Fauna del bloque: Las reuniones de vecinos
No sé si viviréis en un bloque de pisos o en una casa apartada en una urbanización, pero si sois de los segundos no sabéis lo que os perdéis por no tener que acudir a una reunión de vecinos. Es como juntar en un solo lugar todo tipo de personalidades diferentes, como una especie de muestrario de lo que el ser humano da de sí. Si tenéis algún día curiosidad por la humanidad, no dudéis en acudir a una de ellas, no os defraudará.
Las reuniones de vecinos las suele convocar el presidente de la escalera o en su defecto el administrador. El presidente merecería un post aparte en la sección fauna del bloque así que no entraremos en detalle. Éste cuelga un cartelito hecho con el Word por su hijo el informático que hizo un curso de CCC. «Anda niño, ponme un cartelito poniendo que hay reunión esta tarde y que acuda todo el mundo». Y allá que va el chaval colgando el cartel en la puerta del ascensor: «Se ruega a todos los vecinos…» Porque siempre que hay una reunión, se ruega. Si no se rogase no sería reunión. En el artículo número 4 del libro de métodos para convocar a los vecinos pone que es de obligado cumplimiento el poner el verbo rogar en todo cartel anunciante. Triunfa mucho más si el cartel es colocado en idioma Hoygan.
Seguidamente se insta a los vecinos a acudir a no ser que quieran ver como se aprueba una derrama en la que llevará todos los gastos. Así pues, como nadie se quiere ver en tal situación las reuniones de vecinos son un éxito de convocatoria. Bajan hasta las abuelas con la bombona de oxígeno. Algunas ya idas de la olla le dicen al presidente: «Lucas, gghhhssffhh, yo, gshhfff, soy tu padre» Son una fuente de anécdotas estas señoras. Entonces, se colocan todos en las sillas que hay disponibles. Las sillas son para montar una exposición. Si existiera una colección en el diario «Sillas del mundo» llevarían una muestra de la sala de reuniones de un bloque cualquiera. Hay de todo: sillas de madera carcomidas, de plástico, de la playa, plegables, de fórmica, eléctricas… Bueno, esto no. Pero seguramente a más de uno le gustaría tener una allí para según qué vecino…
Todo esto de las sillas ha conseguido que algunos vecinos sean auténticos expertos en el tema. Hay algunos que comentan entre ellos: «Esta silla rococó del siglo XIX posee unos rasgos característicos de la época y unos acabados muy pulidos» Acto seguido toca la silla y se desmorona. Como no podía ser de otra forma. Pues bien, hecho el inciso de las sillas sigamos con los personajes. Allí se junta la créme de la créme del bloque. No falta nadie, ni la vecina gritona, ni la cotilla, ni la cansina, ni el manitas… Nadie. Alguna abuela va haciendo ganchillo mientras la reunión va avanzando: «Es que estoy haciéndole el ajuar a mi nieta que se va a casar, y no puedo perder tiempo» Y ella a lo suyo.
Luego están los que apuntan todo pormenorizadamente. Que no se les olvide nada, por si tienen que denunciar a alguien. Suelen ser unos folloneros de cuidado y hablan como si estuviesen en un juzgado. «¡Protesto señoría!» Los vecinos lo miran entre el asco y la pena, pero lo dejan hacer pobrecillo, se lo toma en serio. Siempre hay alguno que pasa de todo y bosteza sonoramente cada dos minutos aproximadamente. Hace «Uaaaaaahahhhhhhhhhhhuuhh» Estira los brazos exageradamente, le da una colleja a la vieja del oxígeno y vuelve a colocarse de forma amodorrada. Alguna vez se duerme y cae al suelo.
Sin embargo, lo que más define una reunión de vecinos no es su fauna humana, sino los temas que se tratan. Esos temas. Las comunidades de vecinos se hicieron expresamente para que la gente se llevara mal. Se podrían hacer algunos estudios de compatibilidad antes de meterse en un piso o algo. El caso es que la gente choca. Sobre todo si al girar en la escalera no miran bien. Entonces la mayoría de las reuniones de vecinos son un reguero de reproches entre ellos que terminan como el rosario de la aurora. Así pues, veamos unos cuantos de los temas tratados en una reunión vecinal:
– La que riega las plantas: Siempre hay alguna vecina que riega sus geranios de forma abundante. Con lo cual cae el agua al vecino de abajo que pone a secar la ropa al Sol. La discusión termina con la señora que riega las plantas con una maceta en la cabeza incrustada. Y consecuentemente regada.
– Pintar la fachada: Ojo con este término, pintar la fachada no es ir al Valle de los Caídos y pintarlo entero. Eso no es la fachada. Pintarla consiste en renovar el bloque y cuesta un pastón. El que lo menciona suele ser ahogado en un bote de Titanlux. Por dar la idea.
– Arreglar los voladizos: Los voladizos son lo que vienen a ser los balcones, pero en las reuniones de vecinos tienen su propia terminología. También suele costar un pastón y el que lo menciona es condenado a montar los andamios y luego ser colgado de ellos. «¡Ahora tú también eres un voladizo!»
– Canal Plus comunitario: Si hay un tema en el que la gente se le hacían los ojos chiribitas era el de poner el plus para todo el mundo. Era como una leyenda urbana que jamás acababa haciéndose y a Prisa creo que no le hace demasiada gracia. El que lo proponía acababa pagando la multa.
– El ruido de la música: Siempre sale algún vecino quejándose de algún otro que pone la música a todo trapo a horas que no tocan. Suele pasar en los bloques con gente joven o que contienen pisos de estudiantes. La propuesta termina con los estudiantes encerrados en un cuarto oscuro, atados y con Camela a todo trapo. «Sueñooo contigooo, que me has daaadoooo» En cassette por supuesto, que el sonido es mucho más dañino.
– La que grita demasiado fornicando: Para acabar alguien termina sacando a relucir algún trapo sucio de algún vecino. Y no, con sacar un trapo sucio no significa sacar unos calzoncillos cagados que cayeron al patio por casualidad. Algunos vecinos tienen escarceos amorosos algo ruidosos (¡y rima!) y los vecinos deciden airearlo porque les molesta (la envidia es muy mala). Terminan quejándose de los gritos de la señorita que es demasiado escandalosa en su fulgor sexual. La cosa acaba con la vieja metiendo la bombona de oxígeno a la chica por… (Censored)
El caso es que todos terminan tirándose los trastos a la cabeza y aún gracias que todos sobreviven a una reunión de vecinos. Pronto Telecinco, tan fanática del sensacionalismo, retransmitirá en directo alguna de estas reuniones para ver si hay sangre en algún momento. Tiempo al tiempo…