Estrategias para entrar gratis en una discoteca


El inventor del perreo os deja entrar gratis

El precio de una entrada en una discoteca cualquiera suele ser caro para lo que te ofrecen. Es decir, te cobran un dineral por dejarte entrar a un local donde un DJ con bastante mal gusto pone música a todo trapo. Para que no te quejes mucho, por ese precio, te dan una consumición. De esa manera te dicen: «Bebe y termina de emborracharte, así hasta serás capaz de decir TEMAZO cuando suene alguna del Bisbal«


Pero mucha gente ya viene bebida de casa, o bien no quiere arriesgarse a disfrutar de un garrafón gran reserva del 87 bouquet de merdé. Así que a esa gente le interesa entrar gratis, ya que como mucho querrán bailar y si quieren tomarse un agua les saldrá más barata, no mucho más, que la entrada. Por lo tanto, El mundo está loco, como servicio social, les ofrece estrategias para entrar gratis en cualquier discoteca de postín. De nada.


Una de las formas clásicas de entrar en una discoteca por la patilla, que diría un gnomo, es la de fabricarse un vip falso. Para esto es muy importante haber visto al menos un vip oficial primero. Muy importante porque hay gente que no se ha enterado de qué va la película y luego va a la discoteca con una tarjeta con un cartón recortado de la caja de Wipp Express. «¿Qué insinúas? ¿Que llevo la ropa sucia?» – diría el segurata. Y no es bueno hacer que se enfade una persona que tiene más envergadura que tu armario ropero. También es importante saber de dónde viene la palabra VIP: de Very Important Person. No de Bienvenido Invitado Personal. Que alguno hace un vip falso llega a la puerta, el segurata mira la tarjetita y ve:


«Interesante, aquí pone BIP para Paco»
«Sssí…» – contesta nervioso.
«¿Tú que eres? ¿R2D2? Anda y tira para casa. Vip se escribe con V. Que lo sé hasta yo, que soy segurata.»


Pero hay otras opciones para intentar entrar gratis. Como muchos sabréis, en la mayoría de discotecas te ponen un sello en la muñeca que te permite entrar y salir tantas veces como quieras. Y también permite saber los días posteriores si una persona es guarra y no se ducha o no lo es. Pues bien, la estrategia consiste en quedarse esperando en la puerta a que salga alguien con el sello puesto y pedirle que se restriegue muñeca con muñeca para que se quede el sello marcado. Y así poder colarse gratis. Esto está muy bien, pero como esto se extienda, la estrategia de la discoteca será la de poner el sello en la barriga. A ver quién se restriega cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo con el que salga de la discoteca. Todo sea por ahorrarse la entrada.


También puedes usar la ingeniería emocional para poder traspasar la puerta gratis. Es decir, jugando a acertijos con el segurata. Si accede y no te parte la cara primero por listo, claro.


– «¿Qué pasaría si quisiera entrar y soy amigo del jefe?»
– «Entras gratis»
– «¡¡Gracias!!»



Y pasas con todo el morro. El segurata puede que se quede totalmente descolocado por tu jeta descomunal o puede que seas amablemente declarado como persona non grata en la sala.


La última opción es la más arriesgada de todas, pero si la haces bien puedes convertirte en un héroe. La opción consiste en entrar pacientemente, poco a poco, sin decir una palabra. Cuando llegues a la taquilla de pago pasa olímpicamente de pagar y entra por la puerta como si tal cosa. El segurata de la taquilla te llamará la atención y te dirá: «Eh, tú, paga» – con su verborrea característica. Entonces corre hacia dentro. Sumérgete entre la gente, cámbiate la ropa con otro, ponte un sombrero de copa, hazte una operación de estética allí mismo para que no te reconozcan… Lo que sea. Es probable que tengas que encerrarte en el lavabo toda la noche y ni puedas bailar. Pero bueno, habrás conseguido tu objetivo: entrar gratis.


Todas estas opciones han sido probadas por Masoca & Suicida Association en colaboración con Tacaños S.A. y ha funcionado en un 23,5% de las ocasiones en las que ha sido probados. Los conejillos de indias que desaparecieron después de algunas de las pruebas fueron dados como experimentos fallidos. Alguno de ellos aún está en el lavabo de una discoteca viviendo de ratas, mosquitos y bebiendo el agua de la taza. Pero esos valientes campeones entraron gratis, siguiendo su ejemplo también podrán conseguirlo todos los demás. Ánimo.

1 respuesta

  1. 20/05/2012

    […] Ninja no era nadie al lado de ellos. Es algo que la idiosincrasia de España lleva dentro. Algo gratis: todo a tope. Los buffets libres y las barras libres pueden dar fe. “Voy por el tercer […]

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