Vacaciones por ser padre

Hoy es un gran día para nosotros los hombres. Sobre todo para gente como yo que aún somos jóvenes para ser padres. Porque tengo la gran potra de pillar las mejores ofertas en leyes electorales en los momentos justos. Ya fui la primera generación en librarse de la mili sin tener que limpiar retretes de asilos y ahora llega esto: Los hombres dispondrán de un permiso de paternidad de dos semanas que llegará a un mes en 8 años. El que puso el titular en el País se quedó agusto, me encanta su capacidad de síntesis…


Así que queridos lectores, yo que ahora mismo dispongo de 23 años y que no pretendo tener un hijo por ahora, en fechas posteriores, quién sabe, podría ser, que llegase a tener un hijo o hija algún día. Haciendo cuentas rápidamente, 23 + 8 son 31 años. Edad adecuada si todos los condicionantes están ahí, que haya una madre, por poner un ejemplo; para tener un hijo. Y es justo en ese año que ya empiezan a dar un mes de vacaciones por paternidad. ¡Coñe! Lo haces que nazca en Julio, te pillas vacaciones en Agosto, se lo dejas a la abuela que tiene más práctica y ala, ¡dos meses de vacaciones pagadas!


Vale, ya sé que no está muy bien eso de endosarle a la abuela el crío recién nacido, pero bueno, cosas peores se han visto y esto creo que será algo común, ya lo es ahora… Está claro que van a aumentar los padres solteros, esto va a acabar con el uso del condón. «Tranqui hija, lo hacemos sin condón que yo controlo». Se lo pasan por el forro, acaban ahí mismo y a los nueve meses tienen un mesecito de vacaciones por paternidad. «He sido padre, la madre está en Hawaii así que tengo que ir a buscarla». ¿Cuantas familias numerosas habrá? Un español por unas vacaciones hace lo que sea, aunque luego tenga que pagar la escuela a diez churumbeles, por fin el Opus Dei estará contento con una medida que les favorece.


Además, todo esto acabará por fin con los engorrosos trances que sufrían los padres cuando en el trabajo sacaban su teta peluda para que el niño mamase. Ahora ya lo podrán hacer en casa sin esas caras de limones amargos de los compañeros de trabajo. También se ahorrarán esas caras de ojeras que llegan hasta el suelo después de que el niño haya estado berreando toda la noche, o la depresión post-parto. Esa depresión que tienen los hombres después de ver a su mujer sufriendo y pariendo, y algunos celosos, después de que le haya visto el médico el chichi. «Sí, sí, ¡pero bien que te abriste de patas nadamás ver el médico!» Pues eso se acabó, porque se quedan en casa y se evitan el estrés trabajil que agudiza las depresiones.


Y es que ahora, por fin, los hombres, si somos padres, también tendremos nuestros días de descanso. Ya era hora, porque la mujer no tiene que cargar sola con la faena que trae un niño a casa. Estamos de enhorabuena.