón como yo, vas a tener a tu hijo descubriendo al «No puedor» de Chiquito de la Calzada desde la más tierna infancia. Importante el cambiador a buena altura. Y si leíste mi último post, ya tendrás el empapador encima. Si no lo tienes, pues prepárate a poner lavadoras, yo qué quieres que te diga. Más no puedo hacer.
- Importante. Deja al bebé boca arriba. Parece una cosa de lógica, pero habrá de todo en esta viña del señor. Boca abajo el bebé, si es muy pequeño se te va a agobiar o se te va a ahogar si eres tan idiota de ponerlo de morros. Pero bueno, si has sido capaz de ponerle el pañal al gato, no puedo dar nada por supuesto. Boca arriba el bebé, si es un poco espabilado, hasta te levantará las piernecitas y te hará la vida más fácil o te soltará un chorro de pis en todo el ojo. Todo es posible.
- No dejar al bebé solo en el cambiador. Tu inercia puede ser contestar ese whatsapp tan urgente, pero la inercia de tu bebé es intentar suicidarse cada cinco segundos. Así que tu tarea como padre es evitar que muera a cada instante por algún tipo de temeridad. O eso, o cambia el parqué por gomaespuma y colchonetas de bomberos.
- Ahora sí. Prepárate a desvestir a tu bebé. Gracias a que los diseñadores de ropa han fabricado unos pijamas, bodys y demás ropita de bebé apta para padres torpes, podrás desabrocharle los broches, valga la redundancia. Solo hay que hacer clic. No hace falta que desvistas entero a tu bebé, que igual hace frío y lo tienes ahí tiritando. Puedes echar la ropita hacia atrás, por debajo de su espalda y ahorrarás un tiempo precioso. Recuerda, cuando eres padre el tiempo es platino.
- Ahora es el momento. Desabrocha el pañal que ya lleva puesto. Quizá tienes un pañal pijo que marca de color azul que efectivamente, ahí dentro, huela o no huela, al menos hay pis. Si además hay cierto color marronuzco, premio gordo. Si estás en el hospital y acaba de nacer tu hijo, llama al concejal de urbanismo que es hora de cambiar el asfalto de las calles.
- Hagamos un inciso en el meconio. El meconio es esa pasta negra como el alquitrán que sacan los bebés al poco de nacer. Las primeras cacas son así, salen como un chorrito de esos que sacaban las máquinas de hacer chucherías para niños que fabricaban en los 90. Cuando te dispongas a cambiar el pañal de un bebé que caga meconio es muy probable que te pase esto: sacarás el pañal, limpiarás con una toallita húmeda o una esponjita suave ese ojete negro como el carbón – bueno, el ojete y todo lo que le rodea – y cuando te gires a coger el pañal limpio empezará a salir de nuevo. Entonces volverás a limpiar. Y volverá a surgir. Es un surtidor como el del helado del McDonalds, pero en negro. Por suerte no huele. O quieres tanto a tu hijo que no lo notas. Spoiler: No. Si oliera lo notarías, el amor no te jode la pituitaria.
- Si estás en casa y ya no hay meconio, pues igual te pasa lo mismo. Así que muy importante: no le quites el pañal sucio mucho antes de preparar el nuevo. No dejes ese culo suelto. Ese culo está deseando cagar de nuevo y armarte un pitote en el cambiador que requiera un batallón de limpieza. Cuando le vayas a quitar el pañal sucio, dóblalo primero y deja la parte de fuera debajo de su culo. Si en el tiempo que lo limpias se caga de nuevo, pues enmerdará todo más o menos igual, pero tendrás margen de maniobra.
- Límpia el culo del bebé con una esponjita escurrida, no te emociones demasiado apretando en el ojete porque parece ser que eso les estimula a soltar más lastre. Es como si le apretaras al botón de eyección de un caza de combate. Aprietas ahí y te sentirás como el de Jurassic Park y la boñiga de triceratops. También puedes limpiarlo con unas toallitas húmedas de esas, pero mucho cuidado con abusar de ellas porque el culete se les puede poner como el de un macaco en celo.
- Sécale bien todo, que no se quede húmeda y entonces colócale el pañal. Como hemos dicho antes, procura hacer el cambio rápido, que el chorro extra inesperado de caca no aparezca entre pañal y pañal y empape el empapador, que está para eso, pero si no tienes que cambiarlo con el bebé en pelotas, mejor. Más que nada porque si lo levantas para cambiar el empapador y le da por continuar su fiesta del popó, regarás la habitación y tampoco es plan de estar a las 3 de la madrugada pasando el mocho y repintando las paredes.
- El pañal ha de entrar justo debajo de su culo. Fíjate que las pestañitas adhesivas queden a cada lado de su cintura y la parte del dibujito de elefantitos cuquis quede por fuera. Levanta la parte de abajo, que no quede ningún trozo de pañal plegado que le pueda dejar marca y pégalo bien. Si el bebé ya tiene edad de moverse mucho, tras media hora bregando con el culo, los giros, la croqueta, el empapador en la cara, el muñequito en el pie, la toalla en el suelo y la caca rebosando, tendrás el pañal listo.
- Ahora ya puedes empezar a vestirlo de nuevo. Clic, clic. Broches fáciles, intenta meterle el pie en el pijama aunque deje la piernecita estirada como si estuviera jugando a ser la estatua y ya podrás volver a tus quehaceres.
- PRT
- PRTTPRRTT
- PRGLHGGHGHGLGLFGHGH PRT PRT
- PRGLPRLGGLGOGLLGPRGPRLGLGLRPRGGLLLLLLGPRRPLGGLGLG
- ¿Lo oyes? Es el sonido de «vuelva a usted a la casilla de salida».
Recuerdo cuando le tocó a mi marido cambiar a nuestro bebé por primera vez, parecía que libraba una batalla con el pañal, con una cara de amor extremo mezclado con ganas de vomitar. fue muy divertido. ¡Un saludo!
La verdad es que a mí, sorprendentemente, no me ha dado especial asco. Cuando huele mal, me da la risa floja. Un bebé tan cuqui que sea capaz de estar tan podrida por dentro, qué cosas.
Hola! Me alegra ver que habeis sobrevivido a los primeros meses, enhorabuena!
Es una historia lo de los pañales… pero para mí lo verdaderamente complicado es bañar a un bebé. He tenido 2, pero aunque tuviera 5 estoy segura de que seguiría organizando el mismo desastre cada vez…
Disfruta mucho de la peque!
¡Gracias! En nuestro caso, al menos por ahora, la niña es una balsa de aceite para bañarla. Lo goza. Le encanta el agüita caliente. Así que hasta que no le pille el truco al chapoteo y nos empape el lavabo, por ahora me da para pocos chistes.
jajaja Me encantó leer tu post, me trajo muy buenos recuerdos ¡disfruta mucho de tu paternidad!
A mí fue mi marido el que me enseñó, yo me armaba un lío. Porque para pañales los de antes. Lo de ustedes ahora es una maravilla comparado con lo que hacíamos los padres de antes. Que además había que lavarlos… Si yo te contara…
Muy ilustrativo y con un toque de humor maravilloso :-)