Año bisiesto

año bisiesto con 29

A mí me lo enseñaron así

No me imagino la cantidad de discusiones que debían de tener en épocas anteriores a Julio César porque se te había olvidado el cumpleaños de alguien. Más que nada porque los calendarios eran el cachondeo padre. Los romanos, antes del calendario juliano, sabían que la Tierra tardaba 365 días en dar la vuelta al Sol. Así que decidieron juntar los días en el calendario en diez meses de 30 y 31 días. Lo que daba en total 304 días, ¿qué hacían con los 61 días restantes? Los juntaban al final del año y lo llamaban invierno. El «tira, tira, con esto; que ya se quejará el cliente» que habréis oído en cualquier empresa española de nuestros días.

Poco a poco añadieron cambios graduales, como poner dos meses más, pero seguía sin encajar por diez días. ¿Qué pasaba con esto? Que al cabo de los años les descuadraban los días con las estaciones del año y los árboles florecían en otoño y la gente iba con gorro y bufanda en pleno verano. Como la cosa se iba a tomar por saco cada dos por tres, los sacerdotes añadían un mes alegremente cuando les parecía bien. Y aquí paz y después gloria. Los nacidos en el mes «porquemesaledeloscojonesembre» no sabían nunca cuando cumplían años. Y los demás iban locos todo el día. Los recuerdos de Facebook de esa época salen un poco descontrolados.

Hasta que llegó Julio César y montó el calendario que lleva su nombre: el Juliano. Ahí ya se ponía una duración más parecida a la real: 365,25 días al año. Y cada cuatro, por fin, se añadió lo que conocemos hoy como bisiesto. Aunque hoy en día no es exactamente así, debido a que la duración real de una vuelta de la Tierra al Sol es de 365,242 días al año; lo que hacía que al cabo de los años los 11 minutos que había de desfase se convirtieron en un problemilla. Allá por el año 1500 la primavera llegaba diez días antes de lo previsto, lo que hacía un poco la Pascua – nunca mejor dicho – a los sacerdotes de la época. Les fastidiaba la Semana Santa con tanto frío, eso sí, en Sevilla siempre llueve para esos días y aún no han decidido modificar el calendario.

Total, que finalmente decidieron crear el calendario gregoriano (por el papa Gregorio XIII) que decidió que habría 97 bisiestos cada 400 años. Así que no siempre cada 4 años hay un 29 de febrero, sino que en ciertas fechas claves no hay. Como por ejemplo en 1900 o el próximo 2100, sin embargo el año 2000 sí fue bisiesto. Que sino a ver cómo nos enteramos de que hay Olimpiadas o Eurocopa de fútbol si no es con estas cosas. Así pues, ahora ya sabéis por qué hoy es 29 de febrero y por qué hay esos cabroncetes en Facebook que te hacen creer que es su cumpleaños para cada cuatro años dejarte en evidencia evidenciando – valga la redundancia – que no te sabes el día de su cumpleaños. A ellos querría ver yo naciendo en el mes «porquemesaledeloscojonesembre»

[Información extraída del maravilloso libro «El libro de la Astronomía» de Jim Bell]

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