Las cenas con cuñaos y «concuñaos»
La Navidad nos trae alegría, felicidad, buenos sentimientos, etcétera; y por eso nos juntamos siempre con familiares que no vemos durante todo el año… Y por algo será. En mi casa no pasa mucho porque no somos familia de juntar a setenta personas en Navidad, principalmente porque no cabríamos en el comedor; y porque tampoco somos tantos. Pero hay otras familias que criaron como conejos en las que son once hermanos y siete hermanas, cada uno de ellos tuvo sus cuatro o cinco churumbeles y ahora ya están teniendo nietos. Que se ven por la calle y no se saludan porque no retienen tantas caras. Todos ellos acuden a las cenas y comidas navideñas con sus respectivas parejas… ¿Sabéis lo que eso significa? Una sobredosis de CUÑAOS.
Cuñao no es lo mismo que cuñado, ojo. Un cuñao no sólo es el hermano de tu pareja, es además alguien que lo sabe todo. Es un experto en el «déjame a mí que tú no sabes», el «a ver cómo te lo explico para que lo entiendas» y el «esto lo arreglo yo en un minuto». El cuñao es alguien que sienta cátedra y «no hay más que hablar». Pero esto es muy relativo porque a la vez que él es tu cuñao, tú también lo eres suyo. Es una reciprocidad cuñadil muy peligrosa porque a la mínima puedes pasar de cuñado a cuñao sin siquiera haberte dado ni cuenta. Todo twittero lleva un cuñado fuertemente atado a sí mismo luchando por salir.
Sin ir más lejos en la última cena de Navidad tuve una especie de epifanía cuñadil mientras veíamos el mensaje de Navidad del Rey. Sí, en mi casa se escucha el mensaje. O se hace ver. Pero hay que estar callados fuertemente y comprobar que año a año al jefe de Estado no se le ha olvidado leer de un teleprompter. Y girar el cuello. Que es muy complicado a su edad girar el cuello bruscamente en los cambios de cámara. El caso es que dada mi poca querencia hacia el Rey, mis comentarios jocosos sobre el mensaje se sucedían uno tras otro. En un momento dado, los ojos de mi cuñada se cruzaron fríamente con los míos y ahí lo vi claro: esa noche EL CUÑAO ERA YO. Por poco me da un síncope.
La cosa puede ir a peor si entran en escena los concuñaos. Que es como un cuñao, pero como aún te toca menos en la escala familiar cualquier comentario estúpido puede ser mucho peor. Y ya si contamos a los concuñados políticos es el desastre total. Que no es que sea un concuñado afiliado a un partido político, sino que sea el novio de tu concuñada. El colmo. En estos casos lo mejor es no tocar temas políticos. Ni futboleros. Bueno, de salud tampoco a ver si vamos a hablar de homeopatía y… Y de parejas tampoco, por si alguien tiene un primo gay… En definitiva, que no se puede hablar de NADA. Que no habléis. En las cenas de Navidad todo el mundo callado y mirando la tele. A poder ser el especial de Raphael. Así podéis decir que no habláis de «Na na na naaa naaa«. Y ya.
Gracias a Twitter, muchos de los ciudadanos de este país tienen una vía de escape para esas cenas navideñas desastrosas. En mi timeline había algunos que comentaban las barbaridades políticas que se iban escuchando. Desde clásicos de que «con Franco al menos ibas por la calle tranquilo» hasta «la gente va abortando por ahí por diversión». Que además es la gente en general, como si los hombres pudieran abortar. Lo más parecido a abortar que puede hacer un hombre es que un mojón se vaya para atrás en el último momento. Es el chiste escatológico de hoy. Perdón. Así pues, estos tuiteros haciendo un phubbing que está perfectamente aceptado y es totalmente entendible, nos han informado a todos de las barbaridades y opiniones que se oyen en una cena navideña con gente con la que no sueles tratar y viven, probablemente, en un universo paralelo.
El cuñadismo ha de ser fomentado, pues. En pos de la chanza y el chiste internetero que siga por muchos años el mundo cuñao. Que suelten improperios, que arreglen el mundo desde su púlpito de carajillo, que crean que son más listos que tú. O que (sob) falten el respeto al jefe de Estado a cada frase que suelte durante el discurso navideño…
Jajaja bueno, bueno, no te preocupes, que tengas algún ramalazo cuañadil de vez en cuando tiene un pase, eso sí, que no se repita! :P