Los presidentes de clubs de fútbol

Los equipos de fútbol de Primera y Segunda División siempre han tenido sus presidentes. Perdón, quería decir Liga BBVA y Liga Adelante, que vaya nombrecitos. Aunque lo de Liga Adelante iría mejor para la competición esa nueva de monoplazas con pintura de equipos de fútbol. Adelante, adelante usted. Bien, después de esta parida marinera prosigo. El caso es que los clubs de fútbol, al funcionar como cualquier otra sociedad, han necesitado un guía, un mandamás, que maneje los hilos del equipo desde arriba y controle toda su gestión. Eso sería lo normal en cualquier club, fundación, empresa, lo que sea. La diferencia entre todas esas asociaciones y un equipo de fútbol está en que en estos últimos los que mandan son unos personajes de cuidado.
Sí, porque la mayoría de ellos son unos forofos con corbata. No los verás con la bufanda saltando en el palco: «Somoosss los ultraaass, más radicaaaleeesss, oeee oeee» Ni tampoco estarán a la llegada del avión saltando y gritando: «Ikeeer, Ikeeerr, fírmameeee» No quedaría, un presidente haciendo eso sería bastante lamentable. Y más si sigue encorbatado. Un hombre con traje no puede hacer el cafre a no ser que esté en una boda, en ese caso, está totalmente permitido. Pero eso no es problema porque al fin y al cabo en su casa se pueden desahogar de gritar o pueden hablar con Iker siempre que quieran que para eso son sus jefes.

Ya es mala leche, ¡dejadles difrutar a los pobres! ¡Que puedan gritarle al presidente rival de al lado! Supongo que eso estaba permitido en los inicios del fútbol, marcaba un gol alguien y el presidente de al lado saltando y gritando: «¡Toma joderos! ¡Chincha rabiña! ¡Gol! ¡Gol!» Y claro, ver volar directivos por encima de las cabezas de los aficionados no debe de ser un espectáculo bonito. Además de peligroso para la integridad física de… Los aficionados, pobres, que no tienen culpa. Así pues, los presidentes estando juntos debían contenerse. Pero claro, sufren porque es como poner a un carterista compulsivo delante de un bolso abierto mientras está rodeado de policías. ¡Le deben entrar sudores fríos! No sé por qué habré hecho este símil de carteristas con presidentes de fútbol, supongo que son curiosidades de la vida…
Los presidentes de fútbol, en su mayoría, actualmente, se dedican a la construcción. A la construcción de edificios y esas cosas. Que nunca se especifica. «No, es que se dedican a la construcción» ¿Construcción de qué? ¿De piezas de Lego? ¿De Tente? ¿De construcciones gramaticales? Suelen tener fama de no tener ni puñetera idea de fútbol, sobre todo los presidentes de clubs grandes. Si hay algún paquete en el campo, ese, ese seguro que lo ha fichado el presidente. Que algunos hasta se atreven a hacer, ejem, «apuestas personales», para traer una nueva estrella. Eso hizo Lorenzo Sanz en el Real Madrid con un tal Rambo Petkovic. El nombre se las traía. ¿Recordáis los goles de Petkovic? ¿Sus maravillosas jugadas? ¿Sus regates, sus centros, sus noches de fiesta en Pachá? Pues yo tampoco.

Tan políticos son que tienen elecciones en los equipos que no son Sociedad Anónima como Athletic, Real Madrid o Barça. Aunque en todos, la sombra del pucherazo siempre está presente. En los demás equipos como son S.A. pues el que paga manda y a callar. La gente ya puede patalear lo que quiera que si el presi no se quiere ir, no se va. Por eso siempre se rodean de pelotas por todos lados, sin ir más lejos, Florentino Pérez -no confundir con el que hacía de Krispín Klander, aunque hubiera estado bien verlo disfrado así- tenía a un pelota llamado Butragueño. Sí, ese hombre que cuando habla parece siempre que vaya borracho. «Ssssi buenoo, ¿no?» Pues bien, Butragueño un día sin haber bebido ni nada dijo: «Florentino es un ser superior«. Con un par. ¿Superior a qué? ¿A una hormiguita del campo? Los presidentes de fútbol son… Seres. Déjemoslo así.
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[…] más de la cuenta” – afirmaron. Los clubes se indignaron, el primero de ellos el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, que después de llamar a la calma de la población decidió […]