Y van y te ponen anuncios en el cine

Voy a empezar este post con una obviedad: el cine es caro. Todos lo habréis notado, a no ser que os bañéis con billetes de 500 euros y disfrutéis de la vida a bordo de un yate con setecientos metros de eslora. Que igual ni existen, pero para que me entendáis. Es caro de cojones, el cine. Mucho. El otro día se me ocurrió ir al cine en domingo, ¡en domingo! ¡Menuda locura! Y me pidieron el carnet de donante de órganos, las dos últimas nóminas y un aval familiar. La cosa se está desmadrando.

¡Diez euros costaba la entrada! ¡Diez! Que tienes que pedir luego un préstamo a Noconfidis o a Usureros Sin Fronteras para poder ver el último blockbuster. Y ya ni te digo si se te ocurre comprar palomitas de maíz. A un amigo le entregaron las palomitas a mano armada. No os digo más. Pero luego la gente no va al cine. Está en crisis. Uy qué drama. Las salas cierran, oh vaya. La culpa es del pirateo, que preferís ver las pelis en un screener guarro del mantero de turno en vez de con dolbisurraun, tehacheequis y un pantallón dos o tres veces más grande que tu piso de alquiler. Pero no del precio de las entradas, qué va. Es la gente que ha perdido el hábito. La sociedad cambia y eso. Pero luego ponen las entradas a 3 euros el día del cine te pisotean, te saltan, te rodean, te machacan para conseguir una entrada antes que tú. Pero el hábito de ir al cine está en las últimas.

Y claro, como está en crisis y a la gente ya no le gusta ver películas pues para qué vamos a respetar a los pocos que pagan, ¿verdad? Si son una demanda inelástica, hagas lo que hagas ellos siguen yendo al cine. ¿Diez euros? Pues diez euros. Diez para ti, diez para la mama, diez para tu hijito que es demasiado mayor para pagar entrada reducida, diez para tu otro hijito y no pasa nada, ya comeremos el mes que viene que la nueva de Star Trek hay que verla sí o sí. Pero bueno, es caro, lo pagas y vale la pena. Porque es sentarte y ver la pe… Un momento, ¿eso qué es? «En Muebles Latiendadelbarrio tenemos las mejores ofertas: cajoneras por cincuenta euros, armarios por ciento cincuenta; ¡y te lo montamos nosotros, no como esos de IKEA que son unos vagos!» ¡Pero Mari! ¿¿Qué mierda es esta?? ¿¿¿Pero no hemos pagao???

Efectivamente, has pagado. Pero esto es como Youtube, primero te colocamos un anuncio. O dos. O SETENTA. Y CUATRO TRAILERS. Para que no se te olvide que puedes volver un día, si eso, si te apetece, si quieres darte el gustazo. Lo que pasa es que Youtube es gratis y aquí acabas de pagar diez euros por cabeza. Y aún así la película que te habían anunciado que empieza a las siete de la tarde, empieza a las siete y media. Y te has comido más anuncios que viendo un capítulo nuevo de La que se avecina en Telecinco. Por lo visto no pueden financiar las películas ya que como cobran las entradas a precio de oro no llenan esas megasalas y claro, para terminar de financiarlo ¿por qué no fastidiar un poco más al sufrido espectador que paga? ¡Así le animas a que vuelva! ¡Paga por ver anuncios! ¡Es la nueva moda!

Visto lo visto no descarto que vayan más allá, total, como no nos quejamos nada más que en blogs perdidos en el universo internetil. Igual un día de estos en mitad del clímax de la película nos colocan un anuncio de dentífrico. «Luke… Yo soy tu…» «¡Triple dental! Lalalalla ¡Triple Dental!» «…¿qué iba diciendo? Ah sí, tu padre. Soy tu padre». Y entonces a lo mejor arde el cine y anuncian el fin de las salas tal y como las conocemos. O no, quien sabe. Nuestras tragaderas son de lo más amplias.
«