Juegos de mesa: Scattergories

Vuelvo a la carga con la sección de juegos de mesa que inauguré con la Herencia de Tía Ágata. Después de unos días sin actualizar por esos elementos llamados exámenes y demás que no permiten tener la mente despejada. Hoy os hablaré del Scattergories, ese gran juego de humor.

¿De qué va esto?


Bien, el Scattergories es un juego de mesa sin tablero. Es decir, que se puede jugar en un sofá. Con lo cual se podría haber llamado juego de sofá, que a nadie le hubiera molestado. Pero eso sí, no hubiera vendido tanto. ¿En qué sección de la tienda lo pones? Los juegos de sofá no tienen sección, maldita sea.


A lo que vamos, el juego consiste en rellenar unas tarjetitas con más palabras que los contrincantes. Estas palabras han de comenzar con una letra que decide un dado. Se levanta, toma la palabra y dice: «Soy el dado, quiero que empiece por la Y» Y todos cagándose en el dado, por supuesto. Las tarjetitas contienen definiciones, digamos: en la tarjetita pone Planta, y tú tienes que decir una planta que empiece por la letra que ha dicho el dado. Si dijo la B, por ejemplo, pues dices «baja». Planta baja. Y así no ganarás nunca.

Elementos y reglas del juego


El juego trae en su cajita (con su canesú) unas tarjetas, unas libretas, unos lápices, un contador de tiempo y un dado. Los lápices los diseñaron para ewoks o pitufos. Dijeron: «¿Para qué vamos a poner unos lápices grandes? ¿Para qué les duren? Venga hombre, a ahorrar.» Y para escribir algo tienes que cogerlo por la puntita como el que no quiere hacer daño a nadie.


El contador de tiempo, si no recuerdo mal, era antes un magnífico reloj de arena. Que siempre uno se pregunta cómo calibraron los primeros relojes de arena para saber cuánto tiempo marcaba. Hay teorías que mencionan el uso de cronómetros digitales para tal ardua tarea. «Aristóteles, coge el cronómetro, que he inventao un reloj que no lleva pilas, nos vendrá de perlas ahora que hay crisis, cuenta a ver». Era así, que me lo han contao.


Y el dado era un icosaedro sacado de los juegos de rol de Dragones y Mazmorras, pero le cambiaban los números por las letras. Que alguno se lo quería llevar para su casa. Y la gente: «¡Que no te vale! ¡Que tiene letras!» «¡Me da igual! En mi idioma inventado élfico-graznárico-kumbayá estas letras tienen significado numérico, ¡me lo llevo!» Total, un jaleo.


Las reglas del juego eran muy sencillas. Se tiraba el dado, sacaba una letra y tenías que escribir en la tarjeta todas las palabras que se te ocurriesen que empezasen por esa letra y se atuvieran a las definiciones marcadas. Y además, que existiesen en el diccionario o que tus compañeros la aceptasen como válida. Y aquí es donde aparecía el verdadero espíritu del juego.

¿Qué pasaba en realidad?


Lo que pasaba en realidad cuando jugabas al Scattergories es que sólo salían chistes. Yo nunca he ganado en este juego porque sólo se me ocurrían paridas en vez de responder las palabras que tocan, con lo cual siempre mis compañeros echaban para atrás mis respuestas. ¿Por quéééé? Gritaba indignado. Pero permanecían impasibles. Eso pasa en cada casa donde se juegue con lo cual el Scattergories es un juego de humor siempre, la gente termina picándose para ver quién dice la más gorda, en vez de intentar ganar el juego.


Alguno, eso sí, siempre se lo toma en serio y está todo el rato rechazando las palabras que dicen los otros. Es un grave problema cuando, por ejemplo, en las tarjetas ponen que digas grupos de música. Y claro, como para conocerse todos los grupos. Siempre hay alguno que dice uno raro y todos: «Eeeh, ¡ese no existe! ¡Te lo has inventao!» Y el que lo dice empieza: «¡Si no tenéis cultura musical no es mi culpa! Que os sacan de Operación Triunfo y Carlos Baute y no dáis para más» Y ya ahí empiezan las peleas, los lanzamientos de dados al ojo, las tarjetas cortantes, el reloj de arena en la boca… La gente se puede volver muy agresiva.

La figura del árbitro


Todo el que haya jugado dirá: «¿El árbitro? ¿Qué leches dice este?» Efectivamente, qué leches estoy diciendo. Pues bien, desde aquí reivindico la figura del árbitro de Scattergories como figura necesaria. Y como trabajo remunerado. Propongo que con cada juego de Scattergories se dé una tarjeta con el número de teléfono de un catedrático de la Lengua, o en su defecto de un ganador del Pasapalabra, para que pueda dar fé de los resultados de los jugadores. Así evitaríamos peleas por posibles palabras que puedan o no existir, y con el teléfono evitamos que el árbitro pueda ser dañado por algún elemento del juego con el que los jugadores quieran herirle en caso de problemas. Señores de Hasbro, tomen nota.

El anuncio

Si por algo es famoso el juego de Scattergories es por su anuncio. Como la mayoría de juegos de mesa, vamos. El anuncio de este juego era especialmente carismático porque dejó huella en toda una generación. La frase: «Es mi Scattergories y me lo llevo» fue la frase comodín para cualquier discusión. El video, por desgracia, no lo he encontrado, así que si hay algún buen samaritano que lo tiene grabado en VHS que lo suba ya al Youtube como sea.


Tenía dos escenas importantes. La primera aparecía el dueño del Scattergories saliendo de la casa con el juego bajo el brazo mientras decía: «¡Es mi Scattergories y me lo llevo!» Y todos: «Aceptamos baaaarco» «¿Como animal acuático?» «Siii» Mientras se cagaban en todo. Y cuando ya estaban dentro decían: «Con la P, ¿animal de compañía?» Y el tío: «Un puuulpo» Mientras babeaba encima de una tía. Vale que tuviera un Scattergories muy molón el tío, ¿pero por qué lo aguantaban? ¿Por qué? ¿No se podían comprar otro? ¿Aunque fuese poniendo un fondo común entre los amigos? Qué cosas.

Acabando…

En definitiva, el Scattergories fue un juego, y lo sigue siendo, muy divertido para jugar en grupo. Con mucha gente a poder ser que formen grupos entre sí. Y en el que además no haya nadie que se lo tome en serio y se puedan decir chorradas a tutiplén. Si todos esos ingredientes se juntan, es el juego de mesa con el que más te puedes reir sin ninguna duda. Si no lo habéis probado, probadlo.

2 Respuestas

  1. 03/04/2018

    […] “Juegos de mesa: Scattergories” (El mundo está loco, 20 de junio de 2009). […]

  2. 06/04/2018

    […] “Juegos de mesa: Scattergories” (El mundo está loco, 20 de junio de 2009). […]

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