El colegio: La salida de la escuela

Inauguro una nueva sección, la verdad que cada dos por tres estoy inaugurando secciones, que se llama El colegio. Básicamente los posts de esta serie estarán relacionados con los recuerdos escolares del que escribe, osea míos, y del comportamiento de los niños en la escuela, según mi propia experiencia (como no iba a ser la de otro).


Si hay algo mítico del colegio son las salidas. No, no me estoy refiriendo a aquellas niñas que alcanzaban la madurez antes que nosotros, mal pensados. Me refiero a cuando salíamos de clase y sonaba el timbre que daba fin a nuestro suplicio diario. Realmente nuestros padres deberían pensar si allí dentro nos fustigaban con látigos o nos maltrataban, porque la salida del colegio era algo así como una estampida de niños que corrían despavoridos hacia la puerta de salida.


¿Realmente era tal el infierno al que éramos sometidos para salir así? No, realmente no. A nadie pegaban, bueno, si no contamos a quien pegasen en el patio del colegio, pero eso es otro caso, que antes se llamaba «abusa-nanos» y ahora se llama bullying y es un tema muy serio. Más que nada porque los niños mientras pasan los años parece que se vuelven más brutos, o eso pensamos olvidando nuestra infancia…


Cuando salíamos del colegio nos estaban esperando multitudes de padres entre los cuales tenías que descubrir donde estaban los tuyos. Ibas buscando de un lado a otro hasta que alguien te tocaba la espalda. Era un señor con gabardina que te decía: «¿Quieres un caramelo guapo?» Y tú pensabas: «Uhmmm, creo que este no es mi padre…». Y salías corriendo. Tu padre estaba unos metros más para allá y ya te podías ir a casa.


La verdad es que la leyenda del tio exhibicionista con la gabardina sediento de niños y niñas no sé si es real. Puede ser, pero yo no vi ninguno, por suerte. Siempre te decían los padres que no fueses con desconocidos y tú lo seguías al pie de la letra. Claro, habían niños que les aparecía Michael Jackson, sin gabardina ni nada, y luego pasa lo que pasa. No se iban con desconocidos, era un tío conocidísimo en el mundo entero. A los padres les faltó darles educación.


En fin, que el colegio está repleto de historias, y que seguro que muchos de vosotros también salíais corriendo despavoridos de las clases para hacer el gamberro por ahí o jugar a la consola tranquilos en casa…

8 Respuestas

  1. Frik dice:

    Yo sí que salía corriendo, para evbitar que los pelaos de la clase la tomasen conmigo…estas son la clase de cosas que le pasan a uno en mi pueblo por decir lo que piensa…pero no lo recuerdo tampoco como una època amarga…incluso diría que en el cole me lo pasaba bien hasta que era la hora de salir…jejejeje que cosas que tiene la vida…

  2. Jean Bedel dice:

    Esta sección promete. Estos revivals de la niñez siempre dan sorpresas. Quizás escriba alguno yo tambien. Lo de las estampidas, todo un clásico.

  3. a10nso dice:

    Todo eso que cuentas, toma su punto álgido de emoción cuando el colegio (como al que iba yo), la salida es una rampa empinadisima xDDD

  4. a10nso dice:

    …Vamos parecía un pique subiendo el Tourmalet entre Armstrongs e Indurains xD
    Al entrar triunfaban los ostiones. Esa juventud…

  5. WiZaRd_ dice:

    Muy bueno, me ha hecho recordar una época no tan lejana para mí y en algunas líneas se me ha escapado la «risilla tonta», jeje. :)

    Buena sección, me gusta. :D

  6. O.k.,o.k.! dice:

    Pues yo sí me encontré uno de esos señores y me dijo que si le chupaba la piruleta me regalaría estos pendientes

    (chiste clásico)

    Ahora en serio, sí tuve algún encontronazo con ‘extraños’ de malas intenciones en mi infancia.

  7. Elizabeth dice:

    El grito clásico de esas estampidas después de clase siempre era el mismo: «uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee» xD

    Qué recurdos! No lo cambiaba por nada ;)

  8. anonima qro. dice:

    Pues yo recuerdo, que salia corriendo para disque juntarme con mis amigos en lo que mis papas llegaban por mi que eran entre diez o quince minutos cuando salia tempra. Corria al puesto mas cercano a comprar el clasico refresco de «bolsita» y las obleas con salsa, o chacharear comprando las cosas de plastico que se trenzaban para llegar al dia siguiente a presumir que habia avanzado 5 o 6 cuadritos.
    Jajaja buenisimos tiempos, o que tal los concursos que organizaba la doña de la tienda donde comprabas tu yo-yo y automatico entrabas a la competencia donde el mayor premio eran unas papas.Genial jugar con esas basuras antes de que llegaran mis papis.

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