Volver a estudiar
Normalmente cuando te explican como funciona esto de estudiar cuando eres pequeñito todo se basa en seguir uno tras otro los pasos que te va marcando el ministerio de educación. Esto es: escuela, secundaria, bachillerato y tachán, el bar, digo… La universidad. Si te va bien terminarás haciendo una carrera y cuando la termines tendrás esa extraña sensación de triunfo, alivio y pavor. ¿Ahora qué? Pues el siguiente paso: la cola del INEM.
Va, no; seamos positivos, el siguiente paso es trabajar. A poder ser «de lo tuyo». Ese unicornio hoy en día en España. Sea como fuere aunque te saltes cualquiera de los pasos que te marca el ministerio, tus pasos terminan indefectiblemente en trabajar. No te libras. A no ser que seas de esa maravillosa élite de concursantes de Gran Hermano. Mientras más pronto abandones el camino del ministerio, más posibilidades hay para ti en ese submundo. Eso sí, si aún mantienes intacta tu integridad lo más probable es que trabajes. De algo. De lo que sea. Ahora plantéatelo: ¿cómo volverías a estudiar? ¿Te acuerdas de como se cogía un boli para tomar apuntes? ¿No notas como un ligero temblor de manos que nunca sentiste?
A algunos les pica el gusanillo pasados los años y echan de menos lo que es estudiar. O se han dado cuenta de que el camino hacia los bolos de discoteca no es el más adecuado. Normalmente alguno se plantea lo de hacer un máster y volver a la universidad donde estudió la carrera, ahora con nuevos horizontes. Esto te puede crear varios traumas. Los bares ya no son los mismos y los ha comprado una cadena de restaurantes de la que no has oído hablar en la vida, la gente es mucho más joven y te recuerda que la senectud está haciendo una carrera para alcanzarte; y no recordabas el sueño que te provocaba atender en clase, compaginar curro y uni es doloroso y ya todos te conocen como «ese viejo que ronca en clase». Todo mal.
Hoy en día con internet, esto de volver a estudiar no tiene porqué ser un generador de crisis de los 30, 40 o 50; te vas a un portal del estilo de Topformacion y te buscas el máster o curso o lo que sea y lo haces a distancia. Lejos de esos chavales que se ríen de tus ronquidos y que no entienden tus chistes sobre Espinete. Eso sí, requiere de ti una fuerza de voluntad mucho mayor. Ir a la universidad requiere esfuerzo, pero al fin y al cabo se convierte en una rutina diaria que cumplir. Cuando te impones tú tus propios horarios, mirar el Facebook cada cinco segundos no es estudiar.
Lo mejor es imponerte un horario. Y tener a alguien cerca con un látigo que te suelte un latigazo cada vez que mueves el ratón del ordenador hacia la pestaña de Twitter. Y que no deja de soltártelos hasta que cierras esa maldita pestaña del averno. Internet se inventó para darnos un mundo de posibilidades y a la vez ponernos a prueba nuestra capacidad de concentración. Volver a estudiar es duro, pero el saber no ocupa lugar, no hay equipo pequeño y nunca es tarde si la pizza es buena. Perdón, he puesto una frase hecha y me he venido arriba. Si volvéis a estudiar, ánimo. Lo necesitaréis.
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[…] así entre fotocopias compulsadas, certificados de idiomas, aprobados, títulos, puntos por ser primo del Pepe del Ministerio, capacitación, recapacitación y cursos de yoga […]