¿Cuánto costaría ser Papá Noel?

La Navidad tiene muchísimas lagunas históricas. Qué le vamos a hacer. Todo apunta a que es una ficción que nos hemos inventado, pero al menos es una bonita. Todo es paz y amor, nos queremos, nos damos regalos, nos hartamos de comer y beber… Me cuesta encontrarle esa maldad que le encuentran aquellos que odian la Navidad. ¡Si hasta están contentos los dueños de gimnasios y dietistas con los nuevos clientes que llegan en Enero! Bueno, aguantar a tu cuñao pepero no es paz y amor; pero bueno, son minucias. Todo esto, de todas formas, no empaña el hecho de que todo lo que rodea estas fiestas se sostenga con pinzas de tender de los chinos raídas y roñosas. ¿Cómo se solucionan esas lagunas? Con la magia de la Navidad.

La magia lo soluciona todo. Si no tiene explicación: es magia. Niños, no penséis. Creéroslo porque los poderes maravillosos y fascinantes de un señor orondo de barba blanca son superiores a los del resto. Y de niños, parece ser, que tenemos unas tragaderas enormes. Algunos las mantienen aunque crezcan, pero de niños nos cuelan trolas hasta en el carnet de identidad. Y eso que aún, a lo mejor, ni nos lo han tramitado. ¡Nos creemos hasta que un tronco de madera come naranjas y caga regalos de tamaño considerable! Pero, sinceramente, me parece más creíble un cagatió que Papá Noel. Es más probable que un tronco cague un barco pirata de playmobil – con su considerable y desagradable desgarro anal maderero – a que un señor de Laponia llamado Noel sea capaz de repartir regalos a todos los niños del mundo en una sola noche.

Y hay gente que se ha dedicado a calcular cuanto costaría realmente ser Papá Noel. Corría por internet hace muchos años un texto de estos que te enviaban por e-mail que estaba entre el de la receta del pollo al whisky y cuatro powerpoints de unicornios vomitando arcoiris. A los millenials esto os sonará a chino, pero hubo una época en la que los memes eran powerpoints que te llegaban a la bandeja de entrada del correo. El caso es que ese texto hablaba de la imposibilidad física de la llegada de Papá Noel, la velocidad necesaria de los renos voladores – suponiendo que exista esa raza de renos del hiperespacio – terminaría quemándoles en pleno vuelo. Ese texto tenía cierta incongruencia: si aceptamos que los renos vuelen, ¿por qué no iban a tener una gruesa capa de piel ignífuga más resistente que la de los cohetes?

Pues bien, ahora un señor en Quora – web que deberíais visitar a menudo – ha calculado cual sería el coste de hacerse pasar por Papá Noel y entregar regalitos a todos los niños del mundo. Por si a alguien se le había ocurrido esta titánica tarea, dejando de lado la posibilidad de que la evolución nos brinde una especie animal cruce entre el reno y el Concorde. En resumen calculó que para llegar a todos los niños menores de 18 años, la broma costaría del orden de 24 mil millones de dólares para los juguetes y unos 96 mil millones el poder entregarlos a tiempo. Si vais al detalle llega a esta conclusión porque:

1) Hay unos 2.430 millones de críos en edad de recibir regalos de Papá Noel – damos por hecho que los mayores nos damos los regalos entre nosotros y punto -.
2) Crear los juguetes – hay que tener en cuenta que Papá Noel los crea allí en su fábrica de esclavitos que adoran trabajar – costaría del orden de 10 dólares por juguete. Y teniendo en cuenta que los niños no son unos pequeños dictadorzuelos caprichosos que quieren la última Plei y la caja más grande de Lego. Un soldadito de plomo y va que tira. Porque Papá Noel siempre te trae el regalo mierdero, si le traes la Playstation 4 Pro el mérito te lo llevas tú, qué se habrá pensado el viejales ese.
3) Que no hay suficientes aviones para llevar todo en un día. Que incluso si todos los aviones del mundo se pusieran de acuerdo para llevar los regalos a los críos se tendría que hacer en cuatro días. Incluidos los militares, lo que ganaríamos con esto: «Perdón, hoy no puedo bombardear que he de lanzar regalos para los niños de Tombuctú».

Vamos, que ahora ya sabéis por qué Papá Noel no existe. Porque cuando lo intentó por primera vez se arruinó tan fuerte que dijo: ¡que lo paguen los padres! Y ahora sobrevive como soldado de fortuna en busca de una vida mejor. Esto no se lo digáis a vuestros hijos, que los traumatizaréis de por vida sino es que lo ha traumatizado ya algún señor disfrazado de El Corte Inglés que esa tarde se la hubiera pasado debajo de un grifo de Mahou antes de hacerse fotos con vuestros churumbeles. Ay, la magia de la Navidad.

P.D: Y como esto probablemente será el último post del año 2016, no me queda más que entregaros mis mejores deseos: ¡que tengáis un muy muy feliz 2017!

1 respuesta

  1. Netambulo dice:

    Aquellos memes en power points eran lo más a finales de los 90s ;)

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