Anuncios al desnudo (I): Calderón y su chocolatina

¿Te va el rollo bollo?

Hoy estrenamos una nueva sección en El mundo está loco: Anuncios al desnudo. En él analizaré desde el punto de vista realista las situaciones delirantes que se llegan a dar en los anuncios. Esos spots que nos intentan vender las bondades de un producto basándose en premisas falsas. Como por ejemplo el clásico de la lejía del futuro. Si ya sabemos que la lejía es imposible que venga del futuro y menos con una señora vestida en papel de plata, ¿quién nos dice que lo de que lava más blanco no sea otra trola más de la marca?

Así que para empezar con uno de estos anuncios que generan situaciones aparentemente verosímiles, pero que si rasgamos un poco por dentro nos encontramos con una situación estúpida a la par que absurda. Veamos el anuncio de Calderón de la Canasta y su chocolatina para ponernos en situación.

Este anuncio es el ejemplo perfecto de la cotidianidad mal entendida. Veamos. Lo primero que aprendemos es que Calderón, todo un jugador de la NBA, en su casa no puede desconectar del trabajo y se pone a botar una pelota imaginaria para hacer una tarea básica del hogar: Coger una puñetera chocolatina. Me lo imagino pidiendo falta personal cuando se tropieza con la moqueta o poniendo la mesa como si fueran asistencias a compañeros. Con la diferencia de que si se pone a lanzar los platos a la mesa cual partido de la NBA, por mucha pasta que gane no habrá suficiente para toda la vajilla.

Y en ese momento, pam, llaman al timbre. ¿Quién será? Su nueva vecina. Yo no sé como serán vuestros vecinos, pero la mayoría a duras penas dicen hola o «vaya, hace frío en invierno quién lo diría». Y llevan años viviendo en el mismo bloque. Pero esta acaba de instalarse y pica el timbre para decir: «Hola, soy tu nueva vecina, no te conozco de nada, me suenas de la tele así que vengo a colarme aquí en tu casa por todo el morro a ver si tienes algo para picar que no tengo ganas de bajar al súper«. Y claro, Calderón que es la mar de apañao, la deja pasar. Seguramente no sin pensar: «hoy mojo fijo». Ya veríamos si dice «pasa, pasa» una vez que ya está dentro, que no es que se espere la chavala a que la inviten ni nada, si quien llama a la puerta es una señora de 70 años con unos tobillos más gordos que el cuello de Fernando Alonso.

Ella entra muy feliz y mientras Calderón le muestra todo un surtido de bollería que tenía por casa, ella lo que quiere es su Kinder Bueno. «Así que quieres mi Kinder Bueno ehh, mmm, pillina, pillina, pues agáchate y desnv…» «¡La chocolatina! ¡So guarro!» Y eso es lo que cortaron del anuncio. La cosa no va a más, comparten chocolatina y ella queda como la vecina gorrona que es que entra en una casa sin permiso y se termina el último Kinder Bueno. Lo normal.

P.D: A saber, este anuncio tenía una versión previa donde se encontraban en una pastelería y puede que ya se conocieran. Seguiremos investigando. O no. Seguramente no.