¿Por qué los niños vienen de París?

Si hay una cosa que a mí siempre me ha fascinado es la capacidad de los padres para mentir a sus propios hijos. Los niños crecen en un mundo de mentira en el que nada es verdad, Papá Noel, los Reyes Magos, Leticia Sabater… Nada es real. Se supone que se hace para evitar a los niños el mal trago de saber tan pronto lo mal que está el mundo y la mierda que se van a encontrar. Es cierto, ¿pero son necesarias tantas mentiras?

A mí la que siempre me ha llamado la atención es la de que los niños vienen de París. Es curioso, sobre todo porque en Australia cuando piden un hijo les deben de tardar la tira. Que ahora lo de las comunicaciones está bastante mejor, pero no me imagino un aborigen en el año 0 pidiendo un hijo por correo urgente a París. “Oiga, que queremos descendencia (todo esto dicho en aborigen) y a ver si vais un poco más rápido”. Y claro los de EjaculéVous (la variante de Correos francesa) iban de culo: “No tenemos más tiempé, que estáis en el quinto pinóoo”.

Total, un follón. Todo eso para tener un hijo. Yo creo que realmente estas mentiras las creó alguien con mucha idea. Sí, porque los niños tienen tendencia a traumatizarse. Los mayores no tanto, ¿pero los niños? “Ay, es que le puede dar un trauma infantil”. Los traumas o son infantiles, o ni son traumas, ni son ná tú. Así que lo que yo creo es que eran para evitarles el trauma y shock tan duro de saber que sus padres fornican, o fornicaron algún día. Sí, queridos lectores, vuestros padres también. Y ahora diréis: “Aargghh ¡qué asco! Mis padres follaaaando pueerjj”. Mientras antes lo asuméis mejor, sí, vuestros padres lo hicieron, como mínimo una vez, y es más, lo hicieron más veces para vuestros hermanos, así que señal de que les gustó.

Por lo tanto, esas cosas las aprendes de mayor. Hay gente que a los tres años ya saben perfectamente que los niños salen de la barriga, pero no todo el mundo es tan espabilado. Supongo que habréis visto El Milagro de P. Tinto, y si no la habéis visto, ya la podéis alquilar en el videoclub Emule, ese de la esquina. En esa peli, los protagonistas pedían a la cigüeña un niño, y se dedicaban a hacer ruido con los tirantes para fornicar. En fin, un delirio que nos hace pensar en lo peligrosas que son las mentiras para los niños. Luego se hacen grandes, se vuelven tontos del culo, y claro, no saben como se hacen los niños. Eso sí, si son del nivel intelectual que los protagonistas de esa peli, mejor que no tengan hijos, y así empezamos a hacer un poco de selección natural…

Total, que lo que en realidad la gente enseña a los críos, o enseñaba, era que los niños los traía una cigüeña directamente desde París. Supongo que tendrían unas cuantas cigüeñas en nómina porque sino, una sola, iba de culo. Ya me dirás, ya puede volar rápido la cigüeña, más o menos a la velocidad de los renos de Papá Noel… En fin, y os preguntaréis, ¿por qué París? Y no por ejemplo, no sé, ¿Transilvania? Claro, eso sería si fuésemos todos vampiros, pero no es así. Todos venimos de París. ¿Por qué? Pues está claro, es una clara alegoría a la segunda persona del plural del presente de indicativo del verbo parir. Vosotros Vosotras París.

Y ahí está la verdad, en esa parida tan grande. Los niños vienen de París porque simplemente coincide con el verbo que da lugar a esos bellos nacimientos. Ya sabéis, no te acostarás sin saber una tontería más. Por cierto, espero que París Hilton no se sienta ofendida por este post, por ahora, aunque muchos quieran, no la preña todo el mundo para tener hijos…