Ir en un barco de guiris
El domingo pasado, no éste, sino el anterior, estuve con mi amiga en un barco de guiris para enseñarle, y de paso verla yo también, la parte sur de la Costa Brava, esa en la que vivo y apenas conozco. En concreto el crucero zarpaba desde la playa de mi barrio y llegaba a Tossa de Mar, un pueblo precioso con un castillo más bonito aún.
El caso es que yendo en barco de turista por mi propio pueblo me sentía guiri, tan guiri que fui capaz de descamisarme nadamás subir al crucero. A ver quien es el listo que se mantiene con la camiseta puesta a la 1 y media del mediodia, en la cubierta de un barco y con un sol de lo más castigador. Quien vaya en un barco así ha de saber que se ha de poner crema, y cuando crea que ha puesto demasiada, que ponga más otra vez, porque te achicharras vivo.
Ir en un crucero de este tipo te permite ver unas vistas preciosas, todo un recorrido por las calas que están entre Blanes y Tossa que te permiten ver un espectáculo visual increible, ya que en pocos lugares del mundo hay rocas o montañas justo al ladito del mar, totalmente pegadas. El problema es que los guiris no miran eso, aparte de hacer más fotos que mirar expresamente se dedican a saludar a todo patín, barco y hasta a los peces que van pasando. Y todos como borregos: «Adiooooo» (Bueno, «Gudbaiiiii»). Es como un manual que dan al subir al barco: «Chicos, cuando pase alguien, saludad todos en manada, sino, os tiramos por la borda». O algo así dirán. A nosotros no nos lo dijeron y no nos tiraron por la borda por no saludar. Uf.
En los barcos estos dicen que te mareas, yo por lo menos no me mareé, apenas se movía y se podía aguantar. A la vuelta hacía más oleaje y ya había alguno que se levantaba con los mofletes inflados y la mano en el estómago. No creo que fuese un nuevo baile de King África, diría que estaba apunto de vomitar… Hablando de bailes, la música del barco estaba bastante bien, eran canciones clásicas que me sabía y cantaba a pesar de tener que escuchar que era cansino, pensaba que me encontraría con canciones más al estilo de Who let the dogs out y cosas así de guiri total que me harían vomitar, pero no de mareo.
De todas formas, hacerse un crucero de este tipo, en el que en apenas una hora haces el viaje, ves calas preciosas y luego puedes dar una vuelta por Tossa y por el castillo que no tiene desperdicio es algo que recomiendo a cualquiera que quiera pasar una tarde genial. Así que ya sabéis, si pasáis por la Costa Brava sur, ya tenéis una idea para pasar un domingo.
El caso es que yendo en barco de turista por mi propio pueblo me sentía guiri, tan guiri que fui capaz de descamisarme nadamás subir al crucero. A ver quien es el listo que se mantiene con la camiseta puesta a la 1 y media del mediodia, en la cubierta de un barco y con un sol de lo más castigador. Quien vaya en un barco así ha de saber que se ha de poner crema, y cuando crea que ha puesto demasiada, que ponga más otra vez, porque te achicharras vivo.
Ir en un crucero de este tipo te permite ver unas vistas preciosas, todo un recorrido por las calas que están entre Blanes y Tossa que te permiten ver un espectáculo visual increible, ya que en pocos lugares del mundo hay rocas o montañas justo al ladito del mar, totalmente pegadas. El problema es que los guiris no miran eso, aparte de hacer más fotos que mirar expresamente se dedican a saludar a todo patín, barco y hasta a los peces que van pasando. Y todos como borregos: «Adiooooo» (Bueno, «Gudbaiiiii»). Es como un manual que dan al subir al barco: «Chicos, cuando pase alguien, saludad todos en manada, sino, os tiramos por la borda». O algo así dirán. A nosotros no nos lo dijeron y no nos tiraron por la borda por no saludar. Uf.
En los barcos estos dicen que te mareas, yo por lo menos no me mareé, apenas se movía y se podía aguantar. A la vuelta hacía más oleaje y ya había alguno que se levantaba con los mofletes inflados y la mano en el estómago. No creo que fuese un nuevo baile de King África, diría que estaba apunto de vomitar… Hablando de bailes, la música del barco estaba bastante bien, eran canciones clásicas que me sabía y cantaba a pesar de tener que escuchar que era cansino, pensaba que me encontraría con canciones más al estilo de Who let the dogs out y cosas así de guiri total que me harían vomitar, pero no de mareo.
De todas formas, hacerse un crucero de este tipo, en el que en apenas una hora haces el viaje, ves calas preciosas y luego puedes dar una vuelta por Tossa y por el castillo que no tiene desperdicio es algo que recomiendo a cualquiera que quiera pasar una tarde genial. Así que ya sabéis, si pasáis por la Costa Brava sur, ya tenéis una idea para pasar un domingo.
En al oficina de turismo buscan trabajdores…
xD