Dragon Ball: La pinícula


¿Es Piccolo o un Celebrities de Joaquin Reyes?

Si hay una película que ha sufrido críticas durísimas antes incluso de que se estrenase esta es Dragon Ball: Evolution. En Hollywood están en una auténtica fiebre de adaptar todo: adaptan comics, series de dibujos, videojuegos, figuritas de acción, la nueva serie de productos black & decker… Lo que sea. Lo adaptan todo. Están faltos de ideas, que se suele decir. La adaptación de Dragon Ball pintaba mal para los fans. Yo soy de los que cree que una película basada en una serie, por ejemplo, no tiene por qué ser fiel al milímetro con el producto original; siempre y cuando la película sea buena. Pero es que Dragon Ball: Evolution no es que no sea fiel, es que encima se lía con la fea del pueblo.


Claro. Ya que eres infiel, al menos hazlo bien. Si un amigo te cuenta que ha sido infiel a su novia con Megan Fox; piensas: «Qué mamón, pobrecita su novia, pero… Joder, ¡qué mamón!» Sin embargo si este fastidia a su novia por liarse con la Duquesa de Alba la cosa cambia. «¿Pero…? ¿Pero que coj…? ¡¡Tío!! ¿Tú estás mal de la cabeza o qué?» – sería la reacción más común. Así es como es Dragon Ball: Evolution, coge la serie y se mea encima. Se deja hacer una lluvia dorada por la Duquesa de Alba, para completar el símil escatológico. Pero tranquilos, fans de Dragon Ball, de eso ya tendríais que estar acostumbrados puesto que la propia serie se ha ido meando en su propio guión durante toda su historia. Repasémosla un poco:

La serie




Bola de Dragón empezó como una serie de aventuras en las que las propias bolas eran las protagonistas de toda la trama. Empieza cuando Goku y Bulma se conocen y deciden ir juntos en busca de las bolas para cumplir los deseos de la chica. La cosa se va complicando, pero el objetivo es ese. Cada personaje quiere las bolas para algo. Luego resulta que las bolas de dragón son simplemente una excusa argumental para resucitar a gente. Que si el indio que muere a manos de Tao Pai Pai, el primer personaje con nombre de abanico y capaz de viajar en columna rococó; que si a Krilin, la persona que muere más veces en toda la serie junto con Chaos… El caso es resucitar.


Luego viene Bola de Dragón Z, que es lo mismo pero con más luchas, más reparto de leñazos y un sinfín de incoherencias de guión. Pero esas incoherencias dan lo mismo, es una serie de dibujos, un manga, tampoco hay que pedir peras al olmo. Se ve, se disfruta y andando. El problema viene cuando el propio Toriyama empieza a cansarse de la serie y a dibujar literalmente con el cimbel. «¿Toriyama San, qué hase usté?» «Pues aquí, escribiendo guiones con mi nabo, total, los fans ya se tragan cualquier cosa, voy a crear la quincuagésima transformación de Goku en el Super Guerrero de máximo nivel jamás visto, voy a llevar a Son Gohan al instituto y convertirlo en un personaje bochornoso y voy a… Bueno, ya se me ocurrirá, este dibujillo me gusta» Y ahí estaba el hombre, con los calzoncillos bajados y el flexo encendido en su escritorio, ajeno al mundo.


Esto es lo que demuestra, niños, que si algún día decidís dibujar un cómic jamás hagáis antes el dibujo y después el guión. En este caso triunfó, porque ya la gente la veía por inercia, pero no siempre pasa así. Porque luego llega Bola de Dragon GT, también conocida como Bola de Dragón Gran Truño; en el que ya Toriyama ni pinchaba ni cortaba y los discípulos decidieron hacer lo mismo. Dibujar lo primero que les saliese de la punta del mismísimo. Y así apareció otra transformación más de Goku, esta vez en mono rosa. Que ya lo dice todo de por sí. Goku tenía tantas transformaciones que uno ya no sabía si estaba viendo Dragon Ball o Mortadelo.


Pero esto daría para tantos posts… Que un repaso a la saga al completo ya vendrá. Esto sirve para ilustrar que la carencia de guión es algo que ha caracterizado a la serie durante casi toda su historia, salvando la gloriosa época de Goku de niño. Así que pasemos a la película.

La pinícula:



Aviso: Pueden haber spoilers, pero creedme, no os importará.



Ese peinado no se consigue sólo con gomina.
La adolescencia, que es muy mala

Dragon Ball: Evolution es la mejor película de humor involuntario que he visto en mi vida. Lo primero que intenta uno es abstraerse de todo lo que ha visto en la serie de dibujos y pensar: Vale, estoy viendo otra cosa. Así que a uno le da igual que Goku sea un adolescente con el que se meten en el cole, Bulma sea como Angelina Jolie en Sr. y Sra Smith y el Follet Tortuga (Maestro Tortuga o Roshi) no tenga ni barba ni tortuga. Todo eso da igual. Es una película aparte, no tiene por qué ser exactamente igual. El problema es que coge lo peor de las pelis de adolescentes y lo pone ahí. Para que te descojones.


Empieza con Goku entrenando con su abuelo en una mini pelea que parece molar en un principio. Hasta que ciertos efectos chungos la hacen deslucir. Solo faltaba que se viesen las cuerdas que los aguantaban. Luego se descubre que Goku va al instituto, no liga, va en bici cutre, los matones van con coche tuning y le llaman Cuco para insultarle. ¿Es Bola de Dragón o Nunca me han besado? Entonces vienen unas cuantas escenas bochornosas de teen movie de taquillas de instituto y fiestas en mansiones. Que siempre lo he pensado: ¿Ya conoce el anfitrión a todo el mundo que va a esas fiestas? Goku allí se hace el chulito esquivando los golpes de los matones que son tan tontos que atacan uno detrás del otro, para que cuando esquive Goku se peguen entre ellos. Típico y tópico.


Entonces se liga a Chichi, que resulta que es luchadora, y le demostró que dominaba su Ki (la energía con la que envían Kame Hames y tal). «Oh, dominas tu Ki, como lo hagas todo igual…» – o algo así le dice. Entonces aparece Piccolo que se carga al abuelo tirando la casa abajo mientras Goku está de fiesta con la moza. Piccolo ha vuelto para conseguir las bolas de dragón y hacer algo. No se sabe muy bien qué quiere pedir. Se sabe que quiere cargarse el mundo y poco más. ¿Qué más argumentos queremos? Es Bola de Dragón, el mundo está acostumbrado a ser destruído por alguien.


Goku llega justo antes de que el abuelo se muera y este le explica algo al oído: «Las revistas porno… Te las doy. Accghh, todas tuyas. Debajo del armariogghh. Ah, y busca al Maestro Roshi, accghh» Y la palma. Siempre es bueno que estos personajes tengan algo que decir justo antes de morir. El hombre había estado esperando toda la noche: «A ver si viene ya mi nieto que me quiero morir y le tengo que contar una cosa primero». Todo está pensado. Allí aparece Bulma, buscando las bolas de dragón y después de una mini pelea y un diálogo vergonzante se une a la búsqueda.


Conocen al maestro Roshi (Follet Tortuga) que le hace un mini entreno de dos días y se van a luchar contra Piccolo que está reuniendo las bolas. Se descubre que un Kame Hame sirve tanto para atacar como para curar a gente y que Goku empieza la peli siendo un paria y en aproximadamente una semana es capaz de ganar a Piccolo con efectos especiales chuscos. Ni con un curso CCC se aprende tan rápido.


Parece mentira que para una película así haya habido tan poco presupuesto para hacer algún efecto en condiciones que represente un poco a la serie. Hasta la lucha final de Matrix Revolutions parece más de Dragon Ball que esta peli. La película ni siquiera es entretenida. Se pasa rápido porque no llega a durar ni hora y media. Pero si no la habéis visto, os voy a enseñar una imagen que refleja claramente cual es la cara de uno mientras la está viendo. Con esto se resume todo:





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[300, la peli según yo mismo]

1 respuesta

  1. 14/05/2019

    […] sobre el diseño del personaje o sobre si la historia podía convertirse en una de las mejores comedias involuntarias de la historia, pero mi mente quiso meter baza en la conversación y al parecer hablarle a la […]

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