Pasarse tres pueblos al arreglarse

En el mundo actual en el que vivimos la apariencia externa cada día es más importante. Las posibilidades que tenemos para arreglarnos son grandiosas y ya no nos libramos ni los hombres. Ya los tíos no empiezan a ducharse a partir de echarse novia, sino que incluso se ponen cremas y se cuidan más que las chicas en algunos casos. El problema viene cuando la gente en general se toma estas cosas al pie de la letra y se pasan tres pueblos con su forma de arreglarse, no es sólo las chicas que van a la Universidad como si fueran a salir de fiesta, sino su forma de pintarse, de echarse colonia, de todo lo que hace la gente para intentar estar más arreglado cuando en realidad parece que estén restaurados.


Un ejemplo claro es una mujer que ví ayer en el tren. Es habitual en los transportes públicos encontrarse a alguna chica o mujer que no le ha dado tiempo en casa a prepararse y se maquilla en mitad del camino. Con un pulso increible, ya que con el traqueteo del tren ver a una chica hacerse el perfil de labios es digno de un gran espectáculo. A la mínima que se desconcentren parece que hayan estado jugando con su sobrino a los indios. Pues bien, esta chica no conforme con pintarse un poco, decidió echarse colonia. A ella y al vagón entero. Creo que contabilicé unos 20 «chusf» seguidos. «Chusf chusf chusf […] chusf y otro chusf y venga chusf» Se pensaría que se había quedado atascado el espray o algo. Qué cosa. Si llegan a haber plantas en el tren mueren en el acto, yo ya no sabía si estaba ante una mujer echándose colonia o delante de algún ataque terrorista con gases contaminantes. Porque encima la colonia era de las fuertes.


Algo parecido ocurre con los desodorantes, sobre todo en el caso de los tíos. ¡Cuánto daño ha hecho AXE a las discotecas! Que sale todo el mundo de casa apestando a AXE por los cuatro costados, se echan desodorante hasta debajo del escroto, que digo yo que si ligan no creo que la chica se ponga a oler ahí debajo a ver si huele todo bien. «A vé hijo, antes de hacé na, necesito vé si te huelen bien lo que vienen a sé los huevos, que si luego me apestas lo mío qué ehh» Se creen el anuncio a piés juntillas y piensan que por echarse más desodorante ligarán más. Yo no sé como está el gusto de las mujeres, pero digo yo que si todavía el chico suelta gas, no está la cosa para muchas fiestas. Que hasta le deben de llorar los ojos a la chica. Debe de ser una especie de sensación parecida a la de entrar en una habitación a la que acaban de echar perfumador por todos los rincones, o peor, anti-cucarachas.



Pero no todo es perfume en la vida a la hora de arreglarse. También está el maquillaje, las mujeres se pintan. Y algunas, más. Muchas chicas cuando están en la edad del pavo, edad para dedicarle un post aparte, pretenden ser más mayores. Para hacer ver que son más mayores se pintan la cara como si estuviesen en Carnaval. Ya no sabes si van arregladas o van disfrazadas de payaso con tanta pintura. No son conscientes que pintándose así no parecen más mayores, sino que se vé a la legua que son quinceañeras. El caso es que muchas de ellas no crecen y siguen haciéndolo de mayores. Que ya no sabes si han comprado sus pinturas en L’Oreal o en Titanlux. Llegará un momento que en vez de mirar revistas como la Vale o la Cuore (dignas de post aparte también) para saber pintarse, verán capítulos de Bricomanía. Tiempo al tiempo.


La gomina no se salva de la quema. Y es que la gente ya no se pone gomina para fijar un poco el pelo o ponerlo de punta. La gente se pone gomina para que cruja el pelo. Que yo creo que llegará un momento en el que el pelo tendrá fracturas y todo. «Crack» Y una venda en la cabeza para arreglar el mechón fracturado. Qué cosa, la gente coge medio bote de gominas tan poco abrasivas como la Giorgi, que hizo famosa Bisbal, y venga a echarse. Un pegotazo y para el pelo. Que muchos no se sabe si quieren imitar a Mijatovic con su peinado para atrás lengüetazo-de-vaca, que no sé cuantos kilos de gomina gastará este hombre, es todo un misterio. O bien pretenden imitar a Espinete y utilizarlo de arma blanca con los pinchos duros. Vete a saber.


Eso sí, lo que está claro es que mucha gente tiende a confundir el arreglarse para estar más guapo con el dar la nota por la calle. Lo mejor de todo es que acaban diciendo: «Fua, qué guapo/a soy, todo el mundo me mira por la calle» Cuando en realidad no les miran por la guapura, sino con cara de «joequepeste» o cara de «llevamáspinturaqueelmuseodelprado». Lo que son las cosas.