Comportamiento habitual ante un fin de año

Hoy, queridos lectores, es 31 de diciembre de 2006 y me dispongo a deciros que hoy es el último día del año. Por si algún despistado no se había enterado, yo aviso. Mañana por lo tanto empieza el 2007, no te agaches por si te la mete, y por esa situación de cambio de año esta noche se celebra la fiesta de fin de año. Cuántas obviedades en un sólo principio de post, oye. El caso es que hoy todo el mundo se dispone a preparar una fiesta como si fuera la última noche que tienen una. «Ya no podremoss saliiirr máaass ooohh, salgamos en fin de año como si se acabaraa el muuundo». Y al final acaba siendo como un sábado cualquiera, pero más caro y con más borrachos.


Ese vendría a ser el resumen así a lo rápido. Luego lo que pasa es que las mujeres tienen un cierto afán de prepararse para la mayor fiesta de su vida y gastarse un pastón en: un vestido carísimo y un peinado carísimo. Ambas cosas que sólo usarán una vez. Tienen una tendencia muy extraña las mujeres en gastar dinero de esa manera tan inútil, sino mirad las bodas. Les pasa lo mismo, un vestido carísimo y un peinado igual de caro para luego usarlo un día. Porque yo que yo sepa no he visto ninguna mujer que vaya con vestido de boda a comprar el pan. Que iría por la calle todo el día con la marcha nupcial de fondo. Tatatataaan. Eso sí, le serviría para ahorrar arroz para el puchero.


En fin, que me voy por las ramas y empiezo a decir más chorradas de la cuenta. Yo tengo amigas que ya tienen hora preparada para la peluquería esta tarde. Serán felices con un peinado de esos que a la chica de la revista le queda genial, pero ellas no son la chica de la revista. Y luego vienen los llantos. Los vestidos suelen ser la mar de preparados para el invierno. El otro día una amiga mía me dijo: «Me he comprado un top para fin de año». Imaginad que esa misma frase fuera: «Me he comprado un top para el pleno invierno». ¿A qué sonaría absurdo? Pues no lo suena con fin de año oye. No sé lo que pasa.


Lo más curioso de todo esto es que la gente sale en fin de año con dos objetivos claros. El primero fornicar. El segundo emborracharse. En el caso de las mujeres el emborracharse y fornicar suele ir de la mano. «Así tengo excusa pa liarme con quien quiera». El del tío suele servir para deshinibirse, pero luego no queda bien. Así que ojo con mezclar alcohol y ganas de fornicar, que luego vienen las sorpresas. O una cosa, o la otra. Pero las dos cosas mezcladas pueden dar lugar a traumas varios y a chicas insatisfechas. Aunque teniendo en cuenta de que según un estudio, el 80% de las mujeres terminan a mano, tampoco creo que sea problema para el borracho para quedar bien, al final va a tener que hacer lo mismo.



Bien, ahora hemos unido conceptos, hombres y mujeres por algo que les une. El sexo. Los hombres se toman fin de año más a la ligera, no pretenden encontrar un amor ni nada por el estilo, pero sí que quieren fornicar como sea. Bueno, eso como cada sábado, lo único que en fin de año se potencia. Pero a esto lo unimos las ganas de beber alcohol y lo que se ponga por delante, llámale agua oxigenada o jarrones para las flores; y se convierte en un cóctel explosivo de tíos tirando la caña a todo lo que se mueve mientras luchan por mantenerse en pié. Suerte que en fin de año todo está tan lleno que es imposible caerse, te vas aguantando en las otras personas y no pasa nada. Lo malo viene cuando tu apoyo está más borracho que tú y aparece la famosa «caida en cadena» que en toda discoteca ocurre una vez cada semana, como mínimo.


Y esto es un comportamiento básico, casi todo el mundo lo hace, excepto las personas que pasan olímpicamente de estas fiestas o bien las personas que se la toman como un sábado normal con más gente. Lo mejor de todo es que hoy todo es más caro, las discotecas te clavan el triple por la misma mierda. Habría que hacer una manifestación a las puertas de la disco, y como a veces se oye la música desde fuera, que todo el mundo bailara en las puertas. O con radiocd’s con el Reggaeton Mix, para tener lo mismo que dentro y cosas así. Seguro que así bajan los precios y encima ponen barra libre, que hay que dar salida a todo el garrafón…


Otra cosa aparte es cuando la gente va al cotillón. Que yo me pensaba que era Jorge Javier Vázquez engordado al máximo. «Míralo, por ahí va el cotillón». Pero no, es una fiesta como otra cualquiera, pero al ser fin de año se llama cotillón. Ahí te dan un matasuegras que muchos piensan: «No fuera verdad que la mata…» Luego también te dan un gorrito, algunas serpentinas y papelitos varios. Todos de una utilidad muy grande sobre todo para la señora de la limpieza que llega al día siguiente. En esos sitios suele haber barra libre y si llegas a beberte un cubata puedes dar gracias. La gente se agolpa a la barra y ya no la suelta hasta que cae en coma etílico. Qué portentos.


Pero hay otra forma de celebrar el fin de año más dada a parejitas. Que es la de ir a un restaurante que un día te cobran por un menú 15 euros y en fin de año te piden la friolera de 100. Luego irse a un hotel que cualquier día te sale a 30 euros la noche y te piden 150, eso sí, te dan cava y te ponen velas en la habitación. Ohh, ooh, qué romántico. Y se gastan los ahorros del año en pasar una noche de fin de año en un hotel y un restaurante cuando podían haberse montado un viaje de los que hacen historia. «Oh, pero es que hay que empezar el año con buen pie, y un polvo aquí era una buena manera de empezar«. Porque al final todo se basaba en eso.



Foto: 20 Minutos
Y es que la gente se mueve a razón de polvo sí o polvo no. Todo se basa en el sexo, en fin de año sobre todo, pero en general también sería aplicable. Excepto unas personas, las que van a la Puerta del Sol a tomarse las uvas. Después de estar allí desde las 4 de la tarde cogiendo sitio delante del reloj y pasando frío como unos condenaos deben de tener ya todo tan congelado que no se podrán ni mover. «Está ahora el pájaro pa fiestas». Todo el mundo se agolpa para celebrar el año nuevo delante de ese famoso reloj. Ramón García le ha cogido el gustillo y cada año va, eso sí, desde el balcón y nos dice cómo seguir las campanadas. El tío, hay que reconocerlo, lo explica bien, pero tampoco hace falta ser un hacha para ello, lo que pasa es que si lo comparamos con Carmen Sevilla, pues claro. Imaginad: «Aaayy, mih niñoooh, a vé, primero son lah campanah, ay no, los quintos, ayy, ezo no que e lo que me tomao antes, 3 o 4 quintoh, ajú, los cuarrtoh, y despué de loh quarto, loh quinto, ay no, lah campanadas, ay cuidao que baja la bola, tolón tolón, ayyy, que no me entero, e la primera aaggumppff» Y media España atragantada, un desastre.


Y así funciona la mayoría de la gente en fin de año, yo saldré de fiesta como mandan los cánones y me tomaré las uvas con Ramón García que en casa la tradición no se mueve. No hacemos ritos navideños para tener suerte eso sí. Así que a todos los lectores os deseo un feliz año nuevo y próspero 2007.


Si todavía tenéis más ganas de leer sobre el fin de año aquí hay dos posts antiguos:


[Fin de año Part. 1]
[Fin de año Part. 2]


(Los dividía y todo los posts… Qué tiempos. ¡Feliz año nuevo!)