La moda del running
Hace unos años salía a dar un paseo y tenía la sensación de que la ciudad iba muy estresada. Todo el mundo caminaba como con prisa y llegué a la conclusión de que los hombres con traje eran personas más veloces que el resto de los mortales: En el metro siempre había un hombre con traje que te adelantaba por muy rápido que fueses. Últimamente salgo a la calle y realmente tengo miedo. Tengo miedo de que tras todas esas personas que veo correr por las aceras, avenidas y carriles bici haya un dragon de tres cabezas escupiendo fuego y arrasando la ciudad. ¡Porque alguna razón gorda tiene que haber para que corra tanta gente!
En serio, ¿qué le pasa a la gente con esto de correr? Está muy de moda. Pero ya no es correr así como así de cualquier manera, ni siquiera es footing. Que hubo una época que a esto se le llamaba footing. Por lo visto a alguien le dio un ataque de ego y dijo: «¡Como que footing! Eso es de nenazas, footing en castellano es trotecochinering, ¡llamémosle running!» Y running lo peta mucho más. Al final es cuestión de marca, el branding que le llaman los de marketing. Me estoy cansanding de tanto anglicisming.
Todo el mundo se ha lanzado al running porque es sanísimo. Excepto si padeces de hernias discales, eso sí. Los parques están llenos de muchachos y muchachas embutidos en mallas ajustadas, auriculares, podómetro, pulsómetro, pulsera, mp3, camelback y una goPro colgando de la gorra de la cabeza. Que dices, ¿tú vas a correr o a opositar para Inspector Gadget? Llevan de todo. Y eso porque no vemos a los que se compran todo eso y luego no salen porque les da pereza. Cualquier excusa es buena: «Uy es que me noto un tironcillo, uy es que hoy juega el Barça, uy es que acabo de merendar». Pero eso sí, diez días antes arrasaron la sección de running del Decathlon: «Sí, sí, la mochila de hidratación, la necesito» Diez minutos al trote cochinero es lo máximo que hará en un año.Muchos de estos que cumplen el perfil son personas entradas en la crisis de los 40. Últimamente hay dos maneras de afrontar la crisis de los 40: la clásica, intentando ligar con muchachas de 20 apretando barriga en discotecas light; o descubriendo el mundo de las maratones. Lo he visto. En serio. Gente que lo más parecido al deporte que había visto en 20 años era el levantamiento de cerveza en el sofá de casa ante un partido de Nadal en Eurosport, ahora se dedican a hacer maratones. No hay término medio. Claro, luego vienen las lesiones. Todo empieza muy feliz llenando el Facebook de estados en el Runstatic:
– ¡Mis primeros dos kilómetros en dos horas! 23/03/2014
– ¡Mis primeros cuatro kilómetros en una hora! 24/03/2014
– ¡Mis primeros seis kilómetros en media hora! 25/03/2014
– ¡Me voy a una maratón este sábado! ¡Estoy on fire! 26/03/2014
– ¡40 kilómetros! ¡Poco a poco! ¡Allá vamos! 28/03/2014
– El médico me ha dicho que dentro de un mes me operan la rodilla y que soy gilipollas 30/03/2014
El drama en Facebook. Cada día en sus casas. Estas apps han conseguido que haya gente que no le guste correr, pero solo por tener algo que decir en Facebook se enchufan veinte kilómetros al día. Estados que huelen a sudor.
Pero los hay profesionales, oiga. Que los ves correr y te costaría seguirlos en moto. Y es todo un mundo, hasta tal punto que ya no te puedes comprar unas zapatillas de deporte como una persona normal. Que fui el otro día a comprarme unas y el dependiente me pregunta: «¿Pronador o supinador?» Y yo «oiga, usted qué se ha creído, en mi vida sexual no se meta». Y él ahí intentando explicarse que si la forma del pie, la manera de pisar, que si la bamba ha de tener una forma… Y yo ah, ah, vale. ¡Pues unas normales! ¡De toda la vida! ¡De las de cámara de aire y lengüeta con una pelota de basket que se aprieta! Un día tendremos que hablar de esto, ¿qué fue de la cámara de aire? ¿Ya no importa?
De todas formas, lo que más me fascina de estos profesionales del running es que muchos llevan a su perro. Su perro. ¿Qué saben ellos de las aficiones del animal? Yo veo a los pobres cánidos correr a su lado con la lengua fuera y digo: ¿alguien le ha preguntado? ¡Él solo quería salir a mear! ¡A dejar su marca de feromonas para cazar perritas de buen ver! Y resulta que el dueño se lo lleva a pegarse unas palizas de campeonato. Yo me imagino al perro de Heidi con un dueño runner y en dos días se suicida. ¡Nadie piensa en los pobres animales!¿Cuánto tiempo durará la moda? Ni idea, pero tiene futuro. Es un deporte mucho más barato que pagar un gimnasio. Excepto si arrasas el Decathlon antes de hacer un mísero calentamiento, claro. Debido a esto, solo me queda lanzar un grito de ayuda en nombre de todos esos sufridos animales: Adopta el perro de un runner. Él no lo haría.
Jajajaja jo si, yo a veces hasta me siento mal porque no corro. Me parece que soy la única xD pero no sé, no me gusta naaaaada. Y basta que esté de moda pa que me guste menos :P
P.D me alegro de que hayas abierto otra vez los comentarios :)