Borrador de guión para lo que podría haber sido la peli de Sonic
Mientras friego los platos tiendo a ver vídeos de Youtube o escuchar podcasts. Es la única razón por la que aún no he comprado un lavavajillas. El otro día, escuchando un podcast de videojuegos, hablaban sobre la película de Sonic. Mientras rascaba la roña de un plato, algo me hizo click al oír su conversación. Se hablaba sobre el diseño del personaje o sobre si la historia podía convertirse en una de las mejores comedias involuntarias de la historia, pero mi mente quiso meter baza en la conversación y al parecer hablarle a la tablet no funciona contra un archivo grabado. Así que decidí plantearme un post con una idea en la mente: ¿Por qué no hacen una peli de Sonic que sea totalmente autoconsciente?
Y empecé a apuntar ideas para traeros un borrador con mi propuesta. Una manera como otra de volver a darle contenido y brillo a este bonito blog que con la tontería ya ha cumplido quince años. Ay.
La historia empezaría con un Sonic decaído y deprimido, con el mismo aspecto peludito de la peli oficial si queréis, me da igual, no entiendo de diseño de personajes; pero eso sí, muy demacrado. Sus púas estarían desmanejadas, una para aquí, otra para allá. La imagen sería de aspecto lúgubre y Sonic caminaría por un callejón mientras la lluvia cae y decolora un poco el azul de sus pinchos. Acaba de salir Súper Mario Oddyssey y no puede soportar ni un éxito más del fontanero de Nintendo. Los niños le tiran piedras – porque los niños son muy hijosdeputa y eso lo sabemos todos – y Sonic les lanza una botella de cerveza tras darle el último trago. Un drama mascotil, en resumen.
A pesar de todo, Tails – aquel zorro-helicóptero – lo va a visitar de vez en cuando al albergue social donde se alimenta de apio y tofu. Ahí se descubre uno de los secretos de Sonic: es vegano. Como si no fuera suficiente drama vivir a la intemperie. Él siempre ha estado muy concienciado con salvar a los animales de las garras de los depredadores, así que se lanza al veganismo. Tails se sienta a su lado y trata de convencerle de que intente apuntarse a Mascotas Anónimas. Allí puede que encuentre la paz que necesita y salir de ese agujero en el que se ha metido tras varios fracasos comerciales y de crítica. Sonic, cabizbajo, levanta la cabeza ligeramente y con un movimiento de hombro sutil dice que bueno, que vale, que dónde tiene que ir.
La siguiente escena es el típico corro de personas sentadas en sillas contándose sus penas. Allí están Fido Dido, Cool Spot y otros ilustres de los 90 como Bubsy. Todos tratan de salir del atolladero, de superar el fracaso frente al gran público. Fido Dido le recuerda a Sonic que aún está a tiempo. ¿Que ya nadie le tiene respeto? Pues sí. ¿Que de cada siete juegos que saca, uno es medio bueno? También. Sonic rompe a llorar por culpa de Fido Dido. ¡Así no me ayudáis! Grita desconsolado. Fido Dido continúa impasible y le insiste: aún estás a tiempo, pequeño erizo azul; la falta de respeto es señal de que aún te conocen. El olvido es mucho peor. Funde a negro.
Al salir de Mascotas Anónimas, se encuentra de nuevo a Tails que le da la chapa. Es el momento de jugar con la cuarta pared y el recuerdo de infames juegos de Sonic donde había cuadros de diálogo para aburrir. Entonces Tails habla y habla con frases de dos líneas que se leen como blablabla porque a nadie, ni siquiera a Sonic, le ha interesado jamás lo que cuentan los personajes de ese mundo. Así que Sonic espera al momento justo en el que aparece el botón de «skip» para saltarse su charla y marcharse para casa. Se ve un salto de escena y aparece de nuevo cabizbajo. Tails se pone delante suyo y elimina toda posibilidad de darle al «skip«. «Ahora no te skiparás» – le dice, en un alarde de juego de palabras que haría llorar sangre a cualquiera – «Por una vez, tengo algo interesante que decirte».
Entonces, de repente, aparece un gato corriendo y apenas unos segundos después un señor con aspecto oriental le va detrás con aparentes intenciones aviesas. Sonic no se lo piensa ni un momento y aprovecha su asombrosa velocidad para atrapar el gato y devolvérselo al que él cree que es su legítimo dueño. «¡Nooo!» – grita Tails con desesperación. «¡No se lo des! ¡Es un esbirro de Robotnik! ¡Es lo que quería contarte!» Entonces Sonic coge el gato y se echa para atrás para apartarlo del señor oriental. Dice en voz baja «es verdad» y en el brazo observa que lleva un tatuaje bigotil típico de Robotnik. Sonic huye haciendo uso de su velocidad supersónica, valga la redundancia, y el señor grita algo así como esto no quedará así o ya verás tú cuando se entere Jim Carrey, me va a dejar los chakras hechos una mierda.
Tails le explica, entonces sí, lo que pasa. Le recuerda que primero debe encontrar a su diseñador original, que le devolverá la fe en sí mismo. Debe encontrar a Yuji Naka en alguna montaña perdida de Japón y tratar de recuperar todo aquello que alguna vez fue. Una vez recuperado deberá emprender la aventura que le llevará al Doctor Robotnik. Tails le explica que el villano principal de su serie está tratando de crear una cadena de restaurantes chinos llevando a cabo su leyenda urbana más famosa: la cocina gatuna. Internet está escandalizado porque temen perder los vídeos de gatitos, que es la auténtica salsa de la red de redes y el motivo principal por el que fue inventada. El mundo tal y como lo conocemos se puede desmoronar y Sonic es su única salvación.
Entonces hay una serie de escenas de acción repletas de homenajes a los juegos clásicos de Sonic. Va siguiendo la pista de lugares en los que creen que puede estar el Doctor Robotnik que no son más que trampas que va poniendo el villano para acabar con su antítesis. Sonic entonces escapa por valles verdes, casinos repletos de bumpers y bichos deleznables, pasa por plantas químicas de productos de limpieza marca blanca… De todo. Incluso tiene que escapar de una orca asesina que es capaz de arrancar muelles de cuajo – aquí es donde la gente del Phenomena aplaudiría por ese guiño a Sonic Adventure – y terminaría en una fase de pinball. Un claro homenaje al mítico Sonic Spinball. Robotnik lo secuestraría y lo ataría en forma de bola y Knuckles tendría que jugar al pinball con él. Sonic trata de desatarse con los dientes y echa de menos el diseño original de la peli oficial. Su única salvación es que Knuckles sea bueno jugando al pinball y resulta que sí. Que es un crack.
Finalmente tras mucho bregar y salvar a unos cuantos gatitos en el camino llega al momento cumbre: la pelea contra el Doctor. La lucha es encarnizada y a cada golpe Sonic pierde anillos que van cayendo a su alrededor. Gracias a su velocidad consigue recuperar anillos y mantenerse en la batalla, pero Robotnik, en una argucia sin igual, saca a un Sonic malvado de su fábrica de robots – en un giro por la cara que meto aquí para dar un poco de tensión al final – que le roba todos los anillos tras un golpe letal del villano. Sonic solo tiene una oportunidad y no puede recibir ningún golpe. Todos los gatitos dependen de él en este momento o pasarán a formar parte de alguna salsa agridulce. Entonces Sonic se transforma en súper guerrero – o súper saiyan, lo que os guste más – y destroza a Robotnik con un spin dash que ríete tú. Los gatitos están salvados. Aplauso cerrado.
En el epílogo, el Doctor confiesa que todo ha sido una argucia para recuperar a la franquicia de su letargo y que gracias a eso Sonic vuelve a ser alguien importante en este mundo. Al fin y al cabo ha salvado a una especie animal y a Internet en general. De paso Robotnik aprovecha para decir que lo de los gatos y los restaurantes chinos es una leyenda urbana y que pasan todos los controles de sanidad perfectamente. Chimpún. Fin.
Felicidades por los 15 años del blog!!
Sonic aguanta todos los guiones, hasta la otra.
¡¡Muchas gracias!! Parece que fue ayer…