Conducir por el pueblo: La radio

Ya ha llegado la primavera, y con ella el buen tiempo. Bueno, es un decir ya que desde el día 21 en mi pueblo sólo ha estado nublado y lloviznando. De todas formas la temperatura ambiente ha subido y yo he pasado de usar el anorak a usar la cazadora tejana, y eso es un indicador de que hace menos frío.


Al hacer menos frío la gente que conduce tiende a abrir las ventanillas del coche, ya que dentro del coche con calor no es posible estar. El problema más grande de todo esto es la radio. La gente enciende la radio a todo volumen y deja escuchar sus canciones al planeta entero, quien dice el planeta dice los peatones que circulan por las aceras…


El caso es que normalmente, quien pone esa música a todo trapo son los flipaos de siempre que escuchan maquineo y pachanga. Una gran mezcla donde las haya. O en su defecto el puñetero Perreo Mix ese que me tiene ya hasta las narices, no he visto música más agobiante que el ReggaeTon ese que han inventado. ¡Pero si todas son iguales! Escuchada una, escuchadas todas.


De todas formas, este grupúsculo de gente también los escuchas en invierno. Sí, porque igualmente bajan las ventanillas, y sino las bajan se oye vibrar al coche como si estuviera sufriendo en sus propias carnes un terremoto de 8 en la escala Richter. Como digo, bajan las ventanillas, aunque meta una rasca increible para que todo el planeta se deleite con sus maravillosas canciones. Eso sí, ellos están con la ventana bajada pero con el abrigo, la bufanda, los guantes, el gorrito… Son ese tipo de personas que se ponen gafas de sol por la noche…


También hay más tipos de personas que ponen la radio a todo trapo, están los que ponen gitaneo, o charnegueo o como le querais llamar. Es ese tipo de música que pretende ser flamenca, pero lo único que consigue es vender cassettes en las gasolineras y mercadillos de postín. Porque el flamenco es otra cosa… Esa música, que también es insoportable, tiene tendencia a que aquella persona que la escucha pretenda que el resto del pueblo la escuche también; con la consiguiente vergüenza ajena que provoca ver un tio con cadenas de oro en el cuello, pelo en pecho y Camela de fondo. Triste.


Para evitar este tipo de situaciones hay dos opciones: Una, poner el aire acondicionado si el coche lo lleva y poner la música al volumen que te dé la gana. Dos, bajar la música con tal de que se escuche lo suficiente para el que conduce se entere pero no tenga porqué escucharla todo hijo de vecino. Dicho queda.


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