¿Por qué da tanta pereza cortarse las uñas de los pies?

Después de una semana de letargo vuelvo a la carga actualizando esta web. Sí, es lo que tiene el verano, la pereza. No es por nada, sino porque este año no curro en el súper y ejerzo mi futura profesión en su variante de prácticas. Sufro del magnífico aire acondicionado polar de Renfe y de sus retrasos y cuando tengo un rato procuro apartar la vista del PC, que bastante tengo en el trabajo. Aún así, superando la pereza y esperando que quede alguien por ahí mirando las tonterías que pongo en estos días veraniegos, hoy actualizo oye.


Hay muchas cosas en esta vida que provocan pereza, como por ejemplo levantarse de la playa. Por alguna razón en este mundo el Sol se creó para que cuando nos tostásemos bajo sus rayos sufriésemos una especie de aplatanamiento solar que nos dejase tumbados en la toalla hasta que el cáncer de piel hiciese acto de presencia. Da palo levantarse. Algo así pasa con las uñas de los pies. ¿Por qué cuesta tanto cortárselas? ¿Qué tipo de influjo recibimos sobre nuestro cuerpo para que una vez llegada la época de las chancletas se vea el pastel y veamos aves rapaces en vez de vecinos? Se intentará arrojar algo de luz a este tema. Un bombillazo y listos.


Quizás, la razón que nos hace evitar el momento de cortarnos las uñas sea probablemente por la simple cuestión de agacharse. La gente en general es vaga, aunque en algunos casos es de un vaguismo absurdo. Como mi amigo Pepe, que por no agacharse a coger el mando que se le había caido al suelo, se levantó a cambiar de canal desde la televisión. Pueden poner la excusa del lumbago. Que de ahí su nombre: lum-vago. Lo sufren los vagos que nunca jamás se agacharon a cortarse las uñas. Además de tener zarpas tienen lumbago. Todos son desventajas, niños, cortaros las uñas.


Aunque a lo mejor la gente no se corta las uñas de los pies por otros motivos. Como podría ser, porque no se ven. Normalmente en invierno todo el mundo lleva calcetines y zapatos o zapatillas deportivas por lo cual si uno no se ha cortado las uñas no se ve a no ser que ya haya cedido el calcetín e incluso el zapato. Que se han visto casos de gente que iba en bici y frenaban con la punta de los pies… Habrá que aprovechar esas protuberancias uñiles. En verano la cosa es distinta. Con las chancletillas todo se ve y si no te cortas las uñas te contratan los del ayuntamiento para hacer los surcos de la playa por las mañanas. Entonces, llegamos a una clara conclusión: Ya sabemos por qué los guiris llevan calcetines con las chanclas. ¡No se cortan las uñas! Chicas, si ligáis con un alemán, no le quitéis los calcetines. «Es que es antiestético fornicar con calcetines». Quizá lo es más fornicar sin…


La verdad es que no cortarse las uñas de los pies, a pesar de dar pereza, es de guarros. Es como no lavar el coche un día que está nublado por si llueve. Y no llueve en dos semanas. Es lo mismo que decir, no me corto las uñas porque total no me las va a ver nadie. Y esa noche ligas. ¿Será una nueva modalidad de fetichistas de pies? Esas personas que sin saber por qué les gusta lamer una pezuña y les resulta excitante. Supongo que unas uñas arqueadas y largas será el súmum. Algo así como la uña que se dejan esos hombres mayores en el dedo meñique, amarillenta y dura como una piedra. ¿Les da pereza cortársela o es que de tantos mocos que se han sacado si ponen el cortauñas se queda pegado de por vida? Mejor no pensarlo.


El caso es que en general, la pedicura es algo que a la mayoría de la gente le resulta cansada. Excepto a los que se muerden las uñas, que con un poco de vicio a lo mejor acaban con la de los pies y se evitan ese engorroso momento. ¿Por qué no les han puesto una linea de puntos a las uñas para que no haga falta ni usar cortauñas? ¿Será el próximo eslabón de la evolución? ¿Conseguiremos cortarnos las uñas a la primera sin decir: «Bueno, ya lo haré mañana, total, no están tan mal»? Dudas y más dudas.