¡Lo caras que son las bodas!
Alguno leerá el titular, me conocerá y dirá: «¡Entonces pa qué te metes!» «¡No te quejes tanto!» «¡Si al final eso lo pagan los invitados!» «¡Sarna con gusto no pica!» «¡No hay equipo pequeño!» Bueno, esto último no que se me ha colado entre tanto tópico. Ah, bueno, a todo esto, que me caso. Bum. Ahí lo suelto. Con lo que yo he sido, ¿eh? Lo que habré dicho en este blog sobre las bodas. Ni me quiero acordar. Como todo el mundo, vamos. Que si las bodas para qué, que si vaya tontería, que si es un gasto… Pero luego les dices que te casas y te gritan: «¡Felicidades! ¡Enhorabuena! ¡¡Me alegro!!» Pero hace un momento estaban despotricando del tema. La vida y sus contradicciones, oiga.
Al fin y al cabo las bodas son una demostración de amor. Hoy en día ya no son necesarias para hacer vida en pareja, tener un hijo y esas cosas. No te miran mal por la calle ni te señalan en misa los domingos. Bueno, tampoco vamos a misa; pero si fuéramos no nos señalarían. ¿O sí? El caso es que no hacen falta para que en el pueblo no te señalen, así que solo se pueden celebrar para demostrar a todos tus amigos que amas a tu pareja y por eso vais a comer como cerdos hasta reventar. Y un poquito a hacer el ridículo bailando con una corbata en la cabeza, ¿por qué no? ¿Quién dijo miedo? Ay.
Hay gente que dice que lo mejor para ahorrar al organizar una boda es no decir que la estás organizando. En plan lo típico que reservas en un restaurante para más de cien personas, vais todos como en la última noche del Titanic, ella con un vestido de blanco nuclear, tú con tu traje y chalequito; pero no, no es una boda. Es una comida familiar. Y seguro que te cobran más barato todo. El menú del día: paella rancia y brochetas de carne de segundo. Pudin de postre y a bailar con el radiocassette de tu primo. Barato te sale, pero igual los invitados que te hayan dado regalo te sacrifican a los dioses por una loncha de jamón del bueno. Todo puede pasar.
O para el anillo de compromiso. Hay algunos inocentes de la vida que te dicen: «No, tú cuando vayas a comprar el anillo de compromiso dices que es para otra cosa. Que no es de una boda. Que con un anillo normal ya vale, porque luego cuando se enteran de que te casas te suben el precio un 40%, mínimo». Eso quien te lo dice no se ha casado nunca. Ve y intenta colar a tu novia un anillo normal como uno de compromiso. Inténtalo. Va, venga. Inténtalo. Prueba. Con un par de huevos. Va. Venga. Valiente. ¿No te atreves? ¿No te atreves? ¿Eres un gallina? ¿Eh? ¿Es eso? ¿Eres un cobarde? ¡Ni de coña podrás colar un anillo normal como uno de compromiso! ¡Jamás! ¡Te lo ensartarán por el mismísimo anillo! Así que a apoquinar y chitón. Que después todo se sabe.
Y te preguntarás, ¿por qué sabes que las bodas son caras si aún no te has casado? Porque todo el mundo lo sabe. Solo hay que ver las caras de tus familiares cuando les das la buena nueva. Se mezclan los sentimientos: entre la emoción de ver casado a su primogénito y el recordar con una media sonrisa nerviosa que acabas de comprar un coche nuevo. «Jeje, qué bonito, una boda, ay, la lagrimilla que se me cae, qué tonto, no, no es la emoción, es el crédito del banco que lo tengo aquí, ensartado en el mismo recto». Pero luego todo es paz y amor. La ilusión se impone a la racionalidad y llega el momento de ahorrar. Para todos.
Porque cuando empiezas a calcular y ver la cantidad de cosas que implican una boda puedes abrumarte un poco. Y desmayarte. No pasa nada. Te lo hubieras pensado antes. Ahora te toca apechugar y asumir que va a ser la demostración más grande de amor que has hecho en tu vida. Y eso lo saben en el restaurante. Ellos son los que más te van a querer. Más que tu pareja. Más que a la vida. El banquete es sin duda la demostración palpable de la carestía de las bodas, aunque si habéis ido a alguna últimamente podréis imaginar que salir cebado hasta las orejas no tiene que ser barato. Aperitivo con miles de cosas que van desde un canapé sencillo hasta una fideua. Que dices, ¿fideua de aperitivo? ¿¡Por qué no!? ¡Y risotto! ¡Y pinchos de carne recién hechos! Y sale comida sin parar y tú venga a comer porque mientras hay comida en el plato, pues ahí que vas. Y barra libre de bebida, claro. Pero es que luego hay primer plato. Y segundo plato. Y pre-postre. Y postre. Y pastel nupcial. Y carrito de chucherías. Te ponen un plato de rata bien adornado y te lo comes igual. Y más barra libre. Qué decir de la bebida. Te bebes el agua de los floreros y hasta le robarías el agua del cuenco del periquito. En definitiva, todo el mundo sabe que una buena vomitera de domingo sale por un pico.
Pero lo mejor de los banquetes nupciales es sin duda el menú infantil. Los macarrones más caros que habrás pagado en tu puñetera vida. Y dirá uno por ahí: «¡Eh, que yo he ido a la Tagliatella!» Pues más caros. Me gustaría un día probar los platos de los niños en una boda. Igual lo pido para cuando vaya a hacer la prueba de menú. Tienen que ser unos macarrones de primera calidad, amasados a mano por los mejores orfebres de la pasta. Orfebres, sí. Que deben de ser de oro. Y el pollo con patatas, claro. Ese pollo salvaje cazado a la antigua usanza, con lanza, traído de los confines de Pollolandia, allí donde los pollos son tan buenos que son la polla. Para luego ser usados de proyectil de mesa en mesa. Lo que es la vida.
Ahí no acaba la cosa, amigos. Más de uno estará pensando en los vestidos. Otra cosa que más de uno cree que se puede colar como traje normal. Sobre todo el de novio. Pero no, no va a colar. La cosa se va más de madre con el traje de novia, por supuesto. Blanca y radiante va ella. Y sacando billetes por la sobaquera. Como en todo, hay de todos los precios, pero muy pocas novias deciden salir ahí a que la juzguen amigos, familiares, allegados y transeúntes cotillas, con una sábana reciclada. «Nah, la recortas un poco por aquí y por allá, te la envuelves y soltándola un poco ya tienes la cola» Y ahí tienen, a la famosa novia fantasma vestida por el modisto Charuco. Lo mejor del vestido de novia es que el novio no lo puede ver hasta el día de la boda. ¿Sabéis quién inventó eso? Uno que estaba harto de acompañar a la suya a probarse vestidos de tienda en tienda. «¡No se puede! ¡Da mala suerte! ¡Me lo agradeceréis novios del futuro!» Dijo tras su divorcio. Fue así, seguro. ¿Lo más económico? Una boda nudista. Así nadie se compra traje. Solo la pajarita. Y nunca va a ser más vergonzante que tu cuñado encima de la mesa con la camisa desabrochada gritando que se besen a grito pelado.
A estas alturas diréis: ¿aún hay más? ¡Veo más párrafos! Pues eso diréis el día que os caséis. Que parece que es el banquete y ya, pero no. ¿El fotografo, qué? Eso tiene que ser barato, eh. Si total, todos tienen cámara en el móvil. Que te hagan fotos los amigos y luego montáis un álbum de Facebook y arreando. ¿No? Bueno, pues tampoco. Hay que hacer un reportaje, claro. Que un día es un día y no vale una foto cualquiera de tu padre con el dedo metido en la cámara. ¿Os imagináis? Todo un álbum de boda en el que solo se ve la mitad porque hay un dedo incrustado en la lente. Más de una lo querría después de separarse, así no tiene que borrar al ex de las fotos. Total, que por supuesto montas un buen reportaje con fotos de calidad de – si tienes suerte – un buen fotógrafo. Porque, amigos, se ve cada cosa en las webs de bodas… Querríais llorar. Pero ahí no se termina el tema. Luego está el pre-boda. Y el post-boda. Fotos antes y después. Para ver si te has quedado calvo ya, tras un mes de casado. Y claro, tampoco falta el vídeo donde podrás rememorar con pelos y señales como tu suegro dominaba el arte de la conga con la corbata en la cabeza. Eso es dinero bien invertido si quieres ser algún día chantajista.
No quiero repetirme, pero aún hay más. Los detalles. Que parece una tontería, pero todo hay que multiplicarlo por el número de invitados. Ahora está de moda el Do It Yourself y te lo haces en casa que sale más económico. Pero el material no lo fabricas tú, a no ser que quieras regalar una mierda pinchada en un palo, cosa poco recomendable porque la gente luego te da dinero y tiene unas expectativas. Es de bien nacido, ser agradecido y hay que currárselo. Así que aquí te gastarás menos dinero – si quieres, como todo – pero trabajarás como un cabrón. Hacer un corazoncito de papel está bien. Hacer cientos igual es considerado trabajo forzoso.También entra dentro de las cosas a tener en cuenta en una boda el hecho de contratar al florista. A veces entra en el precio del restaurante, a veces non. Si no entra, tienes la opción de comprar tiestos de flores de plástico en el chino que cada día las hacen más cuquis. Ya los chinos ya no son lo que eran, por cierto. Esto es tema para otro día: hay chinos cuquis. El caso es que vas acumulando hasta el punto que has de pagar hasta a la SGAE. Esta gente sabe encontrar el mínimo resquicio para sacarnos los dineros a los simples humanos y hay una parte de la minuta que va a esta gente por poner música para tu familia y amigos en un sitio público. Es como un invitado más. Sale más barato invitar a Ramoncín a un plato, la verdad. Y te ameniza la boda cantándote el rey del pollo frito con el menú infantil de los críos.
Para acabar está el gasto del viaje, pero eso se hace con otra disposición. Al fin y al cabo si tú te organizas un viaje con todos los gastos pagados durante quince días no te creas que te va a salir mucho más barato que porque digas que vas de luna de miel. Y si no quieres pensar mucho hasta puedes coger uno de esos de pulserita en el Caribe y a compartir tu viaje de ensueño con setenta millones de parejas más en el mundo. No lo sabéis, pero hay miles de parejas que han vivido exactamente la misma luna de miel. Exacta. Hasta habrán tenido los mismos polvos a las mismas horas. Como si hubiera solo un viaje planificado en las agencias y no tuvieras más países que visitar. La luna de miel estándar.
Nos queda una opción: hacernos pasar por desconocidos en Casados a primera vista y esperar a que nos emparejen. ¡Allí sale a gastos pagados! El susto será si nos ponen a cualquier otra persona, así que mejor no jugárnosla. En resumen, queridos amigos, que no me cas… ¡Ay! ¡No me agarres de la oreja! ¡Es mi coscupiela que dice que no me puedo echar atrás! ¡Que fue idea mía! ¡Que, ay! ¡Ay! ¡Que es mucho gast…! ¿Has leído el post entero? ¿Seguro? ¿Seguro que quieres casarte? ¡Ay! ¡Ya no podemos echarnos atrás! ¡Que no nos pase ná! ¡Que no os pase ná!
Muy fan del final jajajaja
Es gracioso, porque yo soy de las que pasan de las bodas y luego felicitan ahí efusivamente jajaja pero vaya, te acostumbras a que a la gente le haga ilusión y tú no quieres ser la aguafiestas!
Yo supongo que algún día me casaré. Y por mi sería la boda más sencilla (supongo que cutre para según quien xD) pero ya doy por hecho que no podrá ser podrá ser :'(
Lo de los regalos DIY me ha recordado a una boda en la que a la novia se le ocurrió el día de antes hacer paipais y tela. Eso sí, le quedaron muy cucos jajaja.
¡Gracias! Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Bueno, es como cuando estás hablando de algún tema político con alguien pensando que está de acuerdo, te dice lo contrario y tú : «ah, pues hace buen tiempo» Por no discutir más. Pues un poco es así. Felicidades y tal, no es tan malo casarse. Ánimo. Y eso.
Nah, cuando te cases haz lo que os apetezca a los dos más y ya está. Cada uno monta lo que le apetece :D
¡Qué bueno, Morri! Yo, que soy una firme defensora del matrimonio (después de todo voy para 47 años casada), ¿qué te voy a decir? Mi enhorabuena, que ya era hora de que sentaras la cabeza y apoquinaras lo que hay que apoquinar. A mí me da que cobran tanto para que no te arrepientas fácilmente del paso dado (¡con lo que me costó…!).
En serio, es una gran decisión. yo me volvería a casar con los ojos cerrados. No hay nada como tener una compañero o un compañero en la vida. Disfruta el día de tu boda y todos los que le sigan. Un abrazo muy grande.
¡Muchas gracias! Yo no he sido nunca muy de bodas, pero lo que es la vida, ahí estoy metido de lleno. La verdad es que lo piensas y es muy divertido. Además, al fin y al cabo es una manera de hacer partícipes a todos tus allegados de tu decisión de pasar la vida junto a otra persona. Y montas una fiesta para todos. Es una cosa que o haces de joven o no tiene gracia ya. Imagínate que me caso con cuarenta y muchos y con churumbeles. La gente ya va a la boda a desgana. En plan: «qué pinta este casándose a estas alturas, vaya ganas, y con niños, ñi ñi ñi ñi» Así que lo hacemos ahora que es el momento. Y a disfrutar. Un abrazo.
Que pena, ya no la vas a poder llamar cospicuela. Con lo bonita que es esa palabra que te inventaste ya hace mucho tiempo…
Jjajaja, sí. Es un efecto secundario que no había tenido en cuenta. Le tendré que llamar coscupiela solo en la intimidad :P
Hola! Pues yo me caso en un mes y medio. Y tampoco me ha salido caro, truco: te casas en el Ayuntamiento/Juzgado de Paz. Comida en casa (es un chalet) con un catering. Viaje a Oporto 4 días, el resto de visita de pueblo en pueblo de la zona (Guadalajara) que es muy bonico, oye!
Los vestidos; eso ya es otro cantar (novio unos 225-245 euros, novia, o sea yo, 229 con arreglos (De otras temporadas y rebajado, que sí que existen!!)) E invitando sólo a familia cercana, padres, hermanos y algún que otro amigo cercano.
PD: Los demás amigos, nos lo agradecieron que no los invitáramos, es lo que tiene casarte con 38-40 años, jejejeje.
Eso, sí una barbacoa en la casa con los amigos para cumplir y punto.
Enhorabuena, y que os den mucho dinerico!!
PD2: podrías hablar de cuando esperas una cantidad y luego fallan las cuentas…. eso es el pan de cada día, o cuando ya directamente te ponen el número de cuenta para ingresar, horroroso y vulgar, a la par que hortera. En el mundo «bodil» hay mucha tela que cortar.
¡¡Muchas gracias!! ¡¡Que vaya muy bien vuestra boda!!
A mí tampoco me gusta lo de poner el número de cuenta en la invitación, pero por lo visto lo hace todo el mundo. Igual hay gente que le parece práctico, ni idea.