Cosas tontas que hacemos cuando llueve
La parte de los informativos televisivos que más interesa hoy en día es El Tiempo. Así, en mayúsculas. Tanto que incluso durante los minutos en los que en teoría se hablaría de política, sucesos o ¿ciencia? ¿Eso se hace en las noticias? Se habla también del calor que hace en verano o lo que se congela la gente que entrevistan a pie de calle durante la ola siberiana de moda. «¿Hace frío, no señora?» «Sí, usha rasca» «Gracias por su aportación a nuestro informativo, señora doctora en meteorología, ciencias ambientales y biología». Qué sería de los informativos actuales sin las entrevistas a expertos en materia.
El caso es que nos informamos muchísimo sobre lo que pasará mañana en nuestros cielos, conocemos al dedillo el funcionamiento de las isobaras y sabemos lo que es una borrasca o anticiclón: vamos, estamos perfectamente preparados para no desentonar en una conversación en el ascensor. A ver si se ha pensado el del 5ºB que sabe más que yo de la ciclogénesis explosiva, habrase visto. ¿Todo esto por qué? Porque no nos gusta la lluvia. Aquí en España, excepto si eres gallego o vasco, no estamos acostumbrados a que nos llueva. Queremos sol, cervecica y unas bravas. No queremos lluvia porque nos fastidia los planes, porque parece ser que todo lo que podemos hacer en la calle en este país se puede hacer únicamente si hace buen tiempo.
Sí, nos recluímos en casa cuando llueve. Ya no se puede salir. Caen cuatro gotas y las calles quedan desiertas. Nos invade el virus del sofámantitaypeli y miramos a través de la ventana como cae la lluvia como si fuese la primera vez que lo vemos. Y miras a los balcones de los otros edificios y ves a los demás igual que tú, apartando las cortinas y absortos mirando el agua caer como diciéndose a sí mismos: «Caramba, llueve, ¿cómo lo hará el cielo para tener estos grifos tan grandes?» No sé, mira todo el mundo la lluvia con tal fascinación que a veces pienso que se preguntan cosas como esta.
No pasa nada, a no ser que caiga el diluvio universal se puede salir a la calle y hacer vida normal con la simple ayuda de un invento arcaico como el paraguas. Pero a veces lo entiendo, porque hay paraguas que están destinados a joderte la vida. Lo habitual – a pesar de nuestra obsesión por mirar el tiempo – es olvidarse de comprar un paraguas decente. O lo habitual en mi caso, vamos. Suelo ir con uno de esos paraguas reversibles, de esos a los que les soplas un poco se dan la vuelta, te mojas y te hacen ir como un tonto agarrando el invento antes de que se te escape o salgas tú volando con él. Entonces es cuando te dices: «Me tengo que comprar un paraguas nuevo». Deja de llover y te olvidas. Y así voy, cada vez que llueve me ducho cuatro veces en el día.Por otro lado, la lluvia nos hace hacer otro tipo de cosas tontas. Por ejemplo: Vamos dando saltitos por la calle cuales sapitos esquivando los charcos que se forman en la acera. Igual algún día cuando se acabe la crisis, allá por el 2723 después de la segunda venida de Cristo, arreglarán las aceras. A día de hoy cada vez que llueve se convierten en una prueba de Humor Amarillo. Seguramente los más jóvenes no la conoceréis, pero los demás recordaréis las míticas zamburguesas. Pues así me siento yo. Entre el paraguas reversible y los charcazos de las baldosas sueltas termino tan mojado que parece que haya salido de una lavadora recién centrifugado. A lo mejor debería envolverme en chubasquero amarillo de la cabeza a los pies ambos inclusive cada vez que llueva. Luego los niños me mirarán raro: «Mamá, ¿que es ese señor?» «Un perturbado, no lo mires, ¡corre!»
De todas formas la tontería que más me gusta es la de encogernos de hombros. Ya la habrán comentado en setecientos mil monólogos, pero no deja de ser chocante que encojamos los hombros cuando se pone a llover. Es una reacción instintiva y a la vez inútil. ¿Qué conseguimos? ¿Igual nos estamos preparando para que nos pregunte algún reportero de televisión? «¿Por qué cree que llueve?» «Pues no lo sé, pesao, contratad redactores y dejad de hacer preguntas estúpidas a la gente» Y ya estás encogido de hombros y te quedas a gusto.
Pero bueno, lo mejor quizá es salir corriendo y encontrar refugio lo antes posible. Aunque tengo un amigo que tiene una teoría, dice que si corres cuando llueves te mojas más. Porque según él, coges más agua a la vez de la que cae. Lo que no tiene en cuenta su teoría es que si corres estás menos tiempo debajo del agua. En fin, una chorrada como un piano. De ahí a que cuando llueve de forma inesperada, que ni siquiera los setenta mil noticiarios han sido capaz de avanzar, las entradas de las tiendas se llenan de gente. Ahí, parados. Viendo caer el agua. Dejando el tiempo pasar. «A ver si amaina» – dice Amparo. «Es una nube pasajera» – dice Noé.
Y ahí se quedan, esperando su momento para volver a sus casas porque no pudieron preveer esta situación tan grave y dejaron el paraguas raído y maltrecho en casa. Están en una hilera, como si estuvieran de seguratas de la entrada, con cara de nada mirando al infinito cagándose en su estampa. Eso es porque les ha pillado cerca de la entrada de una zapatería, yo por eso si veo que va a llover me quedo en los alrededores de una FNAC. Al menos mientras esperas tienes un mundo de ocio al alcance de tu mano. Y con un poco de suerte te adoptan y te quedas a vivir allí. Pero mis fantasías húmedas las dejamos para otro día.
Yo, como soy gallega, solo salgo de casa cuando llueve y hago cosas tontas cuando sale el sol. Por cierto, hay estudios científicos sobre si cuando llueve te mojas más caminando o corriendo (de verdad) http://rainography.blogspot.com.es/2014/08/is-it-better-to-walk-or-run-in-rain.html
Jajajaj! Fantástico el vídeo!! Una gran explicación científica para demostrar lo que te dice el sentido común.
Otro aporte:
http://www.dailymotion.com/video/xj4pfl_lluvia-correr-o-caminar_school
¡Grande! Pues sí, otro estudio para llegar a la misma conclusión. Es un tema que preocupa mucho a los científicos. A esos que se iban de fiesta todos los jueves cuando estaban en la universidad, concretamente.