Historias para contar: el día que perdí el tupper
Alguien dijo alguna vez que a quien madruga Dios le ayuda. Conmigo tiene faena pues cada día me levanto muy temprano. Los viernes además me levanto más temprano aún. Esto es: las cinco y media de la noche. Porque aunque no lo creáis a esas horas aún no es de día. Esto me ha permitido algunos lujos como por ejemplo conocer al tipo que pone las calles. Se llama Jacinto y es muy simpático. Hace un trabajo muy poco valorado por la gente, pero si esta gente no estuviera ahí poniendo calles, no podríais ir al trabajo. «Oh qué pena» – oigo de fondo. Pues sí. Estos madrugones se deben a que trabajo lejos de casa, no en Laponia como le gustaría a alguno de la CEOE, pero sí a hora y media de Cercanías. Que si vas en Cercanías parece más, y resulta que sí. Es más. Van con tanto retraso que para conseguir luchar contra su impuntualidad han decidido tomar una decisión drástica: retrasar todos los relojes. Unos genios.
En resumen, que madrugo mucho. Un día entre semana a esas horas, cualquiera podría pensar que la calle está desierta y que no hay nadie. Pues no. Hay mucha gente a esas horas por la calle. Todos salidos de un capítulo de The Walking Dead, eso sí. Miradas perdidas, andares patosos… Los podrías confundir con sonámbulos si no fuera porque no llevan el pijama puesto. Yo también me uno a la marcha de los dormidos vivientes como buenamente puedo cargando conmigo mi bandolera con lecturas para el viaje y… La mochilita del tupper. El símbolo del trabajador del siglo XXI.
Todo va según lo previsto. Como cada mañana al arrancar el tren todos los pasajeros nos ponemos en fila india y bailamos el Thriller. A pesar del sueño, a esas horas aún tienes algo de fuerzas para marcarte un buen baile. Otra cosa es lo que pasa luego una vez ha pasado la jornada laboral. Mi trabajo no es físico, pero sí mental; con lo cual después de las horas de faena si sumamos falta de sueño a esfuerzo mental la cabeza no está para muchos trotes. Una vez a esas horas me preguntaron que cómo me llamaba y les contesté que las tres y cuarto, las dos y cuarto en Canarias. Así que funciono como un autómata: me como el arroz, guardo el tupper con los restos y los cubiertos y salgo del trabajo para dirigirme a la estación para volver a casa. Con el tupper en la mano, no creáis que lo he perdido… Aún. Que doy muchas pistas en el título del post.
La pregunta es, ¿lo cogí? Yo estaba convencido de que sí. Subo al tren, me acerco a un asiento libre, suelto la bandolera y con la mano izquierda hago un gesto de dejar el tup… ¿Un momento? ¿Y el tupper? ¿Ha desaparecido? No me comí todo el contenido, pero en media hora tengo mis más que razonables dudas de que se hayan creado microorganismos capaces de hacer suficiente fuerza para llevarse el tupper a su guarida. ¿O es una nueva estrategia de las hormigas? Aprovechar momentos de sueño del respetable y zas, llevarse el bolsito con la comida hasta un lugar seguro. ¿Quién no ha visto nunca un tupper caminar solo por la calle? Yo sí, cuando tengo mucho sueño.
El caso es que me asomo a la puerta del tren, miro el banquito y allí no estaba el tupper. Miro el suelo y tampoco. ¿Se suicidó mi tupper y se lanzó al tren? ¿Hubo un amante de lo ajeno que se llevó mi tupper mientras yo escribía chistes malos en una suerte de karma universal sin precedentes? ¿Los tuppers marchan de casa cuando cumplen cierta edad? ¿Estaba harto de contener comida y quiso que alguien le pusiera vibradores dentro y marcharse a un tuppersex? Todas esas dudas recorrieron mi cabeza en esos pequeños instantes en los que desapareció de mi vista la pequeña mochila. Pero nunca más pude saber de ella. El tupper voló y abandonó el calor del hogar. El tupper se emancipó. Antes de los 30, todo un logro.
Moraleja: Dormid bien. Dormid vuestras horas. Estos despistes no pasan con los cinco sentidos. Eso sí, el baile del Thriller lo tengo controladísimo a estas alturas.
Moraleja 2: ata la bolsa del tupper a tu otro bolso y así no se pierde ni de coña. xD
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Uff, pero llevarlo atado es un coñazo. Yo lo llevo siempre en la otra mano y nunca lo había perdido hasta ahora. El problema es ir sobao, si no voy así mi yo paranoíco no permite que pierda cosas :P
Ea ea Morri, piensa que ahora tu tupper será feliz viviendo con otros tuppers, teniendo conversaciones de tuppers como «pues yo mayormente solía llevar tortilla de patata» o «pues yo jamón de jabugo» (y es que hay tuppers y tuppers) y haciendo cosas de tuppers, y algún día encontrará otro tupper especial y tendrán tuppercitos, como los que te dan en el chino para la salsa agridulce.
Aquí te dejo un video para que lo escuches imaginando tu tupper brincando entre los matojos, persiguiendo trozos de bocata y burlandose de las pelotillas de papel de plata.
http://youtu.be/ISWOrI0WaLs
Sun salud☼.
¡Es perfecta esa canción! Ahí está el tupper brincando y saltando por una pradera verde mientras el viento mece la hierba común. Y luego abre un mantelito, lo coloca en el suelo y… ¡El muy cabrón se abre a sí mismo, saca MI comida y se LA COME!
«¿Los tuppers marchan de casa cuando cumplen cierta edad?» Eres increíble xD No sé como no te pagan por esto. Saludos, morri :D
Muchas gracias LilyE :$ ¡Me voy a sonrojar! Y es para pensárselo lo que dices :P
Genio!
Chato, eso va ser que te lo chorizaron como a una compi mía de curro. Y sí, también se lo robaron en el andén del cercanías, se giró un momentó y cuando se dio cuenta la Valira y su contenido habían volado…A mí no me roban porque siempre llevo los tuppers en una bolsa del Mercadona o similares, es cutre, pero funciona. Y cuanto más arrugada esté la bolsa menos ganas de robártela les entrará.
Pues también puede ser, iba tan grogui que cualquier cosa me la creo XDDD Estaba mirando mi móvil así que era fácil que me despistara. Pero bueno, también pude dejármelo y alguien volara hacia él deseoso de mis restos de comida. Pero sin duda, yo sigo pensando que mi tupper voló solo que ya tenía edad de ir todo el día colgando de la mano de papá.
A mi nadie me quita mis buenas horas de sueño… ni los tuppers jaja
Morri, yo estuve esta semana en Valencia y creo que vi a tu tapper viendo una falla en la que salían la Duquesa de Alba, Angela Merkel y Rita Barberá (podía ser cualquiera porque estas tres salían en todas). Me pareció que se acercaba peligrosamente al fuego… Tal vez a estas alturas ya no está entre nosotros. Reza por su arroz. un abrazo.
No me cabe duda. Esas tres grandes mujeres de la vida pública seguro que llevan tupper a sus puestos de trabajo (la Duquesa trabaja aunque no lo parezca) ya que necesitan ahorrar esos eurillos que la cosa está muy mala y no están para comer en el Ritz cada día. Su tupper de caviar con paté de fuá que te puá cuqui y más felices que un cuenco. Así que sí, rezo por él , pobrecico, vaya compañías.