El mal gusto de los que escuchan música en el móvil sin cascos
Viajar en transporte público es como hacer un examen de civismo continuamente. E incluso a veces nos gustaría realizar el rol de corrector para suspender a esos a los que civismo les suena al deporte de Indurain porque están sordos o son directamente gilipichis. Muy probablemente estén sordos o tengan un grave problema auditivo ya que a muchos de estos encantadores incívicos les encanta poner sus mp3, poner el móvil a todo volumen y bajarse en la última parada. Tortura según la convención de Ginebra.
Puede que muchos de los que escribieran la convención de Ginebra no se acuerden hoy en día de ello, según corre el rumor todos terminaron borrachos. Pero es muy probable que mencionaran este tipo de situaciones como tortura auditiva del más alto calibre. Curiosamente, rara vez es la que los viajeros del tren o bus en cuestión plantan cara al personaje y le pidan que por favor quite la música o le arrancarán el móvil de las manos, se lo introducirán en lo más profundo de su recto y se pondrán a llamarle para activar el modo vibración. Tener mucha mano izquierda va muy bien en la vida.
No suele pasar de todas formas. Todo el mundo se mira con cara de resignación y rezan en voz baja «que se pare en la próxima, que se pare en la próxima, no quiero líos que bastante tengo con tener que ir a currar a estas horas de la mañana». Y puedes pasarte todo un viaje de una hora y media escuchando a Daddy Yankee en repeat. Porque este tipo de personas tiene dos características básicas: 1) Escuchan reggaeton o cualquier tipo de música infame, repetitiva y machacona y 2) suelen repetir las mismas canciones una y otra vez. Bueno, así consiguieron cazar y descubrir el paradero de Bin Laden, no os digo más.
Así pues, podríamos convenir a plantearnos: ¿Está el mal gusto musical relacionado directamente con la mala educación? Porque nunca jamás he visto a nadie escuchando una canción digna desde el móvil a todo volumen. Nunca. Parece ser que los maleducados tienden a escuchar reggaeton o rap del malo. Que yo no es que sepa de rap, pero una vez uno en el tren iba con música a todo trapo y un chaval comentó: «Y para colmo escuchando Porta, si al menos sonara algo bueno…» Y no voy a ser yo quien le lleve la contraria.
Espero impaciente el estudio canadiense que me demuestre que hay una relación entre la capacidad cognitiva para sentir empatía con la capacidad auditiva de ser capaz de disfrutar la buena música. Igual que el equilibrio está en el oído, puede que hasta la estupidez malsana esté grabada en el martillo, el yunque o en la cóclea en forma de mp3 de Juan Magan. Quien sabe.
Yo como siempre voy con musica en autobuses (con auris, ehh?) no me entero de nada ja ja ja…