La cabalgata de los Reyes Magos


Mientras los niños aún están de resaca de juguetes y alguno que otro está intentando escupir el último Playmobil que se comió sin querer mientras intentaba soplarlo para arriba y que flotase; yo os voy a hablar de la cabalgata que tuvo lugar el día cinco. Cabalgata que tiene lugar una y otra vez cada año el mismo día y en todos los pueblos de España y parte del extranjero. Niños y padres claman y reivindican los Reyes Magos como algo nuestro: «Es que Papá Noel es extranjero». Y los Reyes no, que vienen de Oriente y eso es un lugar muy poco preciso, puede ser Irán como el Vallés Oriental que también tiene oriente en el nombre.


Los niños van a ver la cabalgata de Reyes embriagados de ilusión. El poder darle la carta a los Reyes era la tarea principal y los Reyes pensaban: «Joder estos niños, siempre enviando la carta a última hora, maldito estrés, como mucho les llevaré una peonza y con eso ya van que chutan». Como los Reyes Magos no son capaces de llevar tal ingente cantidad de cartas tienen contratados a unos personajes llamados pajes. Nombre que ha dado lugar a múltiples chistes como que las chicas paje son pajas y cuando se junta un paje y una paja hacen pajillas. Chistes prescindibles de la vida social, pero ahí están para escandalizar señoras mayores de la fila de delante.


Lo que más nos chocaba de niños, eso sí, era cuando después de ver la cabalgata volvíamos a casa y veíamos en la televisión como aparecían unos Reyes Magos, desconocidos y falsos por supuesto, que intentaban imitar a los Reyes que habían desfilado por nuestro pueblo. Llega un punto en el que a pesar de ser niño te planteas: «¿Cómo puede ser que si hay tres Reyes Magos haya tres en cada ciudad?» Y empiezas a dudar de las cosas, tus padres son unos mentirosos y llega un niño y te dice: «No, los Reyes son los padres». Y vas corriendo a tu casa a comprobar si tu madre se ha vuelto negra y es Baltasara. Lo mismo le dijeron a Felipe, el Príncipe, cuando era pequeño. «¡Los Reyes son los padres Felipito!» «¡Mira qué listo! ¿Lo próximo qué será? ¿Descubrir América?» contestó Felipe.


Normalmente la gente a lo que va a la cabalgata es a recoger caramelos. A recogerlos de dentro de su propia caja torácica claro. Incrustados que se quedan oigan. Y es que los chavales que van en la cabalgata lanzan los caramelos a dar, a poder ser en mitad de la boca, y a dejar mellados a la mitad de los asistentes. Un día tendrían que hacer un juego de Wii con esto: «Cabalgata Sweetthrowing Wii» y sería un éxito de ventas entre pajes. «¡Le he dado a la vieja en el andador!» «¡He roto los cristales del quinto piso!» «¡Fe lo han fefuelto y fe han defado fin dienteff!». De ahí viene que los dentistas digan que los caramelos son malos para los dientes.


En la cabalgata de mi pueblo el sábado pasado habían pajes que tiraban fuego desde las carrozas, sí sí. No se conformaban con enriquecer las consultas de dentistas sino que además querían calcinarnos vivos mientras nos deleitábamos con sus fuegos escupidos. Se ponían dos tíos en lo alto de una carroza, se enchufaban su botellita de vodka o vete a saber qué llevaba aquello y prrruuuuffffff. Fuegazo al canto. Muy espectacular, pero los niños que iban a hombros se quedaron con el pelo chumascadito. «Mama (que la gente ya no dice mamá, es mama, porque los niños siempre escuchan al padre gritarlo desde la habitación y así se quedó) a partir de ahora Papá Noel, que de los Reyes ya estoy muy quemao».


Y allá que van pasando los Reyes uno tras otro lanzando caramelos a diestro y siniestro, que ellos los lanzan con mucho más cuidado. Tienen un estatus que mantener. Eso sí, para coger muchos caramelos tienes que estar en la zona media del recorrido, al principio tienen miedo de lanzar muchos para no quedarse sin caramelos durante todo el camino… Y al final se les han acabado porque en mitad del recorrido veían que tenían muchos y lanzaban a mansalva. Eso sí, los pajes tienen la manía de lanzar muchos caramelos a los conocidos y a los demás les zurzen. ¡Igualdad ya!


Cuando han pasado ya casi todos las cabalgatas y los dos primeros reyes aparece Baltasar que nos demuestra que hay racismo: Siempre es él el que va cargado de regalos. Y encima no es negro. «Mamá, mamá, ¿Baltasar es deshollinador?» Qué gran profesión la de deshollinador, se ha perdido, que será del tío aquel de Mary Poppins, en el paro, y las calefacciones sin pagar canon maldita sea. El caso es que Baltasar tiene más pintura que Carmen de Mairena jugando al Paintball y alguien suelta el chiste típico: «Ahí va, ahora viene Secayó, ¿lo coges? Melchor, Gaspar, Basaltar y ¡Secayó!» Y esa ambulancia que pasa detrás de la carroza de Baltasar llevando al pobre Secayó lesionado dentro. Y al que recordó el chiste también, linchado por la multitud.


Y así termina la cabalgata, rodeada de violencia de padres descarnados luchando por el último caramelo abandonado en el suelo para su hijo pequeño mientras se retan en duelo. «¡Maldito rufián! ¡Devuélveme lo que es mío!» «¡Saca el sonajero si tienes huevos y lucha!» Los primerizos, ese gran problema de la sociedad actual…

4 Respuestas

  1. 24/12/2011

    […] las vacaciones, en Reyes al día siguiente vuelven al cole. Por lo visto los niños después de Reyes tienen un estrés del […]

  2. 07/01/2012

    […] No llevarlo a las cabalgatas ni mostrar las de la tele: Las cabalgatas son un peligro. Primero por los abuelos recogiendo caramelos con el paraguas al revés. Segundo, […]

  3. 08/01/2012

    […] Los niños preguntones pierden la ilusión mucho antes que los demás…Post relacionado:[La cabalgata de los Reyes Magos] […]

  4. 06/01/2014

    […] años no era habitual ver negros en España. Con lo cual teníamos un problema a la hora de montar la cabalgata de los Reyes Magos: había que pintar a la gente. En los primeros años de las cabalgatas los pintaban con hollín de […]

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